El ámbito del arte panameño está de luto porque hoy, domingo, falleció a las 8:30 a.m. el maestro de la pintura Alfredo Sinclair, a sus 99 años, informaron sus familiares.
Su hijo Jorge Enrique Sinclair confirmó, que el considerado padre del expresionismo abstracto panameño murió a causa de una falla cardiaca en su residencia.
LA HISTORIA DE UN MAESTRO
Sinclair descubrió su talento al cursar el cuarto grado de la escuela República de Uruguay, ubicada en la ciudad de Colón.
“Mi maestra, una cubana panameña, captó que tenía talento para el dibujo y comenzó a dedicarme tiempo", contó Sinclair a La Prensa en agosto de 2002.
Al terminar la primaria para ayudar a su familia tuvo que trabajar como salonero, pero pintaba en los pocos ratos libres que tenía.
Cuando se mudo a la ciudad de Panamá consiguió un trabajo en una compañía, en donde hacían anuncios luminosos.
En esa época decidió matricularse en el turno nocturno para estudiar con Humberto Ivaldy, un magnifico dibujante. “Allí aprendí a dibujar, ya que Ivaldy era espectacular”.
ESTUDIOS
Sin embargo, Sinclair sabía que necesitaba ampliar sus conocimientos y no le quedó otra alternativa que estudiar en el extranjero.
Su destino fue la ciudad de Buenos Aires, Argentina, en donde ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova, donde estudió por cuatro años.
Posteriormente su meta era conquistar Panamá, y luego, como todo pintor, París, Francia.
Pero antes de regresar a su tierra quería saber cuán bueno era como pintor y lo capacitado que estaba para enfrentarse al mundo del arte en plan profesional, relató a La Prensa.
Por eso, presentó unos 15 cuadros en una galería bonaerense. “Tuve que esperar tres días por la crítica... pero luego apareció el resultado, y un crítico le dedicó una columna. ¡Yo no podía creer lo que estaba leyendo, porque en un país como Argentina, con tantos talentos, que me dedicaran una columna fue como el visto bueno para lanzarme como profesional a pintar!”.
Con los ánimos altos regresó a Panamá. “Pude observar algo precioso; vi un Panamá con ojos de pintor, con una gran variedad de verdes”.
Esto le hizo cambiar sus planes y que conoció a la que sería su futura esposa, Olga, y dijo: “¿Para qué París, si aquí tengo todos los colores que quiero?”