Misión rescate: Ridley Scott conquista Marte

Misión rescate: Ridley Scott conquista Marte


Rodar películas comerciales dentro de un concepto de espectáculo y entretenimiento no es un crimen.

El delito es cuando los productores de Hollywood ofrecen ruidosas y grandilocuentes producciones industriales sin el más mínimo respeto a la inteligencia y la sensibilidad del público.

Por eso, la audiencia celebra cuando la llamada Meca del cine decide invertir en un guion compacto, en un director capaz y en un elenco relevante como ocurre con la recomendable Misión rescate (The Martian), que se estrena en Panamá.

Misión rescate es la película más solvente firmada por Scott desde los tiempos de Prometheus (2012) y American Gangster (2007), después de títulos suyos con altibajos como Exodus (2014), El consejero (2013), Robin Hood (2010) y Red de mentiras (2008).

Aunque Scott ha rozado la excelencia en la aventura (Gladiador, 2000), la acción (Black Hawk derribado, 2001) y el neo-noir (American Gangster), su legado más relevante y permanente es en el renglón de la ciencia ficción con la incomprendida Prometheus y las brillantes Alien (1979) y Blade Runner (1982).

Misión rescate es una obra por encargo de un Ridley Scott que se sabe mover en la creación audiovisual de masas con calidad incluida.

Este filme guarda paralelismo directo con Náufrago (2000), de Robert Zemeckis, y Gravedad (2013), de Alfonso Cuarón, entre otros largometrajes.

Los tres filmes son de gran presupuesto, pero con un nivel artístico admirable; giran en torno a un personaje solo, esforzado y en apuros (Matt Damon, Tom Hanks y Sandra Bullock, respectivamente), el intérprete central ofrece una clase de actuación de valía; son historias en torno a lo que se debe hacer para sobrevivir en medio de la adversidad; se desarrollan en casi un solo escenario (Marte, una isla tropical y el espacio, respectivamente) y manejan con soberbia la emotividad y los sentimientos, sin caer en el ridículo ni en el manido discurso de la autoayuda.

Las agencias internacionales de noticias informaron que The Martian, recaudó en su fin de semana de estreno 55 millones de dólares, cerca de batir el récord de Gravity, del mexicano Alfonso Cuarón, que se estrenó hace dos años con 55,7 millones de dólares, la mejor marca hasta ahora obtenida por un estreno en el mes de octubre.

LA RENOVACIÓN DEL GÉNERO DE LA CIENCIA FICCIÓN

Hollywood, después del éxito global de películas como La Guerra de las Galaxias (1977), de George Lucas y de Encuentros cercanos del tercer tipo (1977), de Steven Spielberg, transformó el género de la ciencia ficción en un puente hacia el entretenimiento audaz con gotas de espiritualidad, pero después decidió que fuera mera carne de cañón para el cine más escapista e irresponsable posible.

Luego, los jerarcas del mayor imperio cinematográfico del planeta querían más dinero en boletería a costilla de lo trivial llevado al máximo. Por eso fueron convirtiendo a la ciencia ficción en un acto sensacionalista, exagerado, hueco y superficial.

Este registro modificado le quitó cierto humanismo al género y, de paso, le eliminó una parte de su personalidad imaginativa posible y contestataria, para acercarla más a las fronteras de lo fantástico.

Además, la Meca del Cine acostumbró a la audiencia mundial a que la ciencia ficción no era aceptada ni era relevante si no había monstruos, extraterrestres, robots y conflictos bélicos en el espacio sideral dentro de su argumento.

También pasó a ser una norma que debía ofrecer los más modernos, y a veces injustificados, efectos especiales posibles, lo que volvió costosas a esta clase de producciones y la fue dejando carente de importancia estética para que fuera un simple evento de la vanidad tecnológica.

Ahora el realizador Ridley Scott trae Misión rescate y recobra una parte del significado del llamado género de la anticipación que las explosiones y las criaturas gigantes le habían arrebatado.

Recordemos que el propio Scott fue uno de los precursores de la aventura en el espacio desde los parámetros del terror clásico con la fabulosa Alien, cinta que demostró que se podía asustar y poner a pensar a la platea, lo que debería ser el fin del cine industrial.

Luego Scott usó el cinismo intelectual, la crítica social, la denuncia por el deteriorado medio ambiente y la novela negra para superarse a sí mismo y ofrecer una de las cinco películas más indiscutibles de la ciencia ficción: Blade Runner, versión libre de una obra del maestro Philip K. Dick.

Con Misión rescate mantiene el sentido del espectáculo para un público más dado al 'divertimento' ligero, pero con la sustancia suficiente para hacer feliz a ingenieros, científicos y a los amantes de la astronomía.



Aunque Misión rescate debe tener sus puntos cuestionables por los científicos más versados, sin duda estamos ante un filme que desea transmitir información valiosa sobre la carrera del ser humano por conquistar los planetas vecinos y que eso sea posible en un futuro cercano, todo enmarcado en un entretenimiento genuino y sincero a lo Hollywood.

Este título trae un halo de notable actualidad, cuando su estreno en varios mercados internacionales coincide con el anuncio de la agencia espacial de Estados Unidos, NASA, que encontró evidencias de agua líquida, aunque salobre, en Marte.

A Ridley Scott no le interesa si existe vida marciana o si aquello fue posible en los pasados 3.000 millones de años. Lo que busca el director es investigar el comportamiento del ser humano que lucha contra los más severos obstáculos, que todavía hay en el alma de nuestra especie una onza de solidaridad, y a la par plantea que ese Marte árido, inhóspito, frío y desolador puede ser la Tierra si no la cuidamos.

La NASA informó esta semana que lanzará en marzo de 2016 al robot InSight, que por primera vez permitirá explorar las entrañas de Marte gracias a que tendrá un radar perforador.

Después, en 2018, en un programa junto con Rusia, un robot y una plataforma de exploración llegarán a la superficie de aquel planeta.

A largo plazo, la NASA planea enviar astronautas a Marte alrededor del año 2030. Mientras eso ocurre, Ridley Scott ya conquistó el planeta rojo desde un séptimo arte fresco, agudo, virtuoso y llamativo.

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