Querido escorpión, de Benito Taibo



Escritor mexicano Benito Taibo

Un personaje atractivo de la literatura latinoamericana son los dictadores militares. Recuerden Facundo, del argentino Domingo Faustino Sarmiento; El señor Presidente, del guatemalteco Miguel Ángel Asturias; Yo, el supremo, del paraguayo Augusto Roa Bastos; El otoño del patriarca, del colombiano Gabriel García Márquez; La fiesta del chivo, del peruano Mario Vargas Llosa...

Este colectivo debe darle la bienvenida a un nuevo miembro: Querido escorpión, que Benito Taibo presentó en la Feria Internacional del Libro de Panamá.

La novelística latinoamericana, dice el autor mexicano, “ha hecho uno de los más exactos y crueles frescos de nuestra historia. Pero desde mi humilde punto de vista, el mejor de todos fue Yo, el supremo”.

Esa novela lo marcó. Al leerla a finales de la década de 1970, se prometió a sí mismo que “algún día haría una fotografía similar. Y sin amilanarme ante el peso de los personajes que antes que yo lograron, de manera tan exquisita, desde la literatura de nuestro continente, contar como lo contaron, hice el intento”.

Querido escorpión es un “homenaje a todas aquellas obras que explicaron cómo somos y cómo fueron los dictadores en el siglo pasado”.

Lo único que aumentó fue la dosis de humor. “Jamás me compararé a ellos, y me refiero a los escritores, no a los dictadores a los que abomino. Estoy saldando una deuda con mis lecturas con esos libros que me brindaron en su momento la educación sentimental que ahora tengo y de la que me congratulo”.

OPERETA

“Quien detenta poderes absolutos es siempre una figura impenetrable, poder desnudarla y demostrar sus debilidades y apetencias es una tentación irresistible”. Quien opina así es el escritor mexicano Benito Taibo, responsable de la novela Querido escorpión.

Afirma que todos los dictadores latinoamericanos han sido “una suerte de personajes de opereta cómica; sin embargo, no podemos negar que simultáneamente han sido lo suficientemente crueles y sanguinarios para mostrarlo desde el punto de vista trágico”.

El poder excesivo lleva a cometer los peores crímenes. “Un omnipotente dictador al que nadie le dice que no a riesgo de convertirse en un muerto opositor pierde el sentido de la proporción, pierde el sentido de la otredad, esa virtud que consiste en mirarse a uno mismo a través del espejo del otro. En el camino se va convirtiendo en un monstruo”.

Arcadia, el país imaginario donde reside el dictador de Taibo, es América Latina. “Vivimos en un mundo de endebles democracias donde siempre hay algún dictador en ciernes, metido dentro del huevo de la serpiente, empollando lentamente para salir de golpe y querer convertirse en nuestro redentor. Vivimos en crisis democráticas desde que nos independizamos afortunadamente de la corona española. Siempre estamos hablando de ´padres de la patria´. Tal vez necesitaríamos encontrar a la madre, que es la que nos parió. Hoy entra en juego un nuevo protagonista: la sociedad civil. Y será ella la que acabe dándonos el rumbo”.

¿Por qué será que el poder corrompe?

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