Que el diseñador de un proyecto sea parte directa del consorcio para atribuirle mayor responsabilidad es uno de los cambios que aplicará la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) en los pliegos de futuras licitaciones. También se busca que en un consorcio haya un socio con más del 50% de las acciones.
PLIEGOS
La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) ha tomado en cuenta algunas consideraciones aprendidas con la construcción del tercer juego de esclusas para aplicarlas en los pliegos de las licitaciones de futuros proyectos que contrate la entidad.
“La experiencia con el proyecto de ampliación nos ha permitido tomar en cuenta algunos aspectos para mejorar la forma como se hacen las licitaciones”, dijo el administrador de la ACP, Jorge Luis Quijano.
Por ejemplo, se tratará de que el diseñador de un proyecto licitado forme parte del consorcio y que no sea subcontratado, como ocurrió con el contratista Grupo Unidos por el Canal (GUPC).
“Esto no lo vislumbramos cuando se licitó el tercer juego de esclusas”, comentó Quijano. En 2009 GUPC se adjudicó el contrato con su oferta de $3 mil 118 millones, superando a la estadounidense Bechtel y a las japonesas Taisei y Mitsubishi, que propusieron $4 mil 185 millones y el grupo Canal, liderado por la constructora española ACS, que ofertó $5 mil 981 millones.
En opinión del administrador de la ACP, aunque el diseñador no tenga la misma carga que los miembros del consorcio, si hubiese formado parte del grupo, tendría responsabilidad directa sobre la obra, además que la comunicación hubiese sido más directa.
“Desde el principio se dieron diferencias entre los dos líderes del grupo y el diseñador (Montgomery Watson Harza y Tetra Tech e IV Groep) que no lograban ponerse de acuerdo y esto alargó la aprobación del diseño final”, explicó Quijano.
Añade que las disputas entre GUPC y el diseñador se extendieron más allá de la adjudicación de la obra, ya que no llegaban a un acuerdo del monto que recibiría el diseñador por su trabajo. “Eso creó una animadversión desde un principio en el proyecto, y al final, el muerto lo pagamos nosotros”, agregó.
Las filtraciones en la esclusa del Pacífico detectadas en agosto de 2015 y que salieron a la luz pública a través de un video colgado en las redes sociales, fueron atribuidas a fallas en el diseño, al detectarse que los quicios no contaban con la cantidad de acero suficiente para soportar la presión del agua.
GUPC indicó que para reparar la falla, el diseñador utilizó 20 máquinas de perforación para realizar el cosido de concreto, que permitió introducir más barras de acero a la obra.
Igualmente se procurará que dentro de un consorcio haya una empresa que tenga más del 50% de las acciones para que sea el responsable directo y haya un líder.
En el caso del consorcio que construye el tercer juego de esclusas, dos de las empresas (Sacyr y Salini Impregilo) tienen el 48% de las acciones, y esto, en algunas ocasiones, afectaba la toma de decisiones porque “había dos cabezas”, según explicó Quijano.
Aunque necesitará un análisis más extensivo, la ACP intentará incluir en el pliego de condiciones una puntuación que permita medir la ejecución de las compañías en proyectos que han ejecutado en otras latitudes. El objetivo sería medir la tendencia que tienen las compañías a interponer reclamos, así como tener una idea de la relación entre el contratista y el dueño de la obra.
“Tendríamos que hacer una investigación más profunda, ya que estos datos no se encuentran en un solo archivo, así que una idea sería hablar con los dueños de las obras que fueron ejecutadas por las empresas interesadas en participar en futuras obras que ejecutará el Canal de Panamá”, dijo Quijano.
Durante el desarrollo de la obra, el consorcio ha presentado más de una decena de reclamos, muchos de los cuales están en proceso ante las tres instancias acordadas para atenderlos: la ACP, la Junta de Resolución de Disputas (DAB, por sus siglas en inglés) y en último caso llevar el conflicto a un arbitraje.
En total, la ACP ha pagado más de 380 millones de dólares en reclamos a GUPC, aunque todavía faltan por resolver algunos arbitrajes.
“Toda la experiencia que hemos tenido en este proyecto la vamos a ir implementando en futuras contrataciones y vamos a introducir cláusulas que nos protejan más”, concluyó el administrador de la ACP.
Se estima que el retraso de la obra ha impedido que unos $450 millones hayan entrado en los libros financieros de la vía acuática, esto sin contar, los efectos que ha tenido este retraso en el comercio mundial, particularmente en los puertos y navieras que esperaban la operación de las nuevas esclusas en octubre de 2014.
A lo largo de la construcción del tercer juego de esclusas, que tiene un avance de 96%, la obra se afectó por disputas a lo interno de los contratistas pero también por huelgas de trabajadores.
La ampliación tenía un presupuesto estimado de $5 mil 250 millones, pero hasta la fecha se calcula que podría costar $180 millones adicionales. Esto sin incluir los reclamos por $3 mil 500 millones que están sin resolver.