¿Qué le pasa a Adam Sandler?



Adam Sandler (Nueva York, 1966) se está ganando a pulmón el puesto del peor comediante de esta década en Hollywood y es franco candidato a ser uno de los diez intérpretes con menos talento para la risa del último cuarto de siglo en la pantalla grande.

Las películas en las que participa como protagonista son cada vez más abominables y hasta da pánico perder horas de tu vida que nunca podrás recuperar.

El ejemplo más reciente de su poco tino para seleccionar buenos proyectos se titula Ese es mi hijo (That’s My Boys, 2012), cuyo guion es tan despreciable como su anterior producción, la terrible Jack and Jill (2011).

En la boletería, la respuesta del público ha sido casi nula, lo que demuestra que la mía forma parte de una opinión que es global.

Esta cinta tuvo un costo de producción de 70 millones de dólares y a nivel mundial lleva recaudado 55.7 millones de dólares, por lo que ya es considerada un fracaso de boletería. Por lo menos Jack and Jill tuvo un presupuesto de 79 millones de dólares y logró de vuelta 149.6 millones de dólares.

Ese es mi hijo ha pasado por las salas de cine de unos 25 países del mundo, una cantidad pequeña tomando en cuenta que los filmes de Sandler alcanzan, por lo general, los 50 territorios.

Este título será segura candidata a los premios Razzie, a lo más desagradable de 2012 en la llamada Meca del Cine, en categorías como peor película, peor actor cómico y peor guion, entre otros apartes y tiene muchas posibilidades de arrasar en esta peculiar ceremonia.

La crítica estadounidense ha dejado el ego de Sandler bastante golpeado con esta ínfima producción, en la que interpreta a un padre inmaduro. Veamos algunos ejemplos.

Justin Chang, de la revista Variety, calificó a Ese es mi hijo como “pueril y obsesionada con las entrepiernas e inofensivamente divertida en contadas ocasiones”.

Colin Covert, del periódico Minneapolis Star Tribune, resaltó que es un título “limpio de cualquier rastro de ambición o ingenio”.

Para Claudia Puig, del USA TODAY, es “más que mala. Son dos horas de errores que inducen al dolor, salpicados por la distintiva y crispante voz de Sandler. Es una experiencia casi intolerable”.

Su colega Michael Phillips, del diario Chicago Tribune, se hace una pregunta importante con la que termino este blog: ¿Qué puedes hacer cuando te encuentras deseando que el protagonista deje su propia película a los cinco minutos?".

¿Qué les pareció lo nuevo de Adam Sandler?

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