Los británicos decidieron abandonar la Unión Europea, un sismo que llevó al primer ministro David Cameron a anunciar este viernes 24 de junio su dimisión, sumió a los mercados en un agujero negro y hace temer un efecto dominó en Europa.
Los británicos votaron por un estrecho margen, 52%-48%, a favor de que el Reino Unido salga del club europeo del que formaba parte desde 1973. Pero inmediatamente los escoceses y norirlandeses se mostraron en desacuerdo y pidieron sendos referendos para decidir por su cuenta el futuro.
Los países fundadores de la UE anunciaron por su parte una reunión extraordinaria el sábado en Berlín, el preludio de lo que puede convertirse en una pugna diplomática con Londres de resultados impredecibles para todo el bloque.
España pidió inmediatamente una “soberanía compartida” sobre Gibraltar, un territorio que votó casi por unanimidad por quedarse en la UE.
El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, en Escocia este viernes para inaugurar un campo de golf, dijo en cambio que el Brexit le parecía “fantástico”.
Las bolsas caían en picado, la libra esterlina marcaba sus peores registros de los últimos 30 años y los inversores compraban alocadamente deuda alemana, amenazando con una nueva crisis financiera a la maltrecha zona euro.
El Banco de Inglaterra se mostró dispuesto a inyectar inmediatamente 250 mil millones de libras esterlinas en liquidez.
Y mientras los banqueros centrales y los inversores internacionales intentaban capear el temporal, la primera víctima política fue el hombre que ideó el referéndum sobre la permanencia británica en la UE, el propio Cameron.
“No sería correcto que yo fuera el capitán que dirigiera al país” en la salida de la UE, dijo con rostro crispado el primer ministro delante de su residencia de Downing Street.
“Los británicos votaron a favor de abandonar la Unión Europea y hay que respetar su voluntad”, añadió.
“Creo que es el nuevo primer ministro el que tiene que tomar la decisión de activar el artículo 50” del Tratado europeo de Lisboa, el que abrirá el periodo de negociaciones para la ruptura.
Cameron defendió haber convocado este referéndum, el segundo en la tortuosa relación entre el Reino Unido y la UE. Los británicos votaron “sí” a la aventura europea en 1975.