El año de 1959 fue de gran inquietud en Panamá y, de sus 12 meses, abril fue particularmente agitado. Ese mes comenzó con un alzamiento el 3 de abril en Cerro Tute, Veraguas, a cargo del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR).
Tal cual lo narran los profesores Pizzurno y Araúz en sus Estudios sobre el Panamá republicano (Págs. 440-46), en las semanas siguientes ocurrieron en varios puntos del país intentonas subversivas. Para reducir a los jóvenes idealistas de Cerro Tute, la Guardia Nacional envió un pelotón represivo a cargo de Omar Torrijos, capitán en el organismo armado.
Según el memorándum del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, fechado el 14 de octubre de 1977, Torrijos estaba vinculado desde 1955 a la brigada 470 de inteligencia militar estadounidense. Dicha brigada le proporcionaba un pago mensual de 25 dólares a cambio de información de “inteligencia” que Torrijos supuestamente brindaba.
El 19 de abril, poco después del levantamiento en Veraguas, zarpó de Cuba un grupo de insurgentes (mercenarios, según fuentes oficiales panameñas) con el presunto objetivo de derrocar al Gobierno de Panamá. Seis días más tarde llegaron a Playa Colorada, San Blas, donde tuvieron un desembarco accidentado y se escabulleron a Nombre de Dios. Allí establecieron una base de operaciones. El Gobierno panameño se valió de medios diplomáticos para obtener su rendición.
El mismo 19 de abril, en horas de la noche, ocurrió en Santa Clara otra misteriosa incursión, encabezada por Roberto Arias Guardia, conocido personaje de nuestro ámbito político y social. En los Cinco ensayos sobre la revolución panameña, obra que se atribuye al Dr. Humberto E. Ricord, el incidente se relata en los siguientes términos:
“En la noche del domingo 19 de abril, un grupo de personas encabezadas por Roberto Arias y en el que iban algunos miembros del MAR como Floyd Britton, desembarcó en la playa de Santa Clara en el golfo de Panamá, con buena cantidad de armamento. Avisada la Guardia Nacional, desde el sábado 18, de esas andanzas, trató de interceptar a los que transportaban esas armas ya en tierra, y en ese encuentro con los de dicho grupo, resultó muerto el cubano Joaquín Baquero, residente en Panamá desde varios años atrás”.
“Nada se supo, después, de estos elementos, sobre todo de Roberto Arias; pero es casi seguro que le hubieran ocultado en algún sector de la provincia de Coclé, en donde la familia Arias tiene grandes latifundios. Hasta la esposa de Roberto Arias, la bailarina londinense Margot Fonteyn, quien por estos días acompañaba a Arias, fue detenida al llegar a la ciudad de Panamá, después de sus correrías marinas en el golfo, a bordo de un yate, en asocio de su consorte, por lo que el Gobierno panameño la invitó a abandonar el país”.
Este incidente, aún sin esclarecer 58 años más tarde, ha sido tema de trabajos periodísticos, como la columna de Betty Brannan Jaén en este diario (6 de junio de 2010) y un reportaje de BBC Mundo (5 de mayo de 2013). Es, además, uno de los asuntos que aborda Tito & Margot, proyecto fílmico de las documentalistas panameñas Mercedes Arias y Delfina Vidal, próximamente disponible.
¿Había conexiones entre el alzamiento de Cerro Tute y los desembarcos de Santa Clara y Playa Colorada? ¿Gozaban los insurgentes panameños del patrocinio del Gobierno cubano, recién estrenado en enero de 1959, tras la huida del dictador Fulgencio Batista y la entrada en La Habana de Fidel Castro y sus secuaces?
¿Qué efectos tuvieron estos acontecimientos? Esta es, ciertamente, la pregunta más relevante. Sin duda, promovieron un mayor apoyo estadounidense a la Guardia Nacional, a fin de fortalecer al organismo para extinguir posibles brotes revolucionarios como los que se temían en el istmo.
A partir de 1960, Washington empezó a otorgar ayuda militar directa a la Guardia Nacional. Los financiamientos, equipos y entrenamientos proporcionados por Estados Unidos aumentaron la capacidad represiva del organismo armado y osadía de sus dirigentes.
Tan solo nueve años más tarde, la Guardia Nacional se atrevió a deponer al gobierno constitucional e instaurar una dictadura castrense corrupta y violadora de los derechos humanos. He allí el resultado de la ayuda militar estadounidense en respuesta a los sucesos de abril de 1959.