'The Well', el segundo episodio de la séptima temporada de 'The Walking Dead'

'The Well', el segundo episodio de la séptima temporada de 'The Walking Dead'
'The Well', el segundo episodio de la séptima temporada de 'The Walking Dead'


Mi primera reacción luego de ver The Well, el segundo capítulo de la séptima temporada de The Walking Dead, fue hacer una pregunta retórica en voz alta: ¿por qué los productores de la serie no eliminaron a Carol y a Morgan en vez de a Gleen y Abraham (Michael Cudlitz)?

Como venía con el entusiasmo por las nubes gracias al capítulo anterior, The Day Will Come When You Won’t Be  (El día llegará cuando no estés), no pude menos que decepcionarme con The Well, porque sentía que era un bajón en la trama (será difícil igualar su intensidad durante esta temporada, salvo si en esta incluyen cuando decidan enfrentarse todos unidos a Negan).

Después, cuando la adrenalina se me disipó, lo pude apreciar mejor. En lo absoluto planteo que The Well (El Pozo) sea mejor que el brillante y escalofriante debut de la séptima temporada del programa.

Lo que resalto es su valor en términos filosóficos y de comprensión de personajes, que es la especialidad cuando Morgan (Lennie James) es el protagonista, y además ese tipo de cambio de temperatura forma parte de la estrategia argumental de la serie.

Recordemos el capítulo cuatro de la temporada 6, titulado Here’s not here. Todos quedamos con deseos de saber si Glenn (Steven Yeun) había muerto en el episodio 3, Thank you, luego que Nicholas fuera presa de la desesperación y se dejara comer por los muertos vivientes. Además, el grupo de Rick estaba dividido y varios de ellos se encontraban lejos de Alexandria.

¿Los guionistas nos resolvieron tamañas preocupaciones? No, se inclinaron por explicarnos el pasado de Morgan: cómo aprendió a ser tan existencialista en su forma de ver la vida; cómo adquirió su habilidad en las artes marciales, en particular, su actitud de no matar a seres humanos (ni siquiera a los malvados), y de ser un experto asesino de zombis con su vara. O sea, el ritmo pasa de ir a bordo de un Ferrari a ir en una carreta tirado por dos burros veteranos, es cierto.

En esta ocasión pasa exactamente lo mismo. Todos queríamos saber cómo fue el trayecto del colectivo después de la muerte de dos de los suyos a manos de Negan (Jeffrey Dean Morgan), cómo tomaron la noticia en Alexandría y qué le había pasado a Darly después de que el líder de los Salvadores decidió quedarse con él.

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RAZONES

Aunque cueste creerlo, era necesario The Well por varias razones.

Primero, para demostrar que The Walking Dead no depende forzosamente de Rick, ya que en el cómic él va perdiendo protagonismo a medida que va envejeciendo y otras figuras alternas van ocupando su lugar.

Segundo. Teníamos que averiguar qué le había pasado a Morgan y a Carol.

Tercero. Este dúo, que son como el agua y el aceite, eran los indicados para que conociéramos El Reino, otro tipo de comunidad de sobrevivientes, muy distinta en su dinámica interna grupal, si se le compara con la Woodbury del Gobernador, la Zona Segura de Alexandría de Deanna, la Hilltop de Gregory y la comunidad nómada que ha ido construyendo Rick y su gente.

Cuatro. Este es el comienzo de una posible futura alianza entre Ezekiel y Rick, cuando los oprimidos comprendan que en la unidad está la fuerza, como planteaba Simón Bolívar.

SISTEMAS DE PODER

Aunque la violencia de las personas sanas y el peligro que despiertan los zombis son los platos fuertes de The Walkind Dead, no hay que perder de vista que uno de los ejes temáticos de esta serie es sobre los sistemas de gobierno y el funcionamiento del poder público en circunstancias extremas (cuando precisamente las autoridades tradicionales, como presidente o legislador o jueces, ya no existen).

Con El Reino sería la primera vez que aparece la monarquía dentro de la serie en la piel de Ezekiel (Khary Payton) y sus súbditos, ya que el resto de las comunidades han sido variantes más o menos de lo que podría llamarse algo cercano a la democracia (salvo el gobierno dictatorial de Negan y algunos momentos de limpieza social a cargo de Rick).

El Reino es una especie de cuento de hadas, versión demasiado perfecta, tipo el mundo de la Barbie, y ciertas películas de Disney, combinado con algo de características de la Edad Media (hombres montados a caballo, con espadas como armas de guerra y vestidos con pertrechos que recuerdan las armaduras de aquella época), más cuotas del género fantástico (en vez de duendes o gigantes hay zombis y un tigre llamado Shiva como mascota).

La monarquía parece la menos práctica de las formas de gobernar en tiempos apocalípticos. Así piensa la cada vez más solitaria y distante Carol (Melissa McBride).

De allí que Carol no sale de su asombro. Todo parece como un espejismo (desde el inicio del episodio) cuando observa que hay una escuela ubicada en un gazebo, que tienen su propio coro juvenil, que hay animales domésticos sueltos en los alrededores. Tampoco se cree que el líder hable con un tono renacentista, o como si estuviera interpretando a un rey de algún drama de William Shakespeare.

Encima, como punto anecdótico por aquello de que es actual sin que los guionistas lo pensaran en su momento, en más de una ocasión escuchamos la canción Do not Think Twice, It's All Right (que habla sobre viajes y despedidas), de Bob Dylan, reciente ganador del Nobel de Literatura.

Por eso, cuando el rey le pregunta a Carol qué le parece él y su Reino, ella tarda unos segundos en responder (quizás por miedo a que su sinceridad le cueste caro) y cuando manifiesta una opinión indica lo siguiente: "Creo que eres increíble. Es increíble... estaría sin palabras si no estuviera ya hablando. ¡No sé qué demonios sucede de la manera más maravillosa!".

Es cuando se desarrolla uno de los subtemas del capítulo: lo contradictorio dentro de una sociedad dominada por el caos, pues el monarca le habla a Carol del contraste de la atmósfera idílica de El Reino versus los zombis y los Salvadores de Negan.

De allí que usa como metáfora una fruta como la granada, que combina un sabor dulce (su monarquía) con uno amargo (Negan y los suyos).

Entonces ocurre una de las mejores escenas dialécticas de The Walking Dead, cuando Ezekiel defiende su sistema de gobierno: “tal vez ellos necesiten un cuento de hadas. Tal vez la contradicción es el punto”, haciendo referencia otra vez a la citada fruta (que luego reaparecerá al final del episodio cuando Ezekiel visite a Carol).

Ezequiel continúa su disertación\justificación: “La gente quiere a alguien a quien seguir. Es la naturaleza humana. Quiere que alguien les haga sentir a salvo. Y la gente que se siente a salvo es menos peligrosa, y es más productiva. Ven a un tipo con un tigre, cielos, comienzan a contar historias... Hacen al tipo más grande que la vida, un héroe. ¿Quién soy yo para romperles su burbuja? Necesitan a alguien a quien seguir, así que yo me tomé ese papel”.

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