En el manglar de El Salado, en Aguadulce, un grupo de pescadores artesanales apuesta por recuperar la concha negra a través de un sistema de cultivo comunitario que podría convertirse en modelo para otras zonas costeras del país.
Se trata de un vivero para la reproducción y engorde de Anadara tuberculosa, es decir, la concha negra, especie clave para la subsistencia de numerosas familias en la costa pacífica, pero hoy bajo presión por la sobreexplotación.
El proyecto es impulsado por la Cooperativa de Pescadores Artesanales y Extractores de Concha (COOPAES R.L.), con acompañamiento técnico de organizaciones ambientalistas.

La iniciativa permite criar las conchas en un entorno controlado dentro del manglar, garantizar su ciclo reproductivo y liberar larvas al ecosistema, favoreciendo la repoblación natural en las zonas agotadas, destacó la Autoridad de Recursos Acuáticos.
La concha negra es un molusco asociado al mangle rojo y forma parte de la economía tradicional de recolección manual en esteros de Panamá, principalmente para autoconsumo y venta local.
Sin embargo, la reducción drástica de sus poblaciones en los últimos años ha obligado a decretar vedas temporales y a buscar alternativas sostenibles para no perder una actividad que sostiene la alimentación y el ingreso de muchas familias rurales.

COOPAES informó que trabaja ahora en fortalecer este modelo de cultivo como una vía para asegurar el recurso a largo plazo, mientras mantiene viva la relación histórica entre el manglar y las comunidades que dependen de él.


