Está comprobado: voy a ir a ver cine industrial de Hollywood sin mayores expectativas y a partir de ese mecanismo es posible que disfrute más cierta clase de películas hechas para verlas y olvidarlas casi al momento de salir de la sala de proyección.
Me pasó con Jack, el cazagigantes, que fue más entretenida en cuanto forma y fondo que la desigual Oz, el poderoso, del director Sam Raimi, comparación válida tomando en cuenta que ambas son, en teoría, películas de corte familiar y con el fantástico y la aventura como sus puntas de lanza.
Jack, el cazagigantes se une al grupo de producciones de Hollywood que abordan, desde una mirada cada vez más adulta y sombría, los cuentos de hadas y las fábulas infantiles.
Desde ese principio, esta cinta firmada por Bryan Singer, versión bastante libre de una historia del inmortal Hans Christian Andersen, es superior a casos fílmicos recientes del mismo corte imaginativo, como la horrenda Blancanieves y la leyenda del cazador, de Rupert Sanders, y la más que insípida Hansel & Gretel: cazadores de brujas, de Tarsem Singh, inspiradas en relatos de los hermanos Grimm.
No es que esta versión de Jack y los guisantes mágicos iguale a otros ejemplos de cine de aventuras en territorios alejados de lo real como varios títulos a cargo del maestro Hayao Miyazaki, ni que sea mejor que la trilogía de El Señor de los Anillos, aunque sí debo admitir que la pase mejor viendo a esos gigantes hartos de estar presos en las nubes que con El Hobbit: un viaje inesperado, por aquello que visualmente había algo de novedoso en la propuesta de Singer, lo que eché en falta en lo ofrecido por un reiterativo Peter Jackson.
Quizás porque Singer le da un toque de misterio terrorífico a la historia para pequeños, en comparación con la dulzona Oz y el Hobbit reciclado de Jackson.
Ese costado me preocupa, pues este Jack es algo fuerte para chicos menores de 7 años, por aquello que encontré a los gigantes bastante amenazantes, aunque más interesantes que las brujas con problemas de personalidad que deambulaban por la Ciudad Esmeralda.
Otro punto a resaltar. Como ya es costumbre en Hollywood, verla en 3D no aporta mucho al disfrute de este espectáculo simple de moraleja incluida.
Dicho todo esto, cuidado con equivocarse. No es que Jack, el cazagigantes sea maravillosa. Es como escribió el crítico Noel Ceballos de la revista española Fotogramas: “su resultado final está lejos de romper moldes, pero al menos demuestra poseer más alma que propuestas similares [...] a modo de propina, el epílogo más gratificante e imprevisible de la reciente hornada de neocuentos de hadas”.
Ah, conversando sobre adaptaciones fuera de serie de cuentos infantiles, es imperdonable que no vean dentro de la programación de la segunda versión del Festival de Cine de Panamá la española Blancanieves.
El cineasta Pablo Berger hace la mejor adaptación para espectadores con cédula en mano de un clásico infantil de los últimos 20 años. Bueno, esa es otra historia fílmica que les comentaré después, para ser precisos, a partir del jueves 11 de abril, cuando iniciemos la cobertura que les tenemos preparada para los que adoran un cine de ideas, emociones y lecturas múltiples.
¿Ya vieron Jack, el cazagigantes?