Por varios motivos, es emocionante ver en la pantalla grande una película como Hands of Stone (Manos de Piedra), escrita y dirigida por Jonathan Jakubowicz.
De salida porque tiene como protagonista al deportista panameño más grande de todos los tiempos: Roberto Durán.
De igual manera, es un placer escuchar en su banda sonora más de una canción de uno de los más destacados cantantes y compositores del siglo XX: Rubén Blades.
También es interesante que una producción hable sobre cómo se pueden cumplir los sueños de un latinoamericano que nació entre la pobreza, y además, que se dé el tiempo de explorar las delicadas relaciones políticas y sociales entre Panamá y Estados Unidos.
De igual forma es grato ver actores istmeños y personal técnico nacional que integren este proyecto.
CINE Y DEPORTES
Hay películas sobre figuras deportivas que no funcionan en lo racional, aunque en lo emocional sí capturan el corazón del espectador porque hablan de hombres y mujeres, que tras múltiples sacrificios logran alcanzar el triunfo, la fama, y en ocasiones, hasta la inmortalidad.
Así ocurre con Hands of Stone. Aunque es un largometraje rutinario, uno se emociona porque la vida real de Durán es tan poderosa y fabulosa, que uno deja de lado que su versión cinematográfica sea corriente en sus planteamientos.
Los pocos largometrajes vinculados con deporte que vale la pena ver, casi todos, tienen que ver con el boxeo. Quizás porque es una historia que para el cine funciona a las mil maravillas: dos hombres se enfrentan en un cuadrilátero.
Mientras que en el football americano, el rugby, el béisbol o el baloncesto hay mucha gente de por medio.
PIERDE POR NOCAUT ANTE LA CRÍTICA
A Hands of Stone los críticos de cine en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido la han triturado, lo que se traduce en que es casi imposible que sea nominada al premio Óscar en categorías principales como habían pronosticado algunos de sus responsables (el único con chance sería Robert De Niro), salvo que la nominen a una estatuilla dorada en renglones técnicos.
No es un asunto que a unos críticos sí les gustó bastante y a otros un poco menos, como para decir que la pelea llegó a una decisión dividida al final de 12 asaltos.
En esta ocasión la decisión fue unánime: ningún conocedor cinematográfico de periódico o revista destacada le puso una A, mientras le pusieron una B – medios como el Chicago Sun-Times, el Wall Street Journal y Boston Globe.
La mayoría calificó a Manos de Piedra con una D o con una F como hicieron The Hollywood Reporter, Variety, New York Post, Rolling Stone, The New York Times, Entertainment Weekly, USA Today, The Washington Post...
Dos conocidas páginas web especializadas en cine y televisión, que agrupan los comentarios de los conocedores en Norteamérica y el Reino Unido, dieron su fulminante veredicto: rottentomatoes.com le dio a Hands of Stone un 46% de un total de 100 (una F) y metacritic.com le otorgó un 55% de 100 (otra F).
BOLETERÍA
Del renglón económico se encargan los astutos de la Weinstein Company, responsables de su distribución.
Hands of Stone se estrenó el viernes 26 de agosto en Norteamérica, Panamá, Israel y Singapur. Toca esperar el lunes para saber cómo le fue en boletería.
De acuerdo con la página especializada imdb.com, esta producción tiene estreno asegurado en el mes de septiembre en Grecia, Polonia, Croacia, Noruega y Bulgaria.
No hay registros de cuándo llegará al resto de América Latina, donde Durán es un merecido ídolo.
De acuerdo con imdb.com, Hands of Stone tuvo un presupuesto de 20 millones de dólares, sin incluir los varios millones invertidos para su promoción en la Unión Americana.
MOTIVOS
¿Es tan menor Hands of Stone como señalan los críticos estadounidenses? No. ¿Es una producción sobresaliente? Tampoco. ¿Entonces? Es una película regular y rutinaria.
Comparto mis razones.
En nombre de abarcar mucho cayó en la debilidad y en la tentación de ofrecer demasiadas subtramas que rivalizan con el argumento único y principal: el ascenso, la caída y el regreso de Roberto Durán.
2. Hay más de un protagonista.
Se entiende que alrededor de Durán hay muchas figuras de valor como Ray Arcel, Sugar Ray Leonard y Carlos Eleta, un trío de personajes que dentro de la historia gritan porque pronto un productor se embarque en hacerles sus respectivos, y merecidos, spin-off. Pero no hay que perder el norte de que el principal debió ser siempre Durán.
3. Enfoque disgregado.
La trama debió girar sobre alguno de estos ejes temáticos: la relación de Durán con Arcel (interpretado por Robert De Niro), Durán con Eleta (encarnado por Rubén Blades), Durán con Leonard (entró en su piel Usher Raymond), Arcel y su defensa del deportista y el boxeo, o cómo la mafia contaminó el boxeo.
¿Por qué lo digo? Los momentos más altos de Hands of Stone se registran precisamente cuando el Roberto Durán ficticio interactúa con estos personajes.
4. ¿Por qué cae tantas veces el ritmo de esta película?
Porque en el loable afán de no dejar nada por fuera de la vida de Durán, el realizador Jonathan Jakubowicz se esmera en la misión imposible de presentar demasiados aspectos de la infancia y la adolescencia del deportista.
5. Personajes secundarios que rivalizan con el estelar.
Aunque en principio es válido, también Hands of Stone se dispersa porque le brinda mucho metraje a la relación del boxeador con Cándido Díaz (a Chaflán lo recrea Óscar Jaenada) o Plomo Espinosa (Pedro Pérez), que no descarto hayan sido claves para su desarrollo, pero el cine es precisión.
6. El cine no puede contar en dos horas (105 minutos en el largometraje que nos ocupa) una vida tan llena de aristas como la de Roberto Durán.
Por eso, los conocedores del boxeo dirán que faltó esto o aquello dentro de su carrera deportiva y seguro que sí hubo vacíos por llenar, pero para poder narrar todo a pie juntillas, Durán merece una miniserie compuesta de media docena de capítulos, una iniciativa que podrían llevar a cabo alguno de los canales privados panameños que han demostrado entusiasmo en hacer en el pasado esta clase de productos audiovisuales.
7. El discurso ideológico de 'Hands of Stone', que problamente moleste a un sector de los críticos norteños e incomode a una parte de la audiencia estadounidense (lo que puede afectar su boletería), se hizo con buenas intenciones, pero no es nuevo dentro del cine nacional reciente.
Además, incluir de todas maneras este conflicto, y tantas veces, también colaboró a que Hands of Stone se sintiera por instantes algo larga.
En ese aspecto, este largometraje guarda una cercana relación con Los puños de una nación (2005, Panamá), tanto en lo formal como en lo conceptual e ideológico.
El soberbio documental de Pituka Ortega Heilbron se maneja con más destreza en plantear cómo el devenir deportivo de Durán crea paralelismo con las relaciones, cercanas a la pesadilla, entre Panamá y Estados Unidos.
8. Aunque el director intenta tener su propio estilo, al final no fue capaz, al 100%, de ofrecer un discurso auténtico.
A su película le hace falta una visión personal del relato cinematográfico.
9. 'Hands of Stone' evita los riesgos, quizás para no desagradar a nadie (ni a Durán, ni a sus admiradores ni a los conocedores del boxeo...) y por eso se va por lo seguro.
De allí que en su puesta en escena muestra secuencias que ya hemos visto, más de una vez y con mejor fortuna, por ejemplo, en películas como la saga de Rocky (el actor y guionista Sylvester Stallone se inspiró en parte en la existencia de Durán para crear a su Rocky Balboa).
Es decir, Hands of Stone se estructura de elementos de sobra conocidos en los dramas deportivos: el hambre de triunfo, un pasado lleno de penurias, los excesos cuando se conoce el triunfo, las típicas rivalidades, más los golpes que te da la vida para que vuelvas a tomar conciencia de lo que has logrado y de lo que estás a punto de perder por tu mala cabeza...
10. El andamiaje de la historia necesita de muchas líneas en 'off' (a cargo del personaje encarnado por Robert De Niro) para explicar las acciones y los conflictos de Durán y Arcel, así como una maneras para que la trama siga su curso.
Cabe recordar que el cine debe esmerarse en narrar a partir de recursos visuales y no depender tanto de la narración oral tradicional.
11. No hay aportes al drama deportivo sobre boxeo. El director Jonathan Jakubowicz hizo una labor aceptable, pero no firma una película importante.
Hands of Stone no alcanza a clásicos como The Fighter (2010), de David O. Russell; Million Dollar Baby (2004), de Clint Eastwood, o The Boxer (1997), de Jim Sheridan, o Raging Bull (1980), de Martin Scorsese, o Somebody Up There Likes Me (1956), de Robert Wise o Gentleman Jim (1942), de Raoul Walsh.
12. Sexo innecesario.
¿Qué justificación argumental tienen las escenas de cama en Hands of Stone? Ninguna. Claro que es grato ver el bello cuerpo desnudo de la actriz Ana de Armas (su acento cubano a veces me distraía), y en varias ocasiones, pero en términos justos esos momentos de intimidad no aportan nada a la trama. Simplemente es otro elemento que distrae la fluidez de la historia.
13. Si hay algo difícil, es rodar escenas donde participan muchas personas al mismo tiempo.
Hubo momentos en las escenas de muchedumbre, tanto las del 9 de enero de 1964 hasta las celebraciones por las calles tras los triunfos de Durán, que parecen artificiales.
14. Las actuaciones.
Robert De Niro está a sus anchas. Es un intérprete con espuelas. Cada vez que está frente a la cámara brilla porque sabe hacer su trabajo. En cambio, el control de Edgar Ramírez sobre un personaje tan complicado es inestable. A veces lo tiene bajo su completo dominio y en otras se le escapa de entre los dedos. Ushler Raymond me sorprendió al hacer una buena representación de Sugar Ray Leonard.El Chaflán de Óscar Jaenada es una copia al carbón del personaje de Cantinflas que hizo en 2014.
15. ¿Merecía Roberto Durán una producción de un holgado presupuesto de 20 millones de dólares (por lo menos para la realidad fílmica latinoamericana)?
Por supuesto que sí.
16. ¿Que el séptimo arte debió desde hace tiempo otorgarle un largometraje al Cholo?
Claro que sí.
17. ¿El tono y el alcance de la película Hands of Stone le hacen por completo honor a nuestra gloria deportiva?
No, lo siento.