En medio de un paisaje sombrío y hostil, donde sobra el barro, el peligro y las sospechas, Pedro (Raúl Arévalo) y Juan (Javier Gutiérrez) son dos policías de homicidios que andan de capa caída por razones distintas.
Ambos son asignados a un pueblo en las marismas del Guadalquivir (España), para indagar sobre la desaparición, y posterior asesinato, de las dos jóvenes hijas de un barquero.
Es el año de 1980, en medio de la llamada Transición Española, cuando todavía se percibían las estelas del régimen dictatorial del general Francisco Franco, en un país europeo marcado por la crisis económica y la tensión social y política.
La isla mínima, la sexta película del director Alberto Rodríguez, es una amalgama entre film noir, thriller y western crepuscular.
Esta película se proyecta el 15 de abril, a las 4:45 p.m., en la Sala 6 del Cinépolis Multiplaza, en el marco del Festival Internacional de Cine de Panamá (IFF Panamá).
“Es una película que tiene una trama muy intensa, que atrapa desde el principio a fin y que mantiene todo el rato la tensión y la intriga. Los amantes del thriller la van a disfrutar mucho”, explica en exclusiva para La Prensa, su productor, Gervasio Iglesias.
La isla mínima recibió 17 nominaciones al Goya (el Óscar español), y obtuvo diez estatuillas, incluyendo mejor película, director y actor (Javier Gutiérrez).
Su debut en su país fue con 183 copias. A la semana siguiente “subimos a casi 200 copias e incrementamos espectadores, lo cual es muy difícil. Después del éxito en los Goya volvimos a subir a 200 copias. Desde su estreno, el 26 de septiembre de 2014, la película sigue en cartelera, seis meses de forma ininterrumpida, algo que no pasaba desde Avatar en España”.
ESPACIO NATURAL
El principio de La isla mínima se remonta a 2001, cuando el realizador Alberto Rodríguez y Álex Catalán, director de fotografía, visitaron una exposición del sevillano Atín Aya.
Quedaron asombrados por esa individual que reunió imágenes que Aya tomó, entre 1995 y 2000, como resultado de su recorrido por 90 pequeñas islas.
“Alberto y Álex pensaron que aquel era un lugar idóneo para ubicar una historia. Fue después de la producción de Grupo 7 cuando la historia dijo: ‘aquí estoy’. Creció y decidimos que fuera el siguiente proyecto”, resalta Gervasio Iglesias, quien ha sido el productor no solo de La isla mínima (2014) sino también de otros títulos de Alberto Rodríguez como Grupo 7 (2012), 7 vírgenes (2005) y After (2009).
La isla mínima se rodó en las marismas del Guadalquivir, que Iglesias describe como “un gigantesco espacio natural cercano a Sevilla, nuestra ciudad, en Andalucía, lo más al sur de Europa”.
Es un punto que es fronterizo con tres provincias españolas y parte de este terreno es “la zona norte del Parque Natural de Doñana, uno de los espacios más increíbles de Europa. Es un terreno hermoso, salvaje e inhóspito a la vez. Pleno de fauna y con una naturaleza desatada”.
TRASPASO
Este largometraje se desarrolla en un momento histórico de traspaso del pasado franquista a una época de incipiente democracia, es decir, La isla mínima es una radiografía de aquella España convulsionada y en evolución.
A las manos de Gervasio Iglesias y Alberto Rodríguez llegaron unos documentales firmados por Cecilia y Juan José Bartolomé, material audiovisual que fue prohibido en plena transición española.
Estos hermanos filmaron entre 1979 y 1980, “cuando se iba a decidir si se rompería con la dictadura franquista o se haría simplemente un lavado de cara. ‘Ruptura o reforma’ se decía entonces. Se optó por la reforma. Estos documentales, que tardaron mucho tiempo en verse en España, ofrecen una visión real, a pie de calle de este periodo y cuentan una historia muy diferente del bonito cuento de hadas que nos ofrece la versión oficial”.
Por eso, otra lectura es que La isla mínima, de forma consciente o no, usa el pasado para hablar del presente de España, un país que hoy se esfuerza por salir de una crisis económica.
“Estamos en un momento muy parecido a 1980. La dictadura se cerró en falso y problemas que se dejaron sin solucionar están volviendo a dar la cara”, indica Iglesias.
La única diferencia, resalta, es que “ya hemos pasado dos generaciones desde entonces y no existe tanto miedo como en aquel momento, que no es poco. Pero España parece estar en un momento de redefinición”.
¿Vieron La isla mínima u otra película en el IFF Panamá?