‘Una noche sin luna’, una comedia triste y cálida

‘Una noche sin luna’, una comedia triste y cálida


La punta de la madeja de Una noche sin luna (Uruguay) fue un concierto de Daniel Melingo en 2004.

Melingo es el tanguero más importante de este siglo. Un hipnótico, fina mezcla de clown nocturno con un roquero que fue a la guerra y volvió para contarlo”, expresa Germán Tejeira, director de esta película presente en el Festival Internacional de Cine de Panamá  (IFF Panamá).

En ese recital se registra un apagón y, “en vez de suspenderlo, Melingo siguió cantando a oscuras con la orquesta, tocando sus instrumentos sin amplificación”.

El percance creó un ambiente en el teatro “de gran intimidad y verdad. Ese estado de ánimo con la música de Daniel de fondo fue el primer disparador para empezar a escribir”.

Una noche sin luna es sobre un taxista que desea reconquistar a su pequeña hija, un mago que necesita más suerte y amor, y un cantautor que busca la libertad.

“Me interesaba escribir sobre personajes de una edad adulta que estaban en un momento de cambiar la piel y que en el contexto del año nuevo cifraban esperanzas de que todo al otro día pudiera mejorar”, revela.

“Esa sensación a la que nos lleva el fin de año, de cambio de ciclo, de que mañana todo podrá ser distinto, me interesaba como punto de partida en la emoción de los personajes”, dice sobre los seres que habitan un largometraje que puede ver el lunes 13 de abril a las 3:00 p.m. en la sala 5 de Cinépolis de Multiplaza.

Los tres hombres tienen una gran influencia “de las características personales de los actores que protagonizan la película: Roberto Suárez, Marcel Keoroglián y Daniel Melingo”.

“Tanto con Roberto como con Marcel, tengo una amistad de muchísimos años. Hemos trabajado juntos en varios cortos, nos conocemos mucho y tenemos una gran confianza, y por los que siento una profunda admiración”, resalta Tejeira.

Mientras que a Daniel Melingo no lo conocía personalmente. “Cruzamos a Buenos Aires para conocerlo y se entusiasmó en sumarse al proyecto. Ese día no dormí de la felicidad”.

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"La película está hecha con el corazón en la mano, profundamente honesta y que busca que el espectador cuando salga del cine esté mejor que cuando entró": Germán Tejeira



DOS GÉNEROS

Una noche sin luna va de la comedia al drama sin quitar mérito a ninguno de los dos géneros cinematográficos. “Como espectador disfruto muchísimo de las películas que juegan en la cornisa dual entre la comedia y el drama, pero que dan la sensación de que cuando se apaga la cámara todos se ríen y sienten al drama como un juego actoral”, expresa.

Con Una noche sin luna, encontró “un punto de ‘comedia triste’, que el espectador se conmueva con las historias y al mismo tiempo disfrute de las contradicciones de los personajes y sus miserias hermosas”.

Además, esta producción maneja un tono de ternura sin caer en el sentimentalismo, por lo que “juega en una zona fina cercana al melodrama. Caminar sin caernos por esa cuerda fue algo en lo que siempre pretendimos estar atentos”.

La película no subestima ni subraya las emociones, pero “sí tiene un deseo declarado de emocionar a los espectadores con la densidad de los actores, de sus miradas, de sus historias y no con violines que suenan cuando hay que conmoverse. La ternura masculina es algo que nos interesó contar en la película. Una sensibilidad no muchas veces visitada en el cine”.

Comparte que su película está "hecha con el corazón en la mano, profundamente honesta y que busca que el espectador cuando salga del cine esté mejor que cuando entró".

Germán Tejeira comparte que su producción tiene referencias al cine de directores como Carlos Sorín, Jim Jarmusch, Aki Kaurismaki y Wayne Wang.



VIDAS CRUZADAS

Esta producción a veces parece una película de vidas cruzadas y en otras una película de episodios. Con Julián Goyoaga, productor y montajista de Una noche sin luna, habló Germán Tejeira mucho de esto.

"Nos interesaba una película de tres episodios estrechamente ligados desde lo emotivo, desde las características de los personajes y de la sensación que tienen todos, que al otro día todo estará mejor", comenta sobre esta película que participó del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

No le atraía generar un "enjambre ajedrecístico para que las historias se complementen y finalmente todo calzara como una gran pieza de relojería. Justamente nos interesaba lo contrario: que la película respirara una extraña libertad formal. De que nos podamos detener a contar, sin el apuro de ir a otra historia, sino quedarnos con nuestros personajes y acompañarlos en su peripecia".

REFERENCIAS

Historias Mínimas es una punto de referencia en la mente de Germán Tejeira cuando realizaba Una noche sin luna porque "narra tres historias en un ambiente rural, y tiene un deseo declarado por hacer foco en las pequeñas cosas. De hecho, Carlos Sorín fue uno de los cinco jurados que premiaron al proyecto en su etapa de guión en el fondo de fomento del Instituto de Cine del Uruguay".

Mistery Train, de Jim Jarmusch; Ariel, de Aki Kaurismaki y Smoke, de Wayne Wang, comparte, fueron influencias de puesta en escena, arte, fotografía y guión.

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