El presidente del Senado brasileño, Renan Calheiros, ordenó este lunes 9 de mayo de 2016 la continuación del proceso de destitución contra la presidenta Dilma Rousseff e ignoró la decisión "intempestiva" que más temprano tomó el presidente interino de la Cámara de Diputados de anular el proceso.
"Aceptar esa broma con la democracia me dejaría personalmente comprometido con el atraso del proceso. Al fin y al cabo no cabe al presidente del Senado decir si el proceso es justo o injusto", dijo Calheiros en el plenario.
El presidente interino de la cámara baja, Waldir Maranhao, lanzó una bomba más temprano al anular la sesión en la que los diputados aprobaron el 17 de abril el proceso de destitución contra Rousseff, argumentando que hubo "prejuzgamiento" y "ofensa al amplio derecho de defensa".
"Ninguna decisión unipersonal puede sobreponerse a la decisión colegiada, aún más cuando fue tomada por el más relevante colegiado de la casa", indicó Calheiros en referencia al plenario de la Cámara de Diputados, que aprobó el proceso de destitución con una arrolladora mayoría de 367 en 513 legisladores.
Maranhao anunció su decisión 48 horas antes del inicio de la votación en el pleno del Senado para decidir sobre la apertura del juicio político contra la mandataria, acusada de "crimen de responsabilidad" por ocultar déficit presupuestarios con préstamos de bancos estatales.
De ser aprobada la destitución, Rousseff sería suspendida del cargo por hasta 180 días mientras dura el proceso, periodo en el que vicepresidente, Michel Temer, exaliado del gobierno y hoy su mayor enemigo, asumiría el poder.