Pixar ha logrado un matrimonio exitoso entre arte, tecnología y finanzas.
Desde su debut en las grandes ligas con el largometraje Toy Story (1995), cuya tercera entrega se estrena hoy en Panamá, este estudio de animación ha creado un universo de personajes que son más gente que muchos seres humanos de arterias y piel.
Sus triunfos incluyen todos los renglones posibles. Algo de lo que no pueden vanagloriarse las divisiones de animación de DreamWorks, Walt Disney y Twentieth Century Fox.
En los últimos tres lustros, Pixar es la única empresa de animación cinematográfica de EU que no conoce el fracaso económico.
Según el sitio mojoboxoffice, si se suman las recaudaciones mundiales de sus 10 películas, la cifra supera los 5 mil 600 millones de dólares.
La revista Variety calcula que las ventas en DVD de sus cintas superan los 170 millones de dólares. Más otros 8 mil millones de dólares en concepto de mercadería (de calcetines hasta relojes).
Nueve de sus 10 producciones han recibido la calificación de excelentes y dos son consideras obras maestras (Toy Story y Toy Story 2) según datos de la página web rottentomatoes.com. La que no les gustó a los especialistas fue Cars.
Sus cintas, además, son las favoritas de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood. Ha obtenido 36 nominaciones al premio Oscar (sin incluir el honorífico que recibió Toy Story) gracias a sus largometrajes y se llevó ocho estatuillas doradas en apartes como película animada, música original, edición de sonido y canción original. Por favor agregar cuatro Globos de Oro y tres Grammy.
Seis de sus 10 películas han ganado la categoría de mejor largometraje de animación en el Oscar. Hay que recordar que cuando se proyectaron Toy Story (1995), A Bug’s Life (1998) y Toy Story 2 (1999) no existía esa categoría.
El reconocimiento que goza Pixar se debe al empresario Steve Jobbs, al director de animación John Lasseter y al científico Ed Catmull, ¿Quiere más?
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