A las 6:00 p.m. del 6 de enero de 1940, Antonio Fernández Gómez se convertiría en productor, locutor y redactor de un programa de radio en la emisora CMCQ de Cuba. Era domingo y también era el inicio de la carrera de un joven de 17 años, pequeño, flaco y “con residuos de acné”, que más adelante no usaría más su nombre, sino un seudónimo: Tony Fergo.
Aquel espacio radial, al precio de 10 pesos mensuales, “fue lo primero que tuve en la vida”, apunta Fergo. Solo había un anunciante, la fábrica de toallas Antex, y la cuña debía ser ideada y mencionada en directo en el micrófono.
Así, el recién estrenado productor y locutor escribió su primer anuncio comercial. Fue su debut en el creativo mundo publicitario.
Han pasado 75 años y poco más desde entonces. Tres cuartos de siglo ininterrumpidos de dedicación al mundo de la publicidad y a sus “otras pasiones”, como describe Fergo la composición de canciones, especialmente boleros, y la redacción de textos, especialmente de humor, ámbitos en los que incursionó unos meses más adelante tras su llegada a la radio cubana.
Como una forma indirecta de celebrar el 75 aniversario de su trayectoria, Fergo presentó esta semana su nuevo libro Gente que conocí, el décimo octavo de su obra, un texto en el que el autor reúne las historias acumuladas en 92 años de vida dentro y fuera de la isla.
Gente que conocí no es una novela, tampoco es poesía ni una autobiografía, según Fergo. Es un libro de vivencias, de memorias, al lado de gente como Mario Vargas Llosa, Corín Tellado, Leopoldo Fernández, Tres Patines; Aníbal de Mar, Víctor Julio Gutiérrez, Omar Torrijos o Arnulfo Arias Madrid.
Experiencias que cuenta en persona, con la pausa y detalle de un narrador sin afán, que cuando quiere confirmar una duda, prefiere acudir a un enorme diccionario que guarda cerca, sin prestar mayor atención a las tres pantallas de computadora que tiene enfrente.
Tony Fergo comparte más detalles de su nuevo libro y de las anécdotas que registra en sus 265 páginas.
¿Cuánto tiempo le tomó reunir estas historias en un libro?
Fue durante tres años; hacía una parte, lo guardaba y seguía con otros proyectos.
¿Cuántos personajes pudo incluir?
Son muchos, aunque se quedaron fuera unos 30 o 50.
Comparta algunas anécdotas de gente que conoció.
En el capítulo dedicado a Víctor Julio Gutiérrez, cuento cómo durante el mandato de Marco Robles se les ocurrió cobrar un impuesto solo a los ganadores de los sorteos... ¡Casi se les cae el gobierno! Dieron marcha atrás y se pasó el impuesto general a los chances de dos dígitos. Quedó muy claro: la gente acepta que le cobres un impuesto de un sueño o esperanza de ganar, pero no que les quites algo del dinero ganado, del sueño ya hecho realidad.Otra: un escritor e investigador llamado Richard Davis vino una vez a Panamá; llevaba un tiempo estudiando a Alfonso Sánchez de Huelva, quien, en su lecho de muerte, le entregó a Cristóbal Colón, que no era marinero pero sí un gran cartógrafo, los mapas de un nuevo destino que luego llamaron América. Richard Davis llegó a estas conclusiones tras estudiar documentos del Archivo de Indias de Sevilla. Es decir, que Sánchez de Huelva fue antes que Colón y, por supuesto, se cambia toda la historia conocida.
¿Qué personajes que no conoció le hubiera gustado incluir?
Sin duda, Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, y Joaquín Salvador Lavado, Quino.
BOMBONES Y ROPAS
¿Qué hacía el joven Tony Fergo antes de llegar a la radio en 1940?
Empecé a trabajar a los 11 años; una prima estaba al frente de una fábrica de dulces y turrones y me mandaban cajas de bombones y caramelos a diario para vender en las abarroterías de La Habana Vieja. Vendía dos o tres cajas por día y me daban 5 centavos de comisión, me ganaba 15 centavos al día. Mis mejores clientes estaban en un comisariato de la Marina de Guerra de Cuba.
También trabajé en el taller de ropa de mi padre barriendo retazos de ropa y haciendo modelos de vestidos para niños. Allí me enseñaron a aprender. Otro empleo que tuve fue en la tienda La Nueva Isla, en La Habana, allí estuve cuatro años barriendo y limpiando con trapos y cangarú, todo el día.
Hablando de publicidad, ¿qué escenario encuentra en Panamá cuando llega para quedarse en 1957?
No existía la publicidad. Había vendedores para los periódicos y radios, pero campañas no existían. Había dos agencias que recibían las campañas que venían de afuera. Nada más.
Más de 50 años después, ¿cómo ve la evolución que ha tenido la publicidad?
No tiene alma. No hay una frase con sabor humano. Ahora los grandes almacenes solo ponen mujeres bellísimas para anunciar sus baratillos.
¿Cuál de sus campañas es su favorita?
Uno hace un anuncio para cumplir una misión. Ana de la Americana, Julio Gago, Panamá y sus nueve provincias, Cerebrito... todos cumplieron con su objetivo.
Una anécdota de la faena publicitaria.
Muchas, pero mucha gente pensaba que Julio Gago era el hermano de Lázaro Gago.
También está la historia de las patitas de puerco: un barco llegó a Panamá para entregar mercancía, pero no iban a poder llevar un cargamento de patitas de puerco destinado a Venezuela por una huelga en aquel país. En el barco estaban desesperados, iban a perder el cargamento, entonces les ayudamos y Gago compró tantas patitas de puerco como para vender en medio año, y las vendimos a 29 centavos la libra, en lugar de 36 centavos. Salió el anuncio de la promoción que decía “¡Patitas de puerco a 29 centavos la libra!”. “¿A cómo?”. “¡A 29 centavos la libra!”. En pocas semanas volaron las patitas de puerco.
BOLEROS Y CUBA
¿Cómo ve el presente del bolero en pleno apogeo de géneros urbanos y electrónicos?
Mientras exista el amor existirá el bolero. Ningún ritmo tiene esa vibración, tienen otras vibraciones de sexo, etc., pero de amor no.
Cuba y Estados Unidos. Su apreciación de este acercamiento histórico.
El cubano de hoy es distinto al cubano de ayer. El cubano de hoy es empleado público; el empleado público no tiene las posibilidades de desarrollarse como el de la empresa privada. Ya se acostumbró a que trabaja menos y todo se lo dan. Hay que crear un nuevo concepto en los niños, será duro para los padres y maestros.
¿Ha vuelto a Cuba?
Tres o cuatro veces. Fui a visitar a viejos amigos. No quise ver más allá. Yo me fui de Cuba unos años antes de la guerra.
¿Futuros proyectos?
Ya tengo lista la campaña “Distritos de Panamá”, con el espíritu de las provincias de Panamá. Si los niños se saben los nombres de los deportistas gracias a su álbum de figuras, algo parecido se puede hacer desde la publicidad para que aprendan los nombres de sus pueblos.
Y tengo varios libros: La ti antes del té, Los tres mosquiteros y la trilogía Drácula en calzoncillos, El chico más chico de Chico y La dama de las camellas. Como acabo de publicar Gente que conocí, no puedo tenerlos todos en las librerías. Algunos están listos para mandarlos a imprimir y a otros les faltan algunos detalles. Pronto sabrán de ellos.