Los métodos de encontrar información de las personas no es nada nuevo en este mundo, cualquier dictadura, de izquierda o derecha, militar o civil, lo ha hecho, como también ha ocurrido en cualquier gobierno democrático occidental. La novedad hoy día es que se lleva a cabo a través de la internet y el resto de los dispositivos electrónicos que todos andamos apurados en adquirir y usar.
¿Hay alguna comunicación segura a través de la internet? No. ¿Mandar o recibir documentos, imágenes y audio por celular o desde una computadora es seguro? Tampoco. ¿Existe la máxima seguridad en estos tiempos modernos? Para nada. ¿La internet es libre? Ni lo sueñe. ¿Se puede controlar y saber la información tanto de individuos como de países? Sí.
Eso queda demostrado con la dramática y brillante Citizenfour, ganadora en el 2015 en la categoría de mejor documental en los premios Oscar, Bafta, Gotham y del Sindicato de Directores de Estados Unidos.
VERDADES INCREÍBLES
En 2006, la directora Laura Poitras entró en una lista secreta del Gobierno de Estados Unidos por hacer una película sobre Irak: My Country My Country (2006), nominada al Oscar. Su siguiente proyecto fílmico fue acerca de los presos en la base de Guantánamo, titulada The Oath, que recibió vítores en el Festival de Cine de Sundance.
Citizenfour es el último capítulo de su interesante trilogía sobre la unión americana postataques terroristas del 11 de septiembre.
Un día se comunicó con Poitras, vía correo electrónico, un analista de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, quien le preguntó si quería información sobre cómo se violaba la privacidad ciudadana en la unión americana y si estaría dispuesta a seguir adelante con la pesquisa tomando en cuenta los riesgos que podía correr. El mensaje lo firmaba citizenfour, seudónimo de Edward Snowden.
En un correo electrónico de enero de 2013, Laura Poitras le pregunta a Snowden por qué la eligió a ella y le responde que la propia Poitras se eligió sin saberlo.
¿Por qué? Laura Poitras ha experimentado una férrea vigilancia de parte de estamentos de seguridad de Estados Unidos por sus películas comprometidas y Snowden le confirma que ella como realizadora incómoda, y el resto de toda la sociedad, está bajo la mira: cada llamada, correo y palabra que se comparte desde un ordenador o un teléfono está en manos de un sistema cuyo alcance es ilimitado, y le explica que esa especie de policía secreta tecnológica puede minar a la democracia de Occidente, y que por esa misma razón era necesario, y hasta obligatorio, llevar a cabo un documental sobre este tema.
¿MEDIDAS LEGALES?
La extraordinaria Citizenfour le recuerda al espectador que la sociedad de hoy está vigilancia por las agencias de inteligencia de los países más poderosos y que es fácil descifrar sus secretos y su vida entera si los ha compartido por internet, no importa si tiene la contraseña más elaborada, aunque haya sido una sola llamada emitida desde el celular más moderno o barato.
William Binney, un ingeniero y matemático, informa en esta producción que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos comenzó a espiar a todos en Estados Unidos tras los ataques terroristas en Nueva York y Washington.
Se trata de leer y analizar millones de comunicaciones al día, desde mensajes de texto, pasando por búsquedas en Google o Yahoo, así como órdenes de compra en Amazon y registros bancarios, es decir, todo, confirma Binney.
Mientras que Jacob Appelbaum, experto en seguridad en Wall Street, agregó en Citizenfour que a cualquier estadounidense le pueden seguir sus pasos a través de sus tarjetas de crédito, y con ello pueden saber las rutas que usa en el metro, cuándo hace compras, dónde y qué compra...
¿Piden una orden judicial o van a un tribunal para autorizar esta medida de manera previa? De acuerdo con Citizenfour eso casi nunca ocurre.
PREGUNTAS SIN RESPUESTAS CLARAS
¿Se puede llevar a juicio a los responsables? Los entrevistados en esta película de Laura Poitras plantean que una persona en Estados Unidos lo puede hacer, pero el litigio puede tardar años y quizás nunca resolverse.
¿Sirve de algo tener la más elaborada y complicada contraseña? Edward Snowden le dice a Poitras que para un experto en la materia le tomará segundos ingresar a cualquier cuenta individual y que es cuestión de minutos ingresar a los más sofisticados sistemas de comunicación de organizaciones y empresas públicas y privadas.
Snowden le confirma que sin mayor dificultad pueden seguir los pasos a mil millones de teléfonos en cuestión de minutos. Sí, eso ocurre mientras usted lee este texto.
La Ley Patriota, comenta Snowden, permite al gobierno de la unión americana tener poderes para obtener los registros de todos, si hay la más mínima y remota sospecha que un ciudadano está vinculado con un grupo terrorista.
Snowden comparte en la película Citizenfour que todo se “reduce al poder del Estado contra la capacidad del pueblo para oponerse significativamente a ese poder” y que a personas como a él le pagan por diseñar métodos “para ampliar ese poder del Estado”.
Snowden opina que la administración de Barack Obama no cumplió con todas las promesas de campaña que el hoy presidente hizo en cuanto a formas de obtener información en nombre de la seguridad nacional.
En opinión de todas las fuentes presentes en Citizenfour se trata posiblemente del mayor ataque a las libertades civiles en Estados Unidos desde su fundación.
Citizenfour, de Laura Poitra, deja a la audiencia preocupada, casi paranoica, cuando Edward Snowden le comparte que no solo Estados Unidos o Alemania están tras usted, sino que también hay empresas de telecomunicaciones que están traicionado la confianza de sus clientes.
Poitra presenta un largometraje que bien podría ser una película de ficción de espionaje y de acción política, su historia podría ser parte de un drama policíaco o un thriller periodístico, aunque lo que preocupa a la audiencia es que lo planteado en Citizenfour es realidad y no la imaginación de un entusiasta guionista de Hollywood.
En 2014, miembros del equipo de Citizenfour se encuentran cara a cara con Snowden. Hablan entre cortado y las partes delicadas de la conversación no las dicen en voz alta sino que las escriben en un papel porque temen que son vigilados de las formas más increíbles, cada quien lee la parte del otro y luego destruyen lo leído. Esa es la forma moderna de charlar sin ser espiados por los gobiernos que se definen como democráticos y justos, gobiernos que deberían proteger la libertad de expresión de sus ciudadanos.
¿Qué opinan de lo planteado en Citizenfour? ¿Edward Snowden es un espía o es un denunciante? ¿La información suministrada por este especialista es de interés público o es secreto de Estado? ¿Snowden recibirá algún día en Estados Unidos un juicio más político que judicial?