'Spectre' presenta a un James Bond cansado

'Spectre' presenta a un James Bond cansado


Spectre (2015) iguala en términos de calidad a Quantum of Solace (2008), aunque este brío no es suficiente para que pase por encima de la sobresaliente Skyfall (2012).

Hasta ahora, Skyfall es la labor más sobresaliente que ha brindado Daniel Craig, quien cuatro veces a interpretado a uno de los más atractivos símbolos de la cultura pop provenientes de la posguerra mundial: James Bond.

En Spectre, el cineasta Sam Mendes hizo lo que su colega Christopher Nolan llevó a cabo cuando le puso punto final a su trilogía sobre Batman.

Como ambos directores sabían que no iban, ni deseaban, regresar a sus respectivas franquicias cinematográficas, las que le dieron notoriedad entre el gran público, para qué negarlo, pusieron todos sus recursos en el asador.

Por eso, entre tanto entusiasmo creativo cayeron en el exceso de quemar todos los cartuchos de un solo tiro, pues mañana no había. Eso hizo tanto Mendes al firmar Spectre como Nolan al rodar The Dark Knight Rises (2012).

Con estos títulos, valiosos como piezas fílmicas individuales, aunque elementos un poco débiles dentro de cada una de las sagas antes mencionadas, Mendes y Nolan recuerdan al mago que sabe que esta será su última función en tal escenario de renombre, y eso los impulsa a mostrarle al público todos los trucos que sabe, aunque el ejercicio sea harto interesante al principio por la variedad que ofrece, de manera paulatina el espectador puede quedar exhausto. Eso me pasó con Spectre.

Hay tanto autohomenaje en Spectre al espía británico (en especial a su última etapa representada en los filmes Casino Royale, Quantum of Solace y Skyfall), que terminé abrumado con tanto dato audiovisual.

Hay tanto deseo de cumplir al máximo con las características típicas de la casa (sexo con más de una dama guapa, persecuciones espectaculares en modernos automóviles, en lanchas de alta velocidad y en helicópteros de lujo, así como el uso de armas ingeniosas, pasar de un hermoso paraje, urbano o rural, a otro...), que fue como quedar sin aire.

Uno finaliza con la certeza que la película, en vez de durar los 148 minutos que tiene su metraje, debió reducirse a unos 120 minutos y todos contentos.



GRAN INICIO

El ritmo de Spectre también pasa por unas etapas desiguales.

Sus primeros 15 minutos, cuando la situación ocurre en la ciudad de México durante la festividad del Día de los Muertos, es hipnótica y asombrosa en cuanto a su velocidad y el interés que despierta.

El asunto es que luego, sobre todo en su última etapa, la trama cae un sopor tal que invita a que uno se tome una breve siesta hasta que lleguen los créditos finales.

VACIEDAD

Uno echa de menos la hondura dramática y angustiosa que supo imprimirle Sam Mendes a James Bond en Skyfall.

Un beneficio que surgió por darle el trabajo de director a un miembro del cine independiente como fue el caso del creador de Revolutionary Road (2008) y American Beauty (1999).

Es lo mismo que ocurrió cuando a Nolan, responsable de Insomnio (2002) y Memento (2000), se le pidió que tomara las riendas de Batman para darle un espectro más trágico al hombre murciélago.

En Spectre, el problema es que Sam Mendes deja ver su cansancio por el devenir del espía, y a Daniel Craig se le nota cierto tedio por seguir en la faena de ser James Bond.

Ambos artistas como que hacen los deberes lo mejor posible para que los productores y el público no les pasen factura por su desempeño.

CARRERA DE OBSTÁCULOS

En este filme, como es de rigor, el espía secreto participa de bien llevadas escenas de acción y aventuras en sitios encantadores de Marruecos, Austria, México, Londres y Roma.

Estas escenas de riesgo provocaron dos lesiones a Craig, una, la más grave, le pasó en una de sus rodillas.

Aquel accidente ocurrió en México y lo condujo directo al quirófano para realizarle una artroscopia como parte del tratamiento a un esguince de rodilla.

Ni quiero pensar cómo quedaron los extras que participaron en las coreografías más severas en Spectre.



DAMAS HERMOSAS

Además, como cabe de esperarse en este prototipo del amante narcisista heredado de la tensa Guerra Fría, antes o después de acabar con un par de malandros, Bond tiene tiempo de tomarse un trago y antes o después de cumplir ese deber pasa a tener sexo ardiente con las mujeres más hermosas del mundo.

En el caso de Spectre, Bond tiene un encuentro apasionado con Estrella (la mexicana Stephanie Sigman, de 28 años), que ni siquiera tiene parlamentos clave dentro del guion; Lucía Sciarra (la italiana Mónica Bellucci, de 50 años), sensual viuda de un rufián que hace poco su cuerpo ingresó al cementerio, y con la linda psiquiatra Madeleine Swann (la francesa Léa Seydoux, de 30), la hija de un antiguo enemigo del espía.

¿Tienen justificación argumental estas escenas sexuales? Es como si a un director de cine pornográfico algún incauto le formulara una pregunta similar. Obviamente la respuesta es no, igual importa poco, dirán los productores, se trata de James Bond.

PERSONAJES TRANSLÚCIDOS

Esta ausencia de significación de los momentos carnales me lleva a otro escollo de Spectre: sus personajes tienen un pobre desarrollo.

Tan vacío son los conflictos de James Bond (otra vez es marginado por la Corona a la que protege y representa, y una vez más es considerado un anciano por sus pares como ya pasó en Skyfall), como simples son las estereotipadas intenciones asesinas de sus enemigos (el único con algo de espesor es Franz Oberhauser) y ni reiterar que las chicas Bond siguen siendo meros objetos decorativos y atractivos.



EL VILLANO

La visita oficial número 24 de James Bond al cine cumple con otro requisito indispensable: tener un solvente villano megalómano que solo quiere destruir al espía europeo perteneciente al MI6, y de ser posible, al resto de los habitantes de la Tierra.

El mortífero encargo recae en la figura del enigmático Franz Oberhauser, encarnado por el siempre hábil actor Christoph Waltz (premio Oscar por Inglourious Basterds y Django Unchained).

Se pueden asociar los gestos y la forma de ser de Oberhauser con otro enemigo clásico de Bond: Ernst Stavro Blofeld (Anthony Dawson), quien apareció en From Russia with Love (Desde Rusia con amor, 1963), del realizador Terence Young, y por entonces Bond era una responsabilidad de Sean Connery (Oscar por The Untouchables).

Aquí volvemos a encontrarnos con un paralelismo con el Batman de Nolan.

Se parece tanto James Bond a Franz Oberhauser como el vigilante de Ciudad Gótica con el Joker (Heath Ledger) en la extraordinaria The Dark Knight (2008).

Hablando de malvados, el valor de la historia de Spectre hubiera sido más interesante si el guion hubiera explorado uno de los temas tratados de paso y de forma superficial por esta película y que un parlamento de Franz Oberhauser resume a la perfección: “La información lo es todo”.

¿Cuál ha sido el mejor actor que ha encarnado a James Bond? ¿Cuál de las cuatro películas con Daniel Craig es la mejor?

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