[Videoblog] Django Unchained: una historia de amor y venganza



No ha hecho película menor Quentin Tarantino cuando ha dirigido en solitario. Cuando lo hace junto con su amigo Robert Rodríguez, el resultado ya es para ponerse a llorar a cántaros y, como actor, bueno, no es Al Pacino, precisamente.

Todas las producciones dirigidas y escritas por Tarantino, desde sus obras maestras Pulp Fiction (1994) y Reservoir Dogs (1992) hasta títulos un poco menos notables como Jackie Brown (1997), se destacan por brindar historias divertidas y sangrientas, con personajes enigmáticos dentro de su aparente sencillez, con un colectivo de intérpretes que ofrecen labores de antología, tramas con múltiples referencias cinematográficas, una magnífica y ecléctica banda sonora y puestas en escena que rozan la perfección.

La calidad de Django Unchained (2012), su más reciente creación, confirma por qué es uno de los más extraordinarios cineastas modernos.

Después de cintas de corte urbano, sus dos últimos trabajos se han concentrado en la historia en mayúscula, esa que se publica en las obras que se leen en el colegio, aunque reciben el tratamiento peculiar de este nacido en Tennessee, en 1963.

Si en Inglourious Basterds (2009) ofrece su personal visión de lo que ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial, tomando la decisión de acabar con Adolfo Hitler de una manera irreverente, ahora con Django Unchained desarrolla el tema de la esclavitud, tomando como epicentro el sur de Estados Unidos previo a la Guerra Civil de aquel país y, en especial, pone su mirada desafiante en Django (Jamie Foxx), un esclavo negro que desea liberar a su esposa Broomhilda (Kerry Washington) de las garras de unos blancos carentes de corazón.

Mientras que en Inglourious Basterds descontextualiza desde la parodia y la exageración la verdad histórica sobre el final del líder del nazismo, en Django Unchained echa mano de los hechos vinculados con la trata de seres humanos en la unión americana en el siglo XIX, y los enmarca dentro de una versión actualizada del spaghetti western, combinado con terror gore y drama romántico con denuncia social y política.

Racismo y esclavitud

La esclavitud, un sistema que fue legal por largo tiempo en Estados Unidos, es el marco perfecto para ese cine grosero, contundente, violento y sangriento que se ha vuelto la norma fílmica del realizador Quentin Tarantino, un autodidacta orgulloso de manifestar que todo lo que sabe en materia audiovisual lo aprendió cuando era dependiente de una tienda de alquiler de videos en Los  Ángeles.

Aunque, más allá de escenas realmente escabrosas acerca de cómo el hombre es un animal salvaje casi que por naturaleza, su película Django Unchained (con censura para mayores de 16 años en Panamá) reafirma que la venganza es un plato que se sirve con cálculo y frialdad, como reza el famoso refrán de anónima

autoría.

Precisamente, la venganza es una constante argumental en la filmografía de Tarantino. Por ejemplo, es lo más importante en la trama de las dos Kill Bill (2004-2003) y en Death Proof (2007), aunque en las tres pasar factura a los malvados corría por cuenta de damas de armas tomar.

Pero este acercamiento de Tarantino al spaghetti western va más allá.

En el fondo, si deja a un lado las explosiones y los disparos, Django Unchained es una historia de amor entre un hombre y una mujer, que por su color de piel, fueron tratados como seres de quinta categoría por miembros de su propia especie.

Otro punto frecuente en los libretos de Tarantino es el racismo, ya sea en clave cine noir, como hizo en Reservoir Dog; en plano humor sombrío, en Pulp Fiction; o bajo la sombra agridulce del romance, en Jackie Brown.

La polémica, como también es costumbre en el séptimo arte firmado por Tarantino, no se hizo esperar con Django Unchained. Uno de sus más mediáticos adversarios, su colega Spike Lee, opina que fue absurdo y surrealista el abordaje que hizo a la esclavitud norteña.

Si evaluamos a los intérpretes que participan en Django Unchained, sobresalen Christoph Waltz, como el Dr. Schultz, un brillante cazarrecompensas alemán que gustoso acaba con malhechores que han escapado de la mano implacable de la ley, y Leonardo Di Caprio como Calvin Candie, el desalmado dueño de una plantación que se divierte viendo cómo dos negros pelean entre sí hasta morir o cómo los perros acaban con una persona.

Lo que parece irónico es que Jamie Foxx, el que encarna al personaje central que ayuda a Schultz a eliminar a blancos deshonestos, es el que ofrece una labor tirando a regular para abajo.

Mientras que Samuel L. Jackson, quien hace las veces del calculador y arrastrado sirviente Stephen, brinda un personaje que, aunque borda el ridículo, sabe despertar el odio entre la platea.

Esta producción recibió cinco nominaciones al premio Oscar: mejor película, guion original (Quentin Tarantino), actor secundario (Christoph Waltz), fotografía y efectos sonoros.

Hace unas semanas logró dos Globos de Oro: Mejor guión y actor secundario (Waltz).

El sabroso spaghetti western

El spaghetti western es un subgénero que es hijo ilegítimo del western estadounidense.

Al inicio fue despreciado por Hollywood, pero con el andar de las décadas varias de sus películas son consideradas de culto. Este movimiento tuvo su momento cumbre entre 1960 y 1970.

Entre sus características hay que destacar que eran de bajo presupuesto, se filmaban en pocas semanas, en especial en Italia y España, con actores no tan cotizados por entonces, música alejada del country tradicional y en escenarios áridos  (lejos de las hermosas llanuras de las cintas de John Ford y Fred Zinnemann).

Sus personajes eran los típicos antihéroes sin futuro y familia, pero a la hora de la hora eran más dignos que todos los alguaciles juntos.

Sus representantes más destacados fueron los directores Sergio Leone, Giulio Petroni, Enzo Barboni y  Sergio Corbucci, entre otros.

El gran Sergio Corbucci

Django Unchained es un homenaje a un clásico de los spaghetti western, firmado por Sergio Corbucci (1926-1990).  Django (1966) fue uno de los 63 largometrajes de este genial director italiano.

Sus películas nunca triunfaron en los festivales de Venecia o Berlín, pero fueron la delicia de millones de espectadores, entre ellos quien escribe estas líneas, que las vio durante su infancia por Canal 2.

Recuerdo que cuando el timbre, que anunciaba la última clase en el Instituto Nacional, se deja escuchar, yo, literalmente corría, rumbo a mi casa para ver ese espacio que se presentaba de lunes a viernes. Creo que se llamaba "La tanda de la una" o "Cine de la tarde".

Volvamos a Corbucci. Este creador tenía 3 grandes tipos de películas.

Las comedias de enredos que rodó en la década de 1960 con el genial actor Totó, las comedias de acción junto al dúo dinámico compuesto por Terence Hill y Bud Spencer y los spaghetti western que filmó con intérpretes inolvidables como Lee Van Cleef (El halcón y la presa, 1966); Joseph Cotten (Los despiadados, 1967); Burt Reynolds (Joe, el implacable) y  Franco Nero (Django, Salario para matar, 1968 y Los compañeros, 1970).

¿Cuáles es tu película emblemática de Tarantino? ¿Ya viste Django Unchained?

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