Centroamérica cuenta se ha convertido en uno de los mayores festivales de Iberoamérica, un espacio donde escritores y lectores hablan y comparten su amor por el idioma español, las letras y la imaginación.
Este evento, cuya cuarta edición ocurrirá en Nicaragua del 23 al 28 de mayo, desea que los escritores centroamericanos se conozcan entre sí, y a su vez, que estos creadores entren en contacto con colegas suyos de otras partes del mundo, de acuerdo al novelista, cuentista y ensayista Sergio Ramírez (Masatepe, Nicaragua, 1942).
El ganador de premios como el Alfaguara de Novela y el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso, y líder de Centroamérica Cuenta, opina que los habitantes del continente americano deben aprovechar que la mayoría habla castellano y que esa ventaja los una y además colabore a que nuestros países avancen.
El propio Sergio Ramírez recorre a cada rato esta parte del planeta y lo hace con el español por delante, por lo que exhorta a que este idioma sea un puente de entendimiento entre todos.
“El español es un milagro que no podemos desaprovechar”, opina Ramírez, autor de clásicos modernos como Margarita, está linda la mar y Adiós muchachos.
El encuentro que dirige Sergio Ramírez recibirá en Nicaragua a 70 narradores consagrados y emergentes de Centroamericana, América Latina y Europa.
Entre los invitados están Laura Restrepo, Alberto Salcedo y Jorge Franco de Colombia; Almudena Grandes, Javier Cercas y Luis García Montero de España; Gonzalo Celorio de México; Santiago Roncagliolo de Perú y Daniel Mordzisnki de Francia/Argentina.
El eje temático girará en torno a conmemorar los centenarios de las muertes de dos luminarias: Rubén Darío (Nicaragua) y Miguel de Cervantes (España).
Bajo el lema “Memoria que nos une”, comenta Ramírez, Centroamérica Cuenta también rendirá culto a la fuerza de la literatura como elemento vital en la construcción de la identidad centroamericana.
A DARLE VALOR A LA CULTURA Y A LAS ARTES
Sergio Ramírez lamenta que la cultura y las artes sean en América Latina pasajeros de tercera categoría. Le preocupa que cada vez que aparece una nueva crisis económica, política o social, sean estas manifestaciones las que sean arrinconadas.
A pesar de ese hecho, celebra que la literatura, el teatro y demás vehículos de comunicación, sean los primeros en estudiar y entender a la misma sociedad que los minimiza.
Solicita que se acabe una costumbre cuestionable: que los gobiernos consideren que la cultura es un bonito adorno público, cuando realmente es una herramienta para comprender la realidad desde la palabra, la investigación y lo inventivo.
Confirma que la literatura transforma y estudia una realidad que cada día es más compleja y diversa.
A pesar de las limitaciones, comenta que los libros y las ideas que contienen ayudan a comprender nuestro entorno, y enseñan a pensar y a cuestionar a los lectores.
Lo ideal, anota, es que en América Latina se debe incluir los libros dentro de la canasta básica familiar, pues es un alimento del alma y de la conciencia de todos.
La situación es lo contrario, los responsables de guiar a los países convierten a la cultura en un sector débil y dependiente.
Aunque ve como una desventaja que un poemario de Panamá no siempre llegue a una librería de Nicaragua, o que una novela salvadoreña no llegue a las manos de un costarricense, considera que esa necesidad debe convertirse en el impulso para que ese hecho vaya cambiando, y por eso, resalta, existe Centroamérica Cuenta.
Aunque la literatura no tiene la obligación de ser idéntica a la historia, Sergio Ramírez sí plantea que las novelas, los cuentos y los ensayos deben, en alguna medida, tratar temas frecuentes entre los que viven en Centroamérica.
Entre esos temas que desarrolla la literatura de esta parte de la Tierra, y que no debe dejar nunca de lado, es la corrupción que azota a nuestras democracias, el tráfico de personas, las violaciones de los derechos humanos que sufren aquellos que tratan de llegar a Estados Unidos, el flagelo de las pandillas juveniles y la presencia nefasta del narcotráfico.
Exige que los escritores vean a Miguel de Cervantes Saavedra como un referente y a su novela cumbre, Don Quijote de la Mancha, como un modelo, pues asegura que los creadores deben ser siempre modernos en sus propuestas y en su forma de mirar la vida.
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