Como el tiempo no se detiene, nadie será joven por siempre, por más que las empresas dedicadas a la belleza física nos bombardeen con anuncios comerciales sobre cremas fabulosas e inyecciones milagrosas, pero el reloj biológico es imparable, y por ahora, no hay forma de ponerle un alto a un proceso progresivo natural.
Aunque es un hecho confirmado por la ciencia que todos envejecemos desde el mismo día en que nacemos, las estrellas de Hollywood tienen la equivocada idea de que ellos tienen una fuente de la eterna lozanía escondida en alguna parte de sus lujosas mansiones en Los Ángeles.
Arnold Schwarzenegger y otros colegas suyos (Bruce Willis, Denzel Washington, Liam Neeson, Sylvester Stallone y Harrison Ford) piensan que las hojas del calendario no pasan por sus mortales organismos.
Por eso, están seguros de que hasta el final de sus días podrán encarnar en la pantalla grande a héroes de acción.
Esa es una enfermedad, la vanidad más radical e irresponsable, que también, de seguro, van a sufrir, tarde o temprano, intérpretes que igualmente ruedan filmes de aventuras, como Hugh Jackman o Will Smith. Ya les llegará esa crisis de no admitir que están viejos y van a participar en proyectos no aptos para su edad.
NO ES ACTOR
Si no fuera suficientemente patético ver a Arnold Schwarzenegger querer salvar al mundo, otra vez, en Terminator: Génesis (2015), el asunto se pone aun peor cuando insiste en que puede dedicarse a la actuación, luego de que terminó su ciclo político como miembro activo del Partido Republicano de Estados Unidos (fue gobernador de California entre 2003 y 2011). Gracias a Dios no puede aspirar a ser presidente de Estados Unidos.
Este caballero, que ha participado en 54 producciones, solo ha sido un actor sobresaliente en tres ocasiones: en The Terminator (1984), en su continuación Terminador 2: Judgment Day (1991), ambas del director James Cameron, y en Total Recall (1990), de Paul Verhoeven.
Podemos discutir cuál de los dos largometrajes a cargo de James Cameron es el más sobresaliente (yo me quedo con la rodada en la década de 1980), pero lo comprobable es que el resto de la filmografía del señor fortachón de origen austríaco es una soberana inmundicia.
Ejemplos de basura cinematográfica, responsabilidad de Schwarzenegger, son Red Sonja (1985), Kindergarten Cop (1990), The Action Hero (1993), Batman & Robin (1997), End of Days (1999), más un largo etc.
Mientras que están en la categoría de títulos aceptables Predator (1987) y Terminator 3 - Rise of the Machines (2003). Y paren de enumerar, pues no se puede incluir en este paquete la Terminator Salvation (2009), protagonizada por Christian Bale y filmada por McG.
VIAJE EN EL TIEMPO
Entre 2011 y 2014, a Arnold Schwarzenegger le fue imposible participar como protagonista en una cinta que fuera taquillera en casa o fuera de las fronteras de Norteamérica o a nivel global o en cualquier país de la Tierra.
Los 305.4 millones de dólares de recaudación mundial de The Expendables 2 (2012) y los 206.1 millones de dólares de The Expendables 3 (2014) fue una misión de un elenco coral liderizado por Sylvester Stallone, donde Arnold Schwarzenegger era uno más en el cartel.
Por lo que el ego de Schwarzenegger estaba bastante golpeado, cuando es él quien está costumbrado a moler a golpes a los demás. “¿Qué hago?”, pensó el fisiculturista, y se le ocurrió una “idea brillante”: “Voy a hacer Terminator”.
Respuesta acertada, en teoría, pues entre las tres primeras entregas se alcanzó una boletería alrededor del planeta de 883 millones de dólares. Dejando por fuera los 371.3 millones de dólares obtenidos en total por la Terminator Salvation, por aquello que no estuvo presente Arnold Schwarzenegger.
Parece una cantidad ridícula por estas fechas si otra secuela de ciencia ficción como Jurassic World (2015) por sí sola la película sobre dinosaurios ha alcanzado los mil 272 millones de dólares o bien otra continuación reciente como Avengers: Age of Ultron (2015) lleva mil 372 millones de dólares en venta de tiquetes, pero si las entradas de la trilogía de Terminator costaran lo de hoy en el Primer Mundo (entre 8.12 dólares y 16 dólares), entre las tres historias sobre robots y seres humanos que viajan en el tiempo, los números subirían a mil 446 millones de dólares.
SEÑALES DE ALARMA
Que filmen más de tres trailers de una superproducción de Hollywood como Terminator: Génesis (Terminator: Terminator Genisys), del realizador Alan Taylor (ha dirigido capítulos de Juego de Tronos), ya debe preocupar.
Por un lado, porque cada avance te va contando más de la cuenta sobre su argumento, y porque además hay una obsesión por mostrar las escenas cumbres. Si eso hacen, ¿para qué el espectador debe ir al cine si ya sabe más o menos todo?
También debe despertar las alarmas de emergencia cuando en un guion el personaje central dice tres o cuatro veces como si fuera un mantra: “Soy viejo, no obsoleto”, parlamentos que repite el Guardián (Arnold Schwarzenegger) hasta provocar una enorme pena ajena.
Ni la máquina que cuida a Sarah Connor (una Emilia Clarke, de Juego de Tronos, que está lejos de estar al nivel de Linda Hamilton) ni el robot, perdón, Arnold Schwarzenegger que lo encarna, están convencidos de que pueden ser creíbles ante la audiencia y con esa inseguridad tienen la desfachatez de querer convencer a la platea que un señor de 68 años (Arnold los cumple este 30 de julio) puede él solo eliminar a los más indestructibles de los villanos, sin siquiera despeinarse.
El director Alan Taylor hace un trabajo tan mediocre y repetitivo que, sin saberlo, y por ende, sin intención alguna, parodia a las dos entregas de James Cameron, cuando trata de darle “otro toque”, en querer “rejuvenecer” un producto audiovisual que no necesita de eso para seguir siendo funcional.
Si no me creen vean de nuevo las estrenadas en 1984 y 1991 y descubrirán que han pasado de maravilla la prueba del tiempo.
Otros que dan vergüenza son los escritores Laeta Kalogridis y Patrick Lussier, los que están seguros (pobrecillos) de que han elaborado con Terminator: Génesis uno de los más extraordinarios guiones del séptimo arte industrial.
Este par de irresponsables piensa que con frases seudo complicadas, con supuestos giros sorpresivos argumentales, creando una máquina de destrucción masiva demasiado parecida al T-1000 de Robert Patrick (versión asiática, wao, el gran cambio), desarrollado de manera torpe la historia en tres épocas diferentes y al convertir un héroe en un villano (¿no recuerdan que eso a la inversa fue lo que ocurrió en Terminator 2?) han hecho algo parecido a esa obra maestra como la Inception (2010) de Christopher Nolan.
En ese orden de ideas, ¿cuándo se van a cansar de destruir Estados Unidos el sector más empresarial de Hollywood? ¿No hay otra forma de cautivar que no sea destruyendo todo una y otra vez?
Encima, los insensatos de Kalogridis y Lussier dejaron abierta para una sexta entrega. De seguro que el dúo está esperando que después de Terminator: Génesis los inviten a ser jurados del Festival Internacional de Cine de Sundance.
MEJORES LABORES
No estoy en contra de que actores maduros encarnen a hombres invencibles que den la cara por la decencia y que son productos cinematográficos años luz superiores a Terminator: Génesis: Skyfall (2012), El Justiciero (2014) y Una noche para sobrevivir (2015).
En Skyfall, el director Sam Mendes presenta a un James Bond (Daniel Craig), humano, ineficaz, sombrío, en retirada, pero con el ímpetu necesario para eliminar a los villanos de rutina.
En El justiciero, Denzel Washington (llega a los 61 años en diciembre venidero) es un retirado agente de la CIA que acaba, literalmente, de raíz con un segmento de la mafia rusa, para defender a los inmigrantes de la clase trabajadora que son explotados por estos bellacos.
Aunque el final es demasiado fantasioso y exagerado hasta para una película de acción supuestamente “realista”, el resto de la cinta de Antoine Fuqua es potente e intensa en sus planteamientos, al trasladar las características de un héroe del cómic tipo Batman a un plano urbano.
Mientras que en Una noche para sobrevivir, Liam Neeson, de 63 años, es un venido a menos miembro de un clan criminal que logra desarticular a un sector de la mafia irlandesa en nombre de salvar a su familia, todo en una sola noche.
En esta producción, el realizador Jaume Collet-Serra, usando los recursos propios del western y de la novela negra, brinda un espectáculo creíble en la medida de lo posible en esta clase de proyectos, irradiando, eso sí, mucha emoción y tragedia por partes iguales.
Si, además, quieren ver una muestra reciente de lo que es una secuela sobre un futuro apocalíptico sustanciosa deben buscar Mad Max: Fury Road (2015), de George Miller, quien de paso confirmó que hará Mad Max: The Wasteland en el año 2017.
En resumen, sí, Arnold Schwarzenegger usted está demasiado viejo y obsoleto para cargar con el peso de una película de este tipo, aunque a él eso le importe poco, pues ya amenazó que seguirá en el oficio de la actuación. Por eso, será el estelar de The Legend of Conan (aún no hay fecha de estreno y de eso se está hablando desde el 2012). ¡Qué triste engañarse a sí mismo de esa manera!
De allí que Arnold Schwarzenegger me hace recordar un pensamiento del médico e intelectual español Santiago Ramón y Cajal: “Se conocen infinitas clases de necios; la más deplorable es la de los parlanchines empeñados en demostrar que tienen talento”.
¿Cuál es la mejor de las Terminator entre las cinco entregas? ¿Qué opinan de Terminator: Génesis?
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