El arte contra el cambio climático

El arte contra el cambio climático


Su nombre significa “espíritu que guía a los muertos”. Diwidgi Valiente nació en un hogar en el que se le inculcó siempre la educación y el amor por el arte desde un principio, y esta condición explica por qué es un guna que ama el mundo y es leal a su origen.

Creció en la comunidad de Mano de Piedra, San Miguelito, y asistió al Instituto Dr. Alfredo Cantón, entre las escuelas públicas más reconocidas de Panamá y de Centroamérica en cuanto a fomentar el arte.

“La educación me la inculcaron mis padres y creo que hizo la diferencia para que no quedara como el resto de mis amigos que ya están muertos por estar en bandas. Solo están vivos dos de aquellos que conocía cuando tenía siete u ocho años”.

De pequeño tuvo enfrentamientos con los niños que no lo consideraban suficientemente guna pero tampoco panameño. Esta verdad se transformó en reflexiones durante sus vacaciones con su familia paterna en el archipiélago de San Blas sobre un país multiétnico y de diversos credos. Era una especie de “principito” en el mundo panameño.

“Crecí con ambas culturas a la vez. Hablaba dulegaya y comía sancocho”.

Trayectoria

Se graduó del Instituto Dr. Alfredo Cantón de bachiller en Ciencias en 2006. Estudió la carrera de derecho un año en la Universidad de Panamá para luego hacer un técnico en administración de hoteles y restaurantes en el Institut Hôtelier César Ritz de Le Bouveret, Suiza. Ahí también hizo la licenciatura en negocios internacionales y hotelería. Desde febrero de 2015 es el supervisor de precios de transferencia en la Dirección General de Ingresos del Ministerio de Economía y Finanzas en Panamá.



A los 16 años se ganó la primera de muchas becas y participó en la Ruta Quetzal, un programa académico de la Universidad Complutense de Madrid que selecciona a 350 jóvenes de 45 países para un viaje de estudios de alguna cultura o sobre un hecho histórico pertinente a ese año.

Le correspondió la historia de los mayas y la expedición se llamaba Los Mayas de Ayer y de Hoy.

Recorrió Guatemala, Belice, México y España, y estuvo acampando un mes y medio en pueblos mayas entre la selva, las pirámides y el silencio para sentir la esencia de una cultura milenaria.

Un año después comenzó a estudiar derecho y se inscribió en el concurso de la Ruta Inca. Había escrito un ensayo sobre las hojas de coca como recurso atávico de los pueblos andinos y entonces viajó a Bolivia, Chile y Perú. Dice que siempre ha sentido admiración por los pueblos aborígenes, prefiere emprender proyectos sociales para empoderar a sus hermanos.

“A pesar de que tienen riqueza hídrica, forestal, minera y cultural, son también los pueblos más pobres, con los índices más altos de mortalidad infantil, pobreza extrema, alcoholismo y desnutrición”.

Después de ese viaje al corazón de la América del Sur, Valiente dejó la pasión por el derecho. Abandonó sus estudios y se embarcó en un viaje introspectivo, de autoconocimiento. Fue por carretera hasta Cartí, comunidad terrestre de Guna Yala, y más adelante llegó en un barco de mercancías a las islas del archipiélago hasta llegar a Ukupseni o Playón Chico, una isla propiedad de su abuela.

En Ukupseni conoció a dos viajeros, un argentino y un francés, que se dirigían a Colombia. Se les sumó y para pagarse el viaje, pintaba cuadros que vendía en la calle a los transeúntes de los pueblos donde pasaban las noches de una aventura.

Conoció Santa Marta, Tairona, Bogotá y Medellín, pero su éxodo se interrumpió cuando fue notificado de una beca del Ministerio de Economía y Finanzas para adelantar estudios técnicos en hotelería y turismo. Debía volver a Panamá.

Panameño en Suiza

En principio, la beca que le ofrecían a Valiente era para Barcelona. Pero se canceló esta alternativa debido al comportamiento de algunos estudiantes panameños, y a cambio le ofrecieron cursar un técnico de turismo en Cancún, México. Como tampoco le llamó la atención esa beca, le dieron a escoger entre España y Suiza.

“Valoré sobre todo la oportunidad de estudiar en inglés en la Meca de la hotelería que es el Institut Hôtelier César Ritz, y la posibilidad de aprender francés. Aunque era un reto bien grande porque debía estudiar inglés un año antes de aceptar la beca, no lo pensé dos veces”. Estuvo cuatro años en Suiza.

Entre sus compañeros había hijos de la realeza europea y de empresarios reconocidos quienes eran compañeros de estudio de 100 panameños, en su mayoría becados.

En el segundo trimestre fue elegido por sus compañeros como presidente del Comité Estudiantil y enseguida supo que su propósito, además de estudiar, era la armonización de los 400 estudiantes del César Ritz.

Fue una babel edificada por chicos árabes, chinos, indostaneses, alemanes y panameños. Celebraban el Año Nuevo chino, el Ramadán, los carnavales… De todo un poco.

Se inscribió en 2009 en un concurso de Societé General, un banco suizo interesado en una propuesta social para su política de responsabilidad corporativa. Valiente propuso un hotel ecoturístico en Guna Yala donde el lujo consistiera en ver un amanecer frente a las aguas cristalinas donde nadan delfines, peces de colores inciertos y estrellas de mar.

Según su propuesta, el hotel sería regentado por la comunidad. Las ganancias iban a utilizarse en proyectos de salud, estructura y educación. Entre 185 propuestas, el plan de Valiente quedó entre las 10 primeras. Sin embargo fue descartada en la ronda final.

Responsabilidad con Panamá

Sonia de Luzcando era la directora del Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos (Ifarhu) cuando Valiente estaba en Suiza y le faltaba poco tiempo para finalizar sus estudios. Entonces Luzcando se reunió con el director de la escuela del joven para proponerle una beca a cambio de que el trotamundos ayudara a refaccionar las residencias estudiantiles que debían acoger a más del mil 500 estudiantes panameños.

Debía además valerse de lo aprendido en el técnico de administración de hoteles y restaurantes del Institut Hôtelier César Ritz.

El director le dijo que Valiente había aprovechado la oportunidad que le ofrecían con buenas notas y la representación de la escuela en varios concursos.

Entonces Valiente le presentó a Luzcando una propuesta basada en cinco principios que incluían conceptos de estética, alimentación, descanso, supervisión y recreación de los estudiantes. Regresó en 2012 a Panamá pese a ofertas laborales en Suiza, Dubái y tres hoteles locales.

Su respuesta fue negativa debido a la reglamentación de la beca, la cual señalaba la responsabilidad de trabajar dos años con el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Después de tres meses de espera, pasó a laborar en la Autoridad de Turismo, departamento de Congresos y Convenciones.

En 2014 cambió el gobierno y Valiente se fue de vacaciones antes de asumir su nuevo puesto en el MEF como supervisor de precios de transferencia en la Dirección General de Ingresos.

Proyectos

Durante este intervalo, Valiente se fue a El Valle de Antón para abrir un hostal con su amigo panameño Alan Young Lim. Trabajaron en el proyecto un par de meses y así nació Bodhi Hostel, reconocido desde el año pasado como el mejor hostal de Panamá por la página líder en hostales, Hostel World. En el lugar suelen hospedarse alemanes, canadienses, estadounidenses y españoles.

“Se conocen en la mañana y por la tarde están subiendo la India Dormida, bañándose en el río o cocinando juntos”, dice Valiente.

En 2014 formó parte de One Young World, una oenegé que reúne a mil 500 mentes de jóvenes brillantes que quieren crear conexiones para lograr cambios positivos en sus comunidades. La cita fue en Dublín, con Mary Robinson, expresidenta de Irlanda y secretaria del cambio climático para las Naciones Unidas.

Valiente intervino cuando ella estaba hablando del cambio climático y le preguntó: “¿Cómo le explicas a una persona que siempre ha vivido en una isla, que tiene toda su familia ahí, donde su forma de vida depende de la isla, que tiene que abandonar todo e irse a tierra firme sin fondos para mudarse a ninguna parte? ¿Quién es responsable de estos movimientos? Porque al fin y al cabo, los que provocaron el cambio climático no fueron los gunas”.

Presente y futuro

Desde febrero del año pasado trabaja en el MEF. Junto a sus compañeros, audita a las multinacionales para asegurarse de que no trasladan sus ganancias a paraísos fiscales.

Él se ríe y bromea que como su título universitario es de negocios internacionales, lo contrataron en Tributación Internacional, en la sección de Precios de Transferencia.

Saturado de tantos números, decidió estudiar creatividad en la escuela Brother.

“Conceptualizamos ideas. La creatividad ayuda a resolver problemas de contabilidad, matemáticas, finanzas, ciencias, de lo que sea, siempre que puedas conceptualizar las ideas para que sean más fáciles”, indica.

Formó parte del Startup Weekend Centroamérica 2015 y armó un equipo que está próximo a lanzar Wolf Trip, una aplicación para aquellos viajeros de aventura.

Hace dos semanas participó en Hatch LatAm, una red que busca crear un corredor de innovación y creatividad en la región. Porque al igual que él, hay personas en otros países que utilizan el arte como la mejor arma para combatir el cambio climático.

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