´Robocop´ ayuda poco



Una de las justificaciones para crear máquinas que hagan las veces de policías es que los delitos van en aumento, como plantea la irresponsable película Robocop.

Los productores de esta cinta no se enteraron de que 2013 presentó una disminución de los casos delictivos en Estados Unidos en comparación con 2012.

El Buró Federal de Investigaciones (FBI) anunció que hubo una reducción “del 6.9% en homicidios, 10.6% en las violaciones sexuales, 6.6 % en los asaltos agravados y 1.8 % en los robos”.

En una sociedad como la estadounidense, donde el acceso a las pistolas es casi tan sencillo como adquirir jabón en un supermercado, es una falta de respeto promover películas pro bélicas como Robocop.

Un sector del pueblo estadounidense todavía sigue alterado por esa espiral de matanzas como la que ocurrió en diciembre de 2012 en Newtown, Connecticut, donde murieron 20 niños y seis adultos.

La de Newtown fue la segunda mayor matanza por un solo tirador en la historia de EU, después de la del instituto Virginia Tech de Blacksburg (Virginia), en abril de 2007, donde murieron 33 personas.

En vez de llevar a la gran pantalla películas que pongan sobre el tapete si son útiles las regulaciones federales existentes sobre la venta y el uso de armas de fuego en la unión americana, Hollywood ofrece la historia de un policía que es transformado en una especie de Iron Man que aniquila a los malhechores sin el debido proceso, es decir, regresar al viejo oeste para resolver el problema de raíz.

En 2013, casi todos los estados de la unión americana promulgaron algunas leyes sobre armas, unas para facilitar el adquirirlas (el 70%), como ocurrió en el sur y el medio oeste de Estados Unidos, y las menos para hacer más complicado el trámite de comprarlas, como ocurrió en California, Nueva York, Maryland, Colorado y Conneticut.

De acuerdo con el Centro de Investigaciones Pew, “Arkansas permitió llevar armas de fuego al lugar de trabajo; Montana prohibió a las aseguradoras preguntar a los pacientes por la posesión de armas y Texas promovió 11 nuevas leyes favorables a su uso”.

Robocop lleva a pensar que todavía tiene sentido el derecho a poseer armas, como lo consagra la Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense.

Robocop aboga por una ciudadanía más segura y que la solución es construir robots que los cuiden, y si son mitad humanos mucho mejor, porque tendrán algo de cerebro para que los demócratas no se anden quejando de la militarización de las ciudades en estos tiempos de drones (aviones tripulados a distancia) que matan tanto a terroristas como a inocentes en Oriente Medio.

Este Robocop es capaz de determinar qué ciudadano es “inocente” con solo mirarlo, una muestra más del deseo de los poderosos de lograr una vigilancia masiva óptima, en una época en la que el estadounidense civilizado está preocupado que su gobierno sepa todo sobre él a través de sus llamadas telefónicas y sus cuentas de internet, como ha hecho la Agencia de Seguridad Nacional (NSA).

Los 100 millones de dólares que hicieron posible Robocop pudieron utilizarse para hacer campañas a favor de regular las armas de fuego y convencer al Senado y al Congreso para debatir sobre este tema.

¿Vieron algunas de las anteriores versiones de Robocop? ¿Qué tal esta propuesta de Robocop del presente?

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