Tengo más de 20 años de residir en Villa Lucre, y ahora nos incrementan, en tres dólares, el cargo a pagar por la recolección de la basura. Está claro, para cualquiera con un solo dedo de frente, que estamos cargando a los “mala paga” de San Miguelito. Pero la culpa no solo es de esa gente deshonesta, sino de la basura política que no cobra esta deuda por un cálculo electorero. Habría que preguntar: ¿cuánto de la deuda de Revisalud ha cobrado el juez ejecutor de San Miguelito? Les aseguro que casi nada.
Eso de que no se paga, porque no recogen la basura es una conveniente excusa de personas con falta total de valores.
La Constitución Nacional dice que todos somos iguales ante la ley y que no habrá fueros ni privilegios, por lo tanto, la medida de subir el costo a la clase media es inconstitucional.
Pero no es solo la tarifa por el servicio de recolección de basura la que tiene un precio diferente, para las distintas clases sociales. Con ese tipo de medidas populistas se ha llegado a condonar deudas de vivienda, por ejemplo, en el Banco Hipotecario Nacional, tratándose del mencionado distrito.
Estas diferencias son de vieja data, pero cada día se incrementa la “cultura del no pago” en el panameño, que es otra forma de “juega vivo”. Ahora los ladrones de electricidad protestan por el sistema de prepago, pues tienen claro que ese sistema les hará más difícil robar el servicio.
Y si la clase pobre no paga por los servicios ni por sus residencias, la clase rica tampoco lo hace, pues sus contables o abogados siempre encuentran la forma de evadir las obligaciones tributarias.
En definitiva, es la clase media la que sostiene la economía del país, pero recibe solo migajas del tan cacareado y mal distribuido desarrollo económico. Y todo ello, porque es esta capa la que representa la clase que más gasta, proporcional y poblacionalmente hablando; es esta clase media la que ahora paga más en los restaurantes, colegios, residencias, pólizas de seguro, comida, etc., etc.
Y hablando de Villa Lucre, ahora se nos castiga por vivir aquí, ya que la Empresa Nacional de Autopistas ha concedido el paso gratuito por el corredor norte a residentes en la 24 de Diciembre y áreas colindantes. Esto genera tranques descomunales, pues los agentes de tránsito le dan preferencia en el paso a los conductores, que no viven en nuestro barrio. En cambio, la clase media de Villa Lucre sí paga por usar el carísimo “trancador norte”, ya sea para entrar o para salir. Y es seguro que con los dineros de esta capa de la población se ha pagado, varias veces, la construcción de esa vía, aunque los politiqueros y corruptos empresarios digan que no.
Lo que no sabe la clase media es que ella tiene el poder, tanto económico, como intelectual, para cambiar de una vez por todas este sistema que cada día lo acerca más a la clase pobre.
Si seguimos así la clase media desaparecerá producto de la inequidad, clara y estadísticamente comprobada. Y hablando de inequidad, esta no desaparecerá con la lavada de cara que se intenta hacer mediante la propaganda de “responsabilidad social empresarial”. Como dije, son migajas lo que recibe, sino fíjese en el monto de los salarios y compárelo con el alto costo de vida, que se incrementó con la llegada masiva de extranjeros. Y ahora que tenemos a colombianos, venezolanos, uruguayos y argentinos contratados, sin pagarle lo que corresponde, el mercado laboral empeoró para los connacionales, tanto de clase media como baja, aunque estos últimos seguirán con el salario mínimo.
La clase media debe organizarse, de una vez por todas, basta ya de partidos políticos empresariales de extrema derecha, que han demostrado que solo les interesa el vil metal, y basta del intento de la extrema izquierda, cuyo discurso radical y confrontativo no cala en la población.