Cadena perpetua para director Michael Bay



No sé qué es más preocupante, que Transformers 4: Age of Extinction sea una de las más despreciables películas industriales de 2014 o que sea un hit en la taquilla mundial con 761 millones de dólares.

Seamos claros como el agua. Michael Bay nunca ha firmado un largometraje respetable al 100%, de esos que puedes ostentar en una reunión de amigos creídos. Lo más parecido a una cinta suya que valga la pena es Sangre, sudor y gloria, y pare de contar.

Seguro que se ha hecho cargo de producciones rentables como Armageddon o Dos policías rebeldes. Nadie objeta que su saga sobre los Autobots y Decepticons ha acumulado 2 mil 500 millones de dólares, pero Bay está destinado a nunca ganar un premio Oscar como mejor director, salvo que se lo robe.

Quizás, en público, proclame que no le importa esta clase de felicidades mediáticas, que lo suyo es tener el aprecio de la audiencia que va a las salas de cine del planeta, pero da la casualidad de que solo obtuvo el respaldo del 57% de los espectadores en Estados Unidos que vieron Transformers 4: Age of Extinction.

Los críticos han demolido a golpes a Transformers 4. El cínico de Michael Bay, de 49 años, dice que su nueva bazofia es épica, ¿será que le regalamos un diccionario para que entienda el concepto? Aunque se le dé este presente no lo va a aceptar, ya que lo suyo no es leer nada complicado.

Esta película, en la que laboraron más de 4 mil personas de diversos oficios, se estrenó inicialmente en Hong Kong, lo que deja en evidencia la importancia que cada vez más tiene China para Hollywood. Por ejemplo, la tercera entrega de la serie, Transformers: Dark of the Moon, recolectó mil 100 millones en la taquilla global, de los cuales 165 millones fueron de China (donde hay más de 20 mil salas), que ha pasado a ser el segundo o tercer mercado más consumidor de cine de Hollywood después de Norteamérica, y eso que la censura limita mucho la llegada de películas de la llamada Meca del cine.

De las cuatro entregas, Transformers 4: la era de la extinción es la peor de todas.

El primer episodio me pareció ameno. Hasta Shia LaBeouf, que carece de toda capacidad interpretativa, me pareció aceptable. La bella Megan Fox hizo hasta lo imposible para hacernos creer que actúa y un elenco de gente responsable que sí supo hacer su trabajo como John Turturro y Jon Voight.

Este inútil regreso de los robots a la pantalla grande tuvo un presupuesto de 210 millones de dólares. Con este dineral, y los deprimentes efectos especiales, uno puede pecar al preguntarse qué hizo Michael Bay con tantos recursos si las explosiones dan risa, si el vestuario parece sacado de una tienda de segunda y si las escenas recreadas por ordenador parecen elaboradas por un pequeño de dos años.

A otro que se le debe abrir una causa penal es al guionista Ehren Kruger. Sé que cuando uno compra una entrada para ver una secuela, encima una cuarta parte, que además está en el casi siempre fraudulento recurso de la tercera dimensión, inspirada en juguetes de la casa Hasbro, que trata de robots extraterrestres, entiendo que no va a ser una historia relevante, pero lo de Transformers 4 es una basura tóxica.

Kruger creó diálogos tontos, chistes idiotas y subtramas absurdas. Su propuesta que el Gobierno estadounidense crea sus propios autómatas es el recurso más trillado dentro de la ciencia ficción.

Su argumento está plagado de personajes estereotipados. Está el padre sobreprotector, inventor fracasado, mecánico dado a coleccionar chatarras y viudo, encarnado por Mark Wahlberg. Le acompaña Nicola Peltz, que hace de su hija, que posee tantas funciones en la trama como la tiene un florero roto en una sala nueva.

En esta ocasión los actores de soporte dan ganas de comprar un bate de béisbol, y no necesariamente para aspirar a ingresar a las Grandes Ligas. Espero que los experimentados Stanley Tucci y Kelsey Grammer reciban una paga jugosa, porque no encuentro otra razón para que estén involucrados en este bodrio.

También fue una pésima iniciativa presentar a un estilizado Optimus Prime, que de caballero valeroso termina siendo un ser con graves problemas de identidad. Además, darles personalidades cliché a los otros robots fue aún más insensato.

Encima, Transformers 4 dura interminables 165 minutos. Es un delito producir una producción tan aburrida y extensa. Si le sumas los 20 minutos de anuncios comerciales más los avances de futuras películas, uno está en la sala más de tres horas y media. No hay perdón por lo que hacen a los consumidores de cine.

Espero que tanto Ehren Kruger como Michael Bay y los demás responsables de Transformers 4 reciban muchas nominaciones a los premios Razzie y que se lleven unos cuantos a casa.

El cínico de Michael Bay, jurando que ha hecho algo fuera de serie, ha proclamado con descaro que está orgulloso de Transformers 4 y que es la clase de películas que les mostrará a sus hijos. ¿Cómo un padre puede hacerle tamaño daño cerebral a miembros de su propia sangre? Si no respeta a los suyos, menos al resto de la humanidad, y por eso amenazó con que habrá dos visitas más de estos robots que se transforman en autos a las salas. Que Dios nos agarre confesados.

¿Cuál de las entregas de Transformers es la mejor y cuál es la peor de todas? ¿Qué les pareció Transformers 4: Age of Extinction?

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