La sido la industria japonesa la que ha desarrollado con más soltura y calidad el creciente mundo de los videojuegos, y cuando ese universo de personajes ha visitado al audiovisual, en especial a través de la pantalla chica, los nipones son quienes han vuelto a ganar la partida.
Estamos hablando de un mercado del ocio, concentrado en las consolas y demás aparatos, que es importante para la economía global.
El estudio “El mercado del videojuego 2014”, elaborado por la EAE Business School, destacó que el mercado mundial de los videojuegos generó alrededor del globo terráqueo más de 25 mil millones de dólares en el año 2014 y registró un aumento del 3% con respecto a las cifras de 2013.
La investigación de la EAE resaltó que los mejores mercados para este sector fueron Estados Unidos como rey supremo, y después aparecieron Japón y Reino Unido, y los que menos consumen videojuegos fueron Bélgica y Holanda.
Si los datos pasan de países a individuos, los mayores consumidores fueron los canadienses, en primer lugar, y le siguieron los británicos y los estadounidenses.
ATAQUE ‘ALIEN’
Hollywood lleva las de perder cuando ha deseado usar los videojuegos como materia argumental.
Podemos estar de acuerdo en que son muy conocidas las versiones fílmicas de sagas como Resident Evil, Lara Croft y Silent Hill, pero ninguna en términos estéticos tiene un valor notable.
Son pocas las buenas contribuciones de la llamada meca del cine en esta materia. Su caso positivo más reciente es Wreck-it Ralph (Walt Disney, 2012), quien perdió injustamente el premio Óscar en la categoría de mejor largometraje de animación por la no tan grandiosa Brave de Pixar.
Ahora proveniente de Estados Unidos parece Pixeles, la que también apela a la nostalgia de los jugadores mayores de 35 años, aunque lo hace con menos profundidad y tino que Ralph, el demoledor, que sí supo transmitir esa sensación de querer volver a ser chico una vez más y de esa manera no pensar tanto en retos de gente grande como los préstamos bancarios, la calvicie prematura y las enfermedades cardiovasculares.
Pixeles narra cómo un día fuerzas extraterrestres invaden la Tierra y lo hacen usando la forma de diversos personajes de los videojuegos de la década de 1980.
Su punto de partida es un cortometraje de 2010, firmado por Patrick Jean y que fue recibido con aplausos en los festivales de cine de Annecy y Dresden.
Para salvar el mundo de semejante catástrofe, un torpe presidente de Estados Unidos, encarnado por el “actor” Kevin James, quien parece una involuntaria copia del “exmandatario” George Bush hijo, decide llamar a sus amigos de la secundaria, expertos en los videojuegos, para que salven al planeta.
Los “guionistas” de Pixeles: Adam Sandler, Tim Herlihy y Timothy Dowling aspiran, sin conseguirlo, a hacer una revisión de simpáticas películas de aventuras con jóvenes al frente como Los Goonies y La rebelión de los nerds.
Si desean ver un hermoso retrato sobre los muchachos y los dilemas deben ver mejor Ciudades de papel.
ESCOLLOS
El primer escollo por el cual Pixeles es menos de lo que debería ser, se llama el “director” Chris Columbus, un popular, pero poco diestro artesano de la cámara.
Todos recuerdan a Columbus por comedias “clásicas” como Home Alone (1990) y Mrs. Doubtfire (1993), aunque sus únicos créditos relevantes, sin caer en demasiados vítores, son Harry Potter and the Sorcerer Stone (2001) y Harry Potter and the Chamber of Secrets (2002).
El siguiente problema es que Columbus se rodeó de dos de los peores intérpretes de la meca del cine.
El capitán de este fallido equipo es Adam Sandler, un especialista en desastres cinematográficos, junto a Kevin James, quien en la televisión funcionó en la serie El rey de Queen, pero en el cine no ha participado en nada relevante.
¿Qué hizo Adam Sandler para involucrar en esta “película” a dos actores solventes y admirables como Sean Bean (de la saga de El Señor de los Anillos) y Peter Dinklage (uno de los pilares de Juego de Tronos)?
¿Será que Bean y Dinklage son tan amigos de Sandler que cayeron en este descrédito con tal de demostrarle estima a su compinche?
Pixeles tuvo un presupuesto de 88 millones de dólares (sin incluir la inversión en publicidad). ¿Los va a recuperar y va a obtener jugosas ganancias? El tiempo lo dirá, aunque lo más probable es que salga triunfante porque Sandler tiene un público bastante fiel.
Quienes también son fieles en sus convicciones son los críticos de cine en Estados Unidos, quienes han calificado a Pixeles con un contundente 19% (de un total de 100), o sea, Sandler y Colombus ostentan una F de tamaño extra grande.
Otra tendencia: Sandler será nuevamente nominado a los premios Razzie (que destaca cada año lo peor de Hollywood). Entre 1997 y el 2015 ha recibido más de 20 nominaciones a esta “distinción” tanto como “actor” y “guionista” y la ha obtenido en seis ocasiones. Ah, Pixeles, además, es probable que logre nominaciones al Razzie a peor película, peor guión y peor dirección.
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