Si encontrar un empleo es un reto, a las personas con discapacidad se les multiplican las dificultades. Para ellas, la carrera por conseguir una de las 48 mil 61 nuevas plazas de trabajo que según el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) estarán disponibles este año en el país no termina saltando el obstáculo de la capacitación: estar en una silla de ruedas, ser ciego o sordo también son factores determinantes para lograr el objetivo.
Allan Pineda es un ejemplo de esto. A pesar de haber estudiado una carrera técnica en reparación de computadoras e instalación de redes, ha estado durante muchos años buscando una vacante sin tener éxito. Su peor enemigo es una parálisis cerebral espática a consecuencia de una asfixia perinatal, que lo mantiene en una silla de ruedas.
Allan Pineda
Su historia cada vez que busca un empleo se resume en una frase: “Pronto te llamaremos”, y ese día nunca llega, comenta Pineda, de 24 años de edad. El pasado miércoles asistió por tercer año consecutivo a la feria de inserción laboral para personas con discapacidad, organizada por el Mitradel. Asegura que su meta es encontrar un puesto de trabajo en el que pueda poner en práctica sus habilidades en informática. Para él, los reclutadores no ven que “las personas con discapacidad son tan talentosas y a veces hasta mejor preparadas que otras sin limitaciones”, señala.
Un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico reveló que en 27 países de Latinoamérica las personas con discapacidad en edad de trabajar, en comparación con las no discapacitadas, experimentaban desventajas significativas en el mercado laboral y tenían peores oportunidades de empleo.
Aura Guerra, docente especializada en matemáticas, ha vivido en carne propia los estereotipos sociales que dificultan la incorporación de las personas con discapacidad al mundo laboral.
Ella manipula el ábaco con habilidad, tarea que parece sencilla, pero que se complica cuando se es ciego. Sus limitaciones nunca fueron un impedimento para crecer profesional y personalmente, aunque señala que muchas veces la depresión y la angustia la invadieron cuando le cerraban las puertas a causa de una enfermedad llamada glaucoma que le impide ver. “A pesar de tener una licenciatura en Educación, cada vez que ingresaba los requisitos para mi nombramiento como docente me informaban de que debía aplicar para el interior del país porque en ciudad de Panamá era muy difícil conseguir esa oportunidad”.
Guerra actualmente trabaja en el Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE) impartiendo clases de matemáticas a niños con pérdida de visión. Afirma que trabajar con los pequeños de la casa le llena de energía y le motiva a seguir adelante. “Yo aquí me siento útil y quisiera que me den la permanencia... Me sentiría muy triste si me envían a casa”, señala.
En el mismo centro se desempeña Adolfo Amore, quien padece discapacidad motora. A sus 40 años asegura que su inserción laboral fue muy difícil, pero con su experiencia profesional y la ayuda de un familiar logró entrar al IPHE a ocupar el cargo de mensajero.
En Panamá cerca de 370 mil personas tienen algún nivel de discapacidad, de acuerdo con la Secretaría Nacional de Discapacidad. En 2014, según el Mitradel, 377 personas con discapacidad buscaron un empleo. De este universo, solo 251 fueron contratadas.
Para brindar mayor oportunidad a las personas con discapacidad, en Panamá se creó la Ley 42 del 27 de agosto de 1999, que establece que cada empresa con 50 trabajadores o más mantendrá dentro de su fuerza laboral a colaboradores con discapacidad debidamente calificados, en una proporción no inferior a 2% de su personal, y recibirán un salario igual al de cualquier otro trabajador.
Pero, ¿qué buscan las empresas cuando van a reclutar a personas con discapacidad? De acuerdo con Lasfenia González, coordinadora del programa de inserción laboral del grupo Riba Smith, las empresas se fijan en la autonomía de las personas con discapacidad. “Principalmente, requerimos que las limitaciones no sean un obstáculo. En este sentido, cuando las personas buscan una plaza de trabajo es necesario que sean independientes y puedan valerse por sí mismas”, señala.