Entre 1979 y 2015 se han producido en Estados Unidos más de 170 películas, cuyos personajes esenciales provienen del cómic.
Traducido en ventas de boletos a nivel mundial, en total estos largometrajes sobre los defensores de los oprimidos han recaudado unos 100 mil millones de dólares, de acuerdo a la página web especializada www.boxofficemojo.com.
Esta cantidad debe multiplicarse por dos desde que se convirtieron en mercancía para toda la familia: llámese juguetes, postales, juegos de mesa, tarjetas, mochilas, libretas, bolígrafos...
La danza de los billetes verdes seguirá en aumento, ya que entre el 2016 y el 2020 se espera el estreno de otros 21 largometrajes a cargo de estos seres que comenzaron enamorando a los lectores en los quioscos que vendían periódicos y revistas.
Cuando el cine fue territorio dominado por los hombres y mujeres con poderes extraordinarios de las compañías Marvel y D.C. Comics, era un movimiento lógico que estos paladines de la justicia, herederos de Hércules y Agamenón, miraran de nuevo hacia la pantalla chica.
OTROS MEDIOS
No es un fenómeno inaudito su salto a medios de comunicación de masas como la televisión. Esa conquista comenzó en la década de 1930, cuando su mayor estrella era Flash Gordon.
Entre los años de 1940 y 1990 el jugador de fútbol americano de los New York Jets tuvo que compartir la corona de la sintonía con Superman, Aquaman, El hombre araña, Los cuatro fantásticos, Thor, Batman, Hulk, Iron Man, La mujer maravilla, Capitán América, Shazam! y Plastic Man.
A pesar de esta tendencia, no es sino hasta el 2012 y 2015 cuando estas figuras de acción se han consolidado en el audiovisual doméstico en la unión americana con series inspiradas en géneros como el drama criminal, el terror y el misterio como Flash, Gotham, Arrow y Agentes de S.H.I.E.L.D., las que no solo han enamorado a la audiencia, sino también a los críticos televisivos.
EVOLUCIÓN
Ese traspaso de las historias en papel a la televisión son ideales para estos seres, ya que en su primera etapa impresa se contaban sus aventuras por entregas semanales, quincenales o mensuales.
La televisión, como pasa en el cómic, también les permite a los personajes (tanto a los héroes como a los villanos) un mayor marco de evolución.
Mientras que en el cine solo tienen dos horas para alcanzar ese proceso de transformación, en la televisión tienen una docena o más de capítulos para que esto sea posible.
Además, el espacio televisivo le ha dado la oportunidad a superhéroes que no han triunfando en el cine (territorio dominado por los brillantes e implacables Batman, Superman, Iron Man, Wolverine y Los Vengadores) o no se les ha dado mucho protagonismo en la pantalla grande, a que tengan su momento de gloria como pasa con los seres que pueblan Flash o Arrow.
Este notable tirón va a permitir otros títulos para la pantalla chica como Krypton (2016), sobre el abuelo de Superman; Jessica Jones (2015), en torno a una heroína que renuncia para ser detective privada, y Supergirl (2015), sobre la prima del Hombre de Acero, entre otros.
UNA CIUDAD TAN VIL COMO SU GENTE
La serie de Gotham se sostiene gracias a ese lado sórdido que transmite la Ciudad Gótica como tejido social de los seres humanos más atormentados de la historia del cómic contemporáneo.
Gotham se esfuerza por ser un programa capaz de satisfacer a los menores de edad y a los adultos que la consumen, y trata de hacer feliz tanto a los admiradores del Batman del cómic como a los que han visto los resultados diversos en la gran pantalla.
Su frescura no se debe necesariamente a ese Bruce Wayne niño (un correcto David Mazouz), que de adulto será uno de los más emblemáticos superhéroes de las historietas, sino gracias a los villanos que debe combatir una pareja de policías, un idealista Jim Gordon (Ben McKenzie), y el transgresor Harvey Bullock (Donal Logue), sacados ambos de las entrañas de la novela negra más tradicional.
Es como señala el crítico Dan Greenfield, del periódico New York Post: “Gotham hace un gran trabajo a la hora de equilibrar el mundo de los cómics modernos y maduros con los casos policíacos”.
SERES MARGINADOS
Este drama criminal no es sobre Bruce Wayne, aunque el pretexto argumental es averiguar quién mató a sus padres, y ese caso imposible de cerrar será uno de los impulsos para que ese muchacho tímido y débil pase a ser algún día Batman.
El meollo de Gotham es acercarnos a ese entramado social perdido, despiadado y enfermo de la metrópolis (un Nueva York versión lúgubre y sin esperanzas) que encontrará en Batman a un salvador que, como cabe en un mundo corrupto y en declive constante, cada vez se parecerá más a los malvados despreciables que debe poner tras las rejas.
Lo más relevante de Gotham son sus villanos, los que no solo están exquisitamente diseñados, sino que los actores que los encarnan son artistas sobresalientes, en especial Oswald Cobblepot/El Pingüino (Robin Lord Taylor), y Edward Nygma (Cory Michael Smith), ya que además estos personajes tienen más capas que los representantes de la ley.
En relevancia y calidad les siguen dos chicas malas, aunque con buen corazón, a su estilo: Fish Mooney (lo más destacado que ha hecho Jada Pinkett Smith desde If These Walls Could Talk en 1996) y Catwoman\Selina Kyle (Camren Bicondova).
Gotham tiene su encanto también porque trata sobre la inocencia deteriorada, la autoridad que debe ser cuestionada por sus actos y sobre una justicia siempre en decadencia, y además porque expone una economía en crisis y una clase política que hace rato perdió su norte, todo enmarcado dentro de una cultura de la violencia. Es decir, tiene una actualidad de espanto.
ESTELAS DEL CINE
La estética de esta serie, si bien no supera las atmósferas creadas en el cine de la mano de los directores Tim Burton y Christopher Nolan (aunque les debe mucho), tampoco las traiciona.
Ah, y por supuesto, Gotham es años luces superior a las abominables versiones de Batman hechas por ese criminal del lente que es Joel Schumacher, aunque se queda atrás si se le compara con Batman: Gotham Knight (2008, conjunto de seis cortometrajes) y Batman: A Gotham Fairytale (2013), de Mauricio Abril.
Aunque tiene sus enormes deudas con los títulos antes indicados, como señala el crítico Tim Goodman, de The Hollywood Reporter, “Gotham llega con una entidad propia, con un universo totalmente realizado, en un tiempo y un lugar separados, con bastantes personajes fascinantes y una presencia visual estilizada que resulta inmediatamente intrigante”.
Como precuela, Gotham funciona con solvencia, en particular, porque nos explica en detalle los orígenes de todos esos personajes autodestructivos que componen el universo de Batman, en especial secundarios como Alfred, Gordon y los malvados cotidianos.
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