Margarita Vásquez: 'Si la persona no tiene alrededor gente que lea (...) no sabrá que la lectura existe'



Tiempo atrás, cuando el Instituto Nacional de Música funcionaba en uno de los longevos edificios de San Felipe, la docencia musical era complementada con clases de declamación y literatura, a cargo de personajes como Anita Villalaz y Rogelio Sinán.

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Un país de palabras

Margarita Vásquez iba por entonces al también llamado conservatorio de música a aprender piano, pero no desaprovechó ese otro alimento cultural que es la palabra, sonora y escrita, y lo convirtió en su norte formativo y profesional.

Y tras unos 60 años dedicados a enseñanza del español y la literatura (40 de ellos a nivel universitario), Vásquez seguirá trabajando por el idioma, ahora como directora de la Academia Panameña de la Lengua, cargo que asumirá mañana en una ceremonia en la sede de la entidad promotora del buen uso del lenguaje.

Guillermo Sánchez Borbón (director sustituto), Rodolfo de Gracia Reynaldo (secretario), Aristides Martínez Ortega (tesorero), Justo Arroyo (censor) y Aristides Royo (bibliotecario) conforman el resto de la nueva junta directiva.

Margarita Vásquez nació en Veraguas y creció en la ciudad de Panamá. Prefiere no revelar su edad. “Que los interesados en el dato saquen cuentas”, bromea.

El panameño, en general, oralmente, habla bien. Pero no puedo decir lo mismo del español escrito (...). Estamos muy mal en este aspecto.


Margarita Vásquez
Directora de la Academia Panameña de la Lengua

 

Estudió letras en el colegio María Inmaculada y sus estudios superiores comprenden una licenciatura en español, maestrías de lexicografía y literatura hispanoamericana, y especializaciones en literatura panameña y educación virtual, casi todos en la Universidad de Panamá (UP).

Suyas son las obras El habla del panameño (1980), Aproximación a la cuestión ortográfica (1982), Lectura y composición de textos expositivos (1991), Acechanzas a la literatura panameña (2005), CVV. (2005), El Canal en la novela panameña (2006), Contrapunto (2008) y Diccionario del Español en Panamá (2011), entre otras, firmadas como autora o coautora.

Actualmente es directora de la Escuela de Español de la Facultad de Humanidades de la UP e imparte las cátedras de gramática y literatura hispanoamericana.

Forma parte de la Academia Panameña de la Lengua desde 2006. Y desde su designación como directora de la academia, en julio pasado, prepara el plan de trabajo de la entidad para el período 2015–2018.

Comparta la misión de la Academia Panameña de la Lengua.

Asesorar al Gobierno Nacional sobre el tratamiento que debe dársele al español, idioma oficial de la República, dentro de nuestra sociedad. En esta época es imposible examinar aisladamente la misión de una institución como la Academia Panameña de la Lengua. Hay que pensarla como parte de un sistema dentro y fuera del país. Dentro del país, me parece, hay que vincular la misión de la Academia al modo como se expresa la vida en español entre panameños. Para la mayoría es la primera lengua, y como tal debe ser reforzada en los niños y en los jóvenes, quienes durante su educación adquirirán otras segundas lenguas. Esta primera lengua, el español, es nuestro instrumento para la comunicación y para el desarrollo del conocimiento que diariamente adquirimos sobre nosotros mismos y sobre lo que pasa en el mundo.

¿Qué puede adelantar del plan de trabajo y proyectos de la Academia?

Los académicos han señalado la necesidad de continuar el trabajo de fortalecimiento a los docentes de Español. En este sentido, la Academia le ofrece al Ministerio de Educación (Meduca) la realización de un seminario de alto nivel para los profesores de secundaria en el verano de 2016 con la docencia de Darío Villanueva, director de la Real Academia Española (RAE). Estamos tratando de que el Meduca acepte la propuesta porque para nosotros es básico que si queremos mejores alumnos, los profesores deben tener la oportunidad de enriquecerse.

También la Academia ha renovado vínculos con la Autoridad del Canal de Panamá para la publicación de las novelas del Canal y para promover la lectura entre los jóvenes. Hay mucha literatura vinculada al Canal.

Además, se establecen nexos con el Meduca y la UP para apoyar las áreas de lectura, redacción, ortografía, en todos los niveles, pero, particularmente, en la educación básica general.

Y se ha iniciado una investigación para la publicación de un diccionario del estudiante panameño. Hay que hacer una selección del léxico disponible y especializado en historia, matemática y el resto de materias y reunirlo en un diccionario para que les sea útil a los estudiantes en sus clases.

¿Hoy el idioma español en Panamá se usa mejor, igual o peor que antes?

El panameño, en general, oralmente, habla bien. Pero no puedo decir lo mismo del español escrito (...). Estamos muy mal en este aspecto. A mí me parece que el tope para lograr ortografía, buena redacción y efectividad en la lectura es III año, es decir, IX grado de la educación básica, porque en ese nivel termina la educación obligatoria. Así, la educación básica le entregaría al país un individuo lingüísticamente culto en su primera lengua, el español. Pero debe quedar claro que el educador de todas las materias y de todos los niveles es el modelo.

¿Cuáles son, según su experiencia, los errores más comunes en Panamá al usar el idioma?

La ausencia de tildes obligatorias.

¿Qué se lee más en Panamá?

Alfredo Figueroa Navarro investigó por cinco años este tema y lo publicó en un libro. Iba al salón de los chicos que entraban a la Universidad por primera vez y les preguntaba qué habían leído, qué libro conocían. Una conclusión de su trabajo: leemos poco (...). El problema con la lectura es que hay que enseñar a leer, no es deletrear; es la reflexión y recreación de las palabras que están en un libro y eso se consigue leyendo mucho. Pero si la persona no tiene alrededor gente que lea, no hay bibliotecas y ambiente propicio, no sabrá que la lectura existe. Yo tengo la experiencia de que cuando los estudiantes descubren la riqueza de la lectura quedan dispuestos. Puede ser un asunto de oportunidad.

¿Qué opina de la influencia de la tecnología en el uso del idioma?

Yo amo esta época y su tecnología, que no se piense lo contrario. No la rechazo. La tecnología nos une. De hecho, se trabaja para agilizar la comunicación virtual de la Academia con el público. Queremos agilizar la página web, que tenga toda la información rica, y con presencia dinámica.

¿Abrirán cuentas en Twitter y Facebook como la RAE?

Seguramente. No lo hemos hablado.

Abuelazón, bocacho, bochinche, conguear, concolón, culeco, rambulería, mola y ‘cogerlo suave’ son algunos de los 623 aportes que hizo Panamá al nuevo Diccionario de la Lengua Española. ¿Qué le dicen a usted estas palabras del ‘español panameño’?

Dependiendo de la situación, me parece que bocacho, bochinche, conguear, concolón, culeco y “cogerlo suave” guardan un carácter festivo... Hasta cierto punto delatan nuestras preferencias por las fiestas. “Rambulería” tiene, más bien, un matiz irónico. Solamente “abuelazón y “mola” se manifiestan como voces libres de matices.

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