La Feria de La Salada en Argentina ocurre en un espacio que mide 2 kilómetros por 2 kilómetros y en el que transitan unas 20 mil personas cada día.
Aquel caos de vendedores y compradores, ese escenario donde inmigrantes se ganan la vida es el lugar donde transcurre La Salada, que se proyectó como parte del cartel del Festival Internacional de Cine de Panamá (IFF Panamá).
Para el director Juan Martín Hsu, fue difícil y estresante rodar su drama social en un sitio real. La elección se debió por la diversidad cultural de la Feria de La Salada y “luego porque narrando solo una historia no me alcanzaba para trabajar la idea de la película sobre el ‘otro inmigrante’, sobre el ‘ser inmigrante’, sin importar de dónde uno provenga”.
Tuvo que improvisar mucho sobre la marcha ante los imprevistos. “Todo el tiempo la gente miraba a la cámara, saludaba y hasta le hablaba denunciando situaciones de la feria, pensando que éramos de la televisión, otras veces llegábamos y la feria estaba completamente cerrada o los sitios que habíamos elegido no existían más, o porque la Policía los cerraba o porque vino un tractor y los tiró abajo”.
Debido a estos problemas apareció una propuesta estética. “Como la gente miraba, cerrábamos el plano, si en la feria no había nadie cerrábamos el plano, si el lugar no existía cerrábamos el plano. Por eso, la película cuenta con muy pocos planos generales y está contada con los primeros planos”, dice.
La Salada muestra una Argentina cero turística. Lo de Hsu es retratar “cómo este grupo de inmigrantes ve a la Argentina y por qué ámbitos se mueve, que suelen ser poco conocidos hasta para el propio argentino. Mis familiares son inmigrantes taiwaneses y chinos. Crecí en entornos parecidos a estos, y para mí, era importante contar a los personajes desde sus propios paisajes donde se sienten cómodos”.
OTRAS CARAS
"Tradicionalmente en el cine y en la televisión de Argentina no suelen verse caras 'orientales y morochas' y cuando aparecen muchas veces son de manera burlesca. A mi parecer también se debe que a la gente tampoco le interesaba mucho saber sobre ellos", plantea Juan Martín Hsu.
Por eso, una parte de su motor de impulso para hacer La Salada "tenía que ver con traer a colación estos temas sobre la inmigración, sobre cómo viven, cómo sienten, por qué actúan de una manera u otra, porque los choques culturales entre Oriente y Occidente son muy fuertes y muchas veces cuando uno ve al 'chino' del supermercado en Buenos Aires, que casi no sabe hablar español, no es solamente el que atiende y es una figura de cartón, sino que esa persona tiene toda una historia atrás y seguramente puede ser muy interesante porque decidió vivir en un país que está exactamente en la parte opuesta de su mundo".
Su película está interpretada por actores profesionales y naturales. "El padre coreano y el taiwanés son profesionales y el resto de los chicos son naturales. Con los profesionales ya sabía desde hacía mucho tiempo qué iban a ser ellos (Chang Sung Kim e Ignacio Huang) y con los chicos tuvimos que ir haciendo castings junto con Natural Arpajou (directora de casting y coaching actoral) en los barrios donde las comunidades suelen reunirse, específicamente en las iglesias".
Una de las condiciones que tenía para todos los actores era que "tenían que ser de la nacionalidad correspondiente a cada personaje y casi todos viven en Argentina, por lo tanto transitaron de un un modo u otro el camino de los personajes que muestra la película".
Esto ayudó a la hora de los ensayos, "de los cuales tuvimos muy poco, porque ellos ya entendían de manera natural cómo se sienten estos personajes porque ellos mismos son inmigrantes". La única dificultad fue igualar en tonos actorales a los que tenían experiencia con los que no la tenían, pero "lentamente a medida que ellos se iban conociendo y relacionándose se fue armando de manera natural donde los actores profesionales se iban adaptando a la naturalidad de los actores no profesionales".
INMIGRANTES
La migración, opina el director Juan Martín Hsu, es una parte intrínseca de la raza humana, "es parte de su ser y aunque las migraciones existieron en toda su historia, el choque y el rechazo por los 'nuevos' siempre aparecen, es algo cultural con la idea de defender lo propio".
En Argentina, aunque sea un país de inmigrantes, destaca que "son hechos comunes la discriminación o el rechazo a los nuevos inmigrantes. Yo crecí viviendo situaciones muy diversas sobre esta intolerancia, pero hoy en día está cambiando poco a poco".
Hoy la Argentina es "más permisiva con el otro, tal vez porque uno ve luego de 20 años a los hijos de estos inmigrantes, que van a la escuela y uno crece con ellos y de a poco uno se va acostumbrando a que 'ese otro' es parte del entorno de uno, de donde uno vive".