La galería de personajes que integran el género fantástico cinematográfico y televisivo es de lo más amplia.
Va desde los dragones de Juego de Tronos, hasta el monstruo de Frankenstein, sin olvidar el ángel de Qué bello es vivir, los espíritus de El viaje de Chihiro, el gorila gigante de King Kong, pasando por los animales que toman vida en Amélie, los elfos de El Señor de los Anillos; los dragones hijos de Daenerys Targaryen en Juego de Tronos y Jack Skellington y su pandilla de Pesadilla antes de Navidad.
Por eso, es difícil ubicar el fantástico dentro del séptimo arte, pues está presente tanto en un drama de terror como Fausto (1926), de F.W. Murnau, hasta en un thriller futurista como Matrix, de Andy y Lana Wachowski.
Hay espectadores que quizás confundan el fantástico con la ciencia ficción y el terror, lo que es de lo más entendible, pues a los tres los une y los separan hilos muy delgados y casi invisibles en términos argumentales y de puesta en escena.
En los tres ocurren situaciones oníricas, misteriosas, mágicas e inexplicables que rompen con los parámetros de la lógica; en cada uno los departamentos de efectos especiales, vestuario y maquillaje son vitales y presentan personajes y conflictos que se pueden enmarcar en lo irreal.
Una manera de distinguirlos, por ejemplo, es que los seres que pueblan al fantástico nunca los encontrará en este plano.
No existen los Caminantes Blancos ni Gollum, pero sí es un hecho que el Apolo 11 llegó al satélite natural de la Tierra, tal como lo anticipó la producción Viaje a la Luna, de Georges Méliès, más allá de que los espectadores en 1902 pensaran que el cineasta francés había consumido alguna droga adulterada.
Mientras que la ciencia ficción siempre se anticipa a mostrar cómo podría ser el mañana del ser humano, el terror ingresa a los senderos de lo paranormal, la psicología y la religión.
La amalgama de géneros es tal, que el fantástico no solo tiene una relación íntima con la ciencia ficción y el terror, sino que además está cerca del cine épico, histórico y de aventuras. En tanto, la ciencia ficción está casada con los antes mencionados más una amistad estrecha con la acción, el western y el policíaco, y el terror coquetea con el misterio, el thriller y el drama.
Aunque ya hay clásicos fílmicos pertenecientes al fantástico tan temprano como el Viaje a la Luna (1902), de Georges Méliès; El gabinete del doctor Caligari (1920), de Robert Wiene o El ladrón de Bagdad (1924), de Raoul Walsh, los críticos, académicos e historiadores no terminaban de darle el realce merecido al género hasta que llegaron los 11 premios Oscar que obtuvo El Señor de los Anillos: El retorno del Rey, de Peter Jackson, incluyendo mejor película y director, algo que nunca antes le había pasado a este popular medio de entretenimiento.
El prejuicio no ha desaparecido, pues si bien nadie pone en duda la calidad de la serie de televisión Juego de tronos, esta no ha podido obtener ninguna distinción relevante (salvo el Globo de Oro y el Emmy como actor secundario para Peter Dinklage), ya que las estatuillas obtenidas se enmarcan en las categorías técnicas.
Es un género que desde la literatura, y después desde la pantalla grande, se ha alimentado de la mitología nórdica, de las leyendas artúricas y carolingías, de los mitos celtas y sajones, y las epopeyas grecorromanas.
Harry Potter y Frodo son hoy tan famosos entre los fanáticos de las letras, el cine y la televisión como en el siglo pasado revolucionaron a la literatura y a sus consumidores Lolita o Gregor Samsa. Un sector de los intelectuales aún piensa que esto es imposible, que un aprendiz de mago y un valiente hobbit no tienen el espectro dramático de una niña precoz y un joven convertido en insecto.
FINANZAS
Si bien fueron éxitos producciones como Conan, el bárbaro (1982) o Willow (1988), la gran época de oro monetaria del fantástico arranca en 2001 cuando se estrenan Harry Potter y la piedra filosofal y El Señor de los Anillos: la comunidad del anillo.
Entre 1980 y 2013, Hollywood ha producido 100 largometrajes que han hecho felices a los inversionistas, tanto, que el fantástico ha obtenido, solo en la taquilla norteamericana, 8 mil 189 millones de dólares en los últimos 25 años.
Visto así, parece que todas las cintas enmarcadas dentro del fantástico son bastante lucrativas, pero no, al final, casi el 75% de esta cifra se agrupa en el desempeño en boletería de las sagas fílmicas de El Señor de los Anillos, Harry Potter y Las Crónicas de Narnia.
Es un género que seguirá dando de qué hablar con los estrenos este año de Maleficent, Hércules, The Hobbit: There and Back Again. El año venidero con Seventh Son, Cinderella, Peter Pan Adventure, y en 2016 Warcraft y Alice in Wonderland 2, entre otros.
¿Qué opinan de El Señor de los Anillos, Juegos de Tronos y Harry Potter? ¿El género fantástico tiene el lugar que se merece?