Francia llevó a cabo este martes otras 100 redadas en todo el país y bombardeó de nuevo un bastión sirio del Estado Islámico (EI) en su guerra declarada a los yihadistas desde los atentados de París. Una lucha en todos los frentes, incluido el diplomático.
El presidente François Hollande recibió el martes al secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y la semana próxima viajará a Washington y a Moscú para debatir con sus homólogos Barack Obama y Vladimir Putin la formación de una coalición contra el EI en Siria.
En la embajada norteamericana, iluminada con los colores de la bandera francesa, Kerry subrayó la “determinación” de los dos países de “combatir y derrotar juntos” a los “monstruos psicópatas” del EI.
La Unión Europea (UE) garantiza un apoyo “unánime” al pedido de asistencia militar de Francia, que había advertido que “no podrá estar sola en esos teatros de operaciones” contra los yihadistas.
Francia participa en la coalición internacional antiyihadista liderada por Estados Unidos en Irak y en Siria.
En esta última, los cazabombarderos atacaron por segunda noche la ciudad de Raqa (norte), feudo del EI, donde, según las autoridades, destruyeron un centro de comando y un campo de entrenamiento.
Las operaciones se intensificarán con la llegada a la zona del portaaviones francés “Charles de Gaulle”, que zarpará el jueves hacia Siria y Líbano, con 26 cazas a bordo, lo que “triplicará” la capacidad de acción. También continuaron en Francia los allanamientos.
En las últimas horas hubo “128” en el marco del estado de emergencia decretado después de los atentados, indicó el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve. La noche anterior fueron 168.
La investigación sobre los atentados que causaron al menos 129 muertos y 350 heridos el viernes por la noche en la sala de conciertos El Bataclan, los alrededores del Estadio de Francia y en varios bares y restaurantes en París, desembocó ya en la identificación de cinco de los siete kamikazes.
Pero la búsqueda del posible octavo autor de los atentados, Salah Abdeslam, continúa, al igual que la identificación de los restos de los otros dos suicidas.
Todavía “no sabemos si hay cómplices” de esta matanza en Francia o en Bélgica, afirmó el martes el primer ministro francés Manuel Valls, quien reconoce que las autoridades no están seguras todavía “del número de personas implicadas”.
Los atentados fueron “decididos y planificados en Siria, preparados y organizados en Bélgica y perpetrados” en Francia, “con complicidades francesas”, había afirmado Hollande.
Los kamikazes identificados hasta ahora son franceses, pero el quinto tenía un pasaporte sirio “cuya autenticidad hay que verificar todavía”.
El documento, a nombre de Ahmad Al Mohammad, fue registrado en Grecia en posesión de un migrante, cuyas huellas dactilares concuerdan con las del kamikaze, según las autoridades francesas.
La policía también tiene en la mira a un yihadista belga que viviría en Siria, Abdelhamid Abaaoud, y no descarta que fuera el “inspirador” de los atentados.
Abaaoud, de 28 años, ha aparecido varias veces en los mensajes de propaganda de EI, en uno de los cuales se le ve arrastrando cadáveres con un todoterreno.
El lunes por la noche, Bélgica aumentó a 3 el nivel de alerta terrorista en el país, lo que implica una amenaza posible y probable de atentados. Como consecuencia, el partido amistoso que debían disputar este martes en Bruselas las selecciones de España y Bélgica fue cancelado.
La amenaza a la seguridad llevó a Hollande a pedir al parlamento la prolongación del estado de emergencia tres meses y a anunciar la creación de 5 mil puestos adicionales en la policía y la gendarmería, 2 mil 500 en la justicia y mil en las aduanas.
También prometió una reforma constitucional para “poder actuar contra el terrorismo de guerra” y gestionar esta crisis.
Entre sus proyectos figura la retirada de la nacionalidad a los binacionales nacidos en Francia en caso de terrorismo y la imposición de “un visado de regreso” a sus ciudadanos “potencialmente implicados” en redes yihadistas que regresen de Siria e Irak.
Entre otras propuestas el gobierno francés sugiere instalar detectores de metales en todas las estaciones ferroviarias francesas, del mismo tipo que los que hay en los aeropuertos. Una batería de medidas que impedirá a Francia –advirtió Valls– respetar los criterios fiscales exigidos por Bruselas, que limitan el déficit a un máximo de 3% del PIB.