El director Joss Whedon ha hecho con Los Vengadores algo que parecía casi imposible: que tantos superhéroes estuvieran juntos en una misma producción de forma coherente y divertida.
Whedon ha logrado emocionar tanto a los que son seguidores de los cómics como aquellos que se han convertido en fanáticos de estas estrellas del bien a través de los programas de televisión o en anteriores versiones cinematográficas.
Gracias a esta producción, el verano de Hollywood tiene esperanzas de ser bien prometedor en términos financieros. Los Vengadores, según datos de la agencia de noticias internacionales DPA, ha recaudado 170 millones de dólares en las salas de Estados Unidos y 442 millones de dólares en el resto del planeta (primero se estrenó fuera de Estados Unidos).
Me ha gustado, pero es un tanto exagerada la respuesta de los críticos estadounidenses al darle un 93% de su aprobación.
Me parece un poco alta tomando en cuenta que además de los fantásticos efectos especiales, de una maravillosa puesta en escena, lo más resaltable de Los Vengadores son los conflictos de solo algunos personajes, y sus correspondientes diálogos: Iron Man/Tony Stark y de Bruce Banner/Hulk.
El resto son seres que todavía no logran captar por completo mi atención, en especial el Capitán América y Thor. Aunque debo admitir que Joss Whedon les sacó más provecho a estos dos que cuando estos defensores de las causas nobles recibieron sus decepcionantes películas como protagónicos.
Mi desilusión va más allá del Capitán América y de Thor. Lo que me causó aún mayor pesar fue el villano que debió ser inolvidable, pero es un malvado de pacotilla quien le arrebata la grandeza que por momentos tiene la película de Whedon.
Estoy de acuerdo con que Los Vengadores es mucho mejor que la media de películas que se han rodado a partir de seres salidos de la fábrica Marvel. Por ejemplo, es superior a Ghost Rider (2007), Elektra (2005), Daredevil (2003) y The Punisher (1989).
Mi punto es que sentí más riesgo argumental y sentido estético en la saga de X-Men (en particular las filmadas en el 2011 y 2000) y en las de Spiderman (sobre todo la de 2002 y 2004) que en Los Vengadores.
Declaro públicamente mi desconocimiento de los cómics originales de donde salieron Los Vengadores, pero en términos dramatúrgicos un tipo como Loki, tal como está presentado en esta producción, da más lástima que miedo y más vergüenza ajena que temor.
En el papel, Loki tiene carnadura: príncipe adoptado por un buen rey, es hijo verdadero de los enemigos de la familia que lo cría y además, en el fondo, el clan que lo acoge quiere más a Thor. Pero el Loki de Whedon es patético, un pobre niño llorón al que le han quitado el chupete y reclama que se lo devuelvan.
Por eso, mientras en Los Vengadores no aparecía ese pelele la película era inmensa; apenas se asoma por la escena me pregunto: ¿cómo este sujeto de cuarta categoría pueda reunir a tan valioso grupo de superhéroes y que tanto valiente junto demoren dos horas y 22 minutos en ponerlo en su sitio?