La historia tiene dos lecturas igual de comprometedoras. El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se convirtió en el principal lobista (cabildero) de la Constructora Norberto Odebrecht en el extranjero, después de entregar en enero de 2011 la presidencia brasileña a su delfín político, Dilma Rousseff. O también, Odebrecht se benefició de cómodos y baratos préstamos del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) para sufragar sus obras, gracias a su “amistad” con Lula da Silva.
En este caso, el orden de los factores no altera el producto: se trata de un posible tráfico de influencias que generó contratos millonarios para el gigante carioca de la construcción y financiados a bajo costo.
El Departamento Anticorrupción del Ministerio Público Federal de Brasil ha verificado que la empresa Norberto Odebrecht pagó los viajes de Lula a países de Latinoamérica y África a cambio de que el expresidente brasileño usara su prestigio político y sus influencias para facilitar los negocios a la empresa.
INVESTIGARÁN VISITA A PANAMÁ
La investigación incluye la visita que realizó Lula da Silva a Panamá en mayo de 2011, cortesía de la empresa Norberto Odebrecht, según ha podido saber este periódico. “Por invitación de Odebrecht, el expresidente Lula hizo un viaje a esta capital al final de la semana pasada, acompañado por el exministro Luis Dulci y José Dirceu”, escribió el 23 de mayo de 2011 en un correo electrónico el embajador de Brasil en Panamá, Eduardo Prisco Paraíso Ramos, comunicación a la que tuvo acceso La Prensa.
La titánica tarea de los fiscales pasa ahora por demostrar que la empresa brasileña se benefició injustamente, obteniendo concesiones de los gobiernos de los países que el expresidente brasileño visitó, lo que sentaría las bases para investigarla por el delito de cohecho.Asimismo, tendrán que esclarecer por qué el BNDES se prestó a financiar –con un interés muy bajo– las obras de Odebrecht en el extranjero y qué tipo de rendimiento obtuvo con ello.
Según pone de manifiesto en un comunicado, fechado el 31 de octubre de 2006, el banco brasileño aprobó la financiación por un valor total de 152.8 millones de dólares para las exportaciones de bienes y servicios brasileños en favor de la Constructora Norberto Odebrecht que serían usados en el proyecto de construcción de la autopista Madden–Colón.
CORREOS ELECTRÓNICOS
Este periódico tuvo acceso a correspondencia entre la Embajada de Brasil en Panamá y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, en la que se señala que Lula da Silva pidió al diplomático brasileño que trasladara al Ministerio de Exteriores tres asuntos que se dieron en las conversaciones con los funcionarios panameños: “Fomentar la entrada de Petrobras en los negocios de etanol en Panamá, teniendo en cuenta la situación del mercado interno (en vista de la reciente aprobación de la Ley Biocombustibles cf. Tel 184) y también en Estados Unidos, a través de la deshidratación local del etanol brasileño; inducir a la empresa aeroespacial Embraer a que establezca un centro regional de mantenimiento de aeronaves (y eventualmente de entrenamientos de pilotos) en el área de la antigua base aérea de Howard; coordinar una reunión entre el Ministro de Economía e Finanzas, Alberto Vallarino, con el ministro Guido Mantega. Vallarino estará en Brasil el próximo 15 de junio para la realización de un seminario en São Paulo, de Panamá Invest, sobre las oportunidades de inversión en Panamá que está siendo organizado por las autoridades panameñas junto a APEX [la Asociación Panameña de Exportadores]. El tema de las conversaciones sería el interés en el establecimiento de los bancos brasileños en el centro bancario de esta capital”, comentó Prisco en la carta.
Según explicó el diplomático brasileño, la agenda en esa visita a Panamá en mayo de 2011 comenzó cuando Lula da Silva visitó el proyecto Curundú, donde la empresa Norberto Odebrecht construía un proyecto de casas populares.
Odebrecht ofreció después un almuerzo en el que participaron 120 personas, entre quienes estaban el entonces presidente Ricardo Martinelli y su vicepresidente, Juan Carlos Varela.
“Por la tarde, Lula participó en la inauguración de la segunda fase de la cinta costera, en una ceremonia pública presidida por Martinelli y a la que asistió la primera dama, Marta Linares, y buena parte de los ministros del Gobierno”, contaba el embajador brasileño.
En el correo al Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, Prisco relató que por la noche el director superintendente de Odebrecht en Panamá, André Rabello, ofreció una cena en su residencia, en la que participaron, además de Martinelli y Varela, los ministros de Economía y Finanzas, Alberto Vallarino; de Obras Públicas, Federico José Suárez, y de Asuntos del Canal, Rómulo Roux.
INVESTIGACIÓN
La revista Época publicó recientemente parte de la compleja investigación de Lula da Silva por posible tráfico de influencias, en la que salió a relucir “supuestas ventajas económicas obtenidas, directa o indirectamente, por parte de Odebrecht por el expresidente brasileño, entre los años 2011 y 2014, para influir en actos de agentes públicos”.
Según la revista, en total, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social sufragó 4.1 billones de dólares en proyectos de Odebrecht en países como Ghana, República Dominicana, Venezuela y Cuba en los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff.
De momento, la investigación que apunta directamente al gigante de la construcción carioca está en una fase muy inicial e involucra hasta ahora a 10 países: Brasil, Argentina, Estados Unidos, Japón, Uruguay, Paraguay, Chile, Colombia, Bolivia y Ecuador, y ahora se suma Panamá.
Desde que empezó a negociar con Panamá en 2006, la constructora carioca –sola o asociada con otras empresas– se ha adjudicado contratos que suman 8 mil 500 millones de dólares, contando con la licitación de la línea 2 del Metro de Panamá, un tercio por encima de las inversiones que realiza Panamá en la ampliación del Canal.
Odebrecht es una de las principales empresas investigadas en la compleja operación judicial Lava Jato, que ha desmontado un esquema corruptivo de pago de coimas y operaciones financieras escandalosas vinculadas a la empresa estatal Petrobras, en el que están implicados empresarios y políticos brasileños de primera fila.