Si Woody Allen es el más europeo de los cineastas estadounidenses de su generación, Luc Besson es el director más tipo Hollywood que hay hoy en la industria cinematográfica francesa.
Cualquier parecido de Besson con sus compatriotas y colegas es puro invento.
Él no aspira a darle continuidad a la nouvelle vague cinema (cine de la nueva ola), como sí hace Christophe Honoré, ni sus películas ganan premios en el respetable Festival de Cannes, como las de Jacques Audiard.
Sus títulos carecen de ese ambiente existencial demoledor de los largometrajes de Patrice Leconte y Leos Carax, a sus producciones les falta la ternura y el halo romántico de las cintas de Jean-Pierre Jeunet y no le interesa explorar técnicas narrativas audiovisuales como a Michael Gondry.
El trabajo de Luc Besson mira hacia Estados Unidos, ya que es una amalgama entre la violencia lírica de los cineastas Martin Scorsese y Quentin Tarantino, y el imaginario de Steven Spielberg y David Fincher.
Luc Besson es el creador perfecto para el costado más industrial de la autodenominada Meca del cine mundial.
Aunque su amor por la ciencia ficción, la aventura, la acción y el fantástico son ideales para los productores estadounidenses, curiosamente casi todas sus películas son producidas por fondos europeos.
Su desamor por Hollywood, donde haría fortunas con su pasión por las explosiones, las balas y las peleas, se debe a que Besson ha perdido el corte final de varios de sus proyectos cuando los presenta en la Unión Americana, buscando los distribuidores que sus productos no entren en la categoría para mayores de 17 años, el lobo feroz de todo filme en Estados Unidos que no sea de índole pornográfico.
Sus admiradores resaltan que en su séptimo arte usa una violencia extravagante y que es sensible desde lo amoral. Mientras que sus detractores lo acusan de rodar puro cine de espectáculo, plagado de recursos efectistas y con un ritmo desquiciado.
Lo nuevo de Luc Besson está ahora en Panamá: Lucy, que explora una constante de este realizador: dar el protagónico a personajes femeninos que no les tiembla la mano a la hora de partir la cara a cualquier villano.
SIN LÍMITES
Los géneros cinematográficos del director Luc Besson van desde las catástrofes nucleares (L’avant dernier y Kamikaze 1999) hasta la acción criminal (Subway, León y La femme Nikita), sin olvidar la ciencia ficción (El quinto elemento) y el drama biográfico (Juana de Arco y The Lady).
Tampoco le tiene miedo este francés al fantástico con Angel-A, y no lo pensó dos veces cuando se inclinó por una saga animada familiar (Arthur y los Minimoys).
Por su temática es un habitual en festivales especializados en fantástico, ciencia ficción y terror, como los de Avoriaz, Bruselas, Stiges y Fantasporto.
TRIUNFOS
Su primer gran éxito dentro y fuera de Francia fue el thriller La femme Nikita (1990), que hoy es considerada una película de culto, así como otros títulos suyos: León (1994) y El quinto elemento (1997).
La femme Nikita obtuvo un premio David di Donatello para la actriz Anne Parillaud, una nominación al Globo de Oro y hasta Hollywood hizo una reposición (remake) con Bridget Fonda como su protagonista.
Su poder mediático y sus arcas aumentaron con El quinto elemento, una cinta admirada por algunos y destruida por otros sobre una puerta que cada 5 mil años se abre, y no para nada bueno.
De acuerdo con la página web boxofficemojo.com, las películas firmadas por Besson han recaudado mundialmente más de 802 millones de dólares.
Sus hits financieros más sobresalientes son: El quinto elemento, con 263.9 millones de dólares, y Lucy (2014), que hasta ayer llevaba 272 millones de dólares.
ESTRELLAS
Luc Besson tiene el mérito de haber descubierto a más de una estrella.
Por ejemplo, en su debut detrás de las cámaras cuando tenía 21 años, L'avant dernier (1981), un cortometraje de corte cyberpunk, se vio por primera vez en una pantalla grande a Jean Reno, quien repetiría con Besson varias veces más.
Otra estrella que le debe su primera oportunidad es la ganadora del Oscar Natalie Portman, que era una niña cuando estelarizó al lado de Reno la más relevante película de Besson: León.
Mientras que en 1997 encontró a una actriz que sería reverenciada años después como una de las reinas de las versiones cinematográficas basadas en videojuegos: Milla Jovovich, a quien dirigió en El quinto elemento y Juana de Arco.
DAMAS FUERTES
Subway (1985) es el pistolazo de salida para la atracción de Besson por los personajes femeninos fuertes.
En esta cinta de acción, Isabelle Adjani encarna a una señora casada de clase alta que se enamora de un ladrón de poca monta (Christopher Lambert), y hará lo impensable para mantener esta relación.
Llevó lo de las chicas valientes en La femme Nikita, en la que Anne Parillaud entra en la piel de una criminal entrenada para ser usada como arma de guerra.
En León, Natalie Portman representa a una niña cuya familia es asesinada por corruptos agentes de la DEA, y con el entrenamiento de un asesino a sueldo aprende el sangriento arte de matar para acabar con los que asesinaron a los suyos.
Otra que no pierde tiempo en defenderse de quien sea es Milla Jovovich tanto en El quinto elemento como en Juana de Arco.
En Adele y el misterio de la momia pone a Louise Bourgoin a luchar con un pterodáctilo de 136 millones de edad, y en 2011 Michelle Yeoh entra en la piel de una de las mujeres más valientes de las últimas décadas: la activista Aung San Suu Kyi en el drama biográfico The Lady.
Luego Michelle Pfeiffer es miembro de una familia que no se deja fastidiar por nadie en La Familia, la única incursión de Besson a Hollywood, la que fue recibida por una artillería letal de comentarios adversos por parte de la crítica estadounidense y el público de la Unión Americana.
Ahora con Lucy, Scarlett Johansson es una mula de drogas que adquiere poderes increíbles, los que utiliza para poner en su sitio a sus enemigos.
¿Cuál es la mejor película de Luc Besson y por qué? ¿Qué opinan de Jean Reno, Milla Jovovich y Natalie Portman? ¿Ya vieron Lucy?