La forma despreciativa como el actual gobierno ha respondido a las demandas de los productores agrícolas se deriva, por un lado, de un modelo transitista que nos viene desde la colonia española, en que los comerciantes importadores siempre han sido la casta dominante; por otro lado, de 30 años de enfoques neoliberales impuestos desde Estados Unidos (EU) y los organismos financieros, como el FMI.
En 1983 se formalizó el primer préstamo de ajuste estructural, que constituyó una afectación directa al sector agropecuario: cierre de Felipillo, Cobapa y Cobana; reducción de préstamos del BDA; reducción de compras por el IMA; reducción del precio sostén del arroz; liberación de precios de los cortes de “lujo” en el mercado interno; eliminación de la cuota de exportación de café; liberalización de precios de la papa y los granos; clasificación de la leche por grados, con aumento del precio al consumidor.
En 1986, se formalizó el segundo préstamo de ajuste estructural, denominado SAL II, que decía expresamente: “Esta estrategia de desarrollo exige un cambio fundamental en la política agraria, para orientarla hacia el sector de más alta productividad... una nueva legislación agrícola para establecer más claramente los objetivos de gestión pública y los incentivos; precios, para reducir las distorsiones creadas por los subsidios, y la protección... los costos excesivos de la ineficiencia de la industria, agricultura y sector público ponen una mayor carga sobre los sectores de servicios, en los cuales descansa la ventaja comparativa de Panamá”.
En el Programa de Desarrollo y Modernización de la Economía 1991–1994, los objetivos para el sector agropecuario eran: “El Gobierno de Panamá ha tomado la decisión de transformar la estructura productiva del país... Las políticas aplicadas en las últimas décadas en el sector agropecuario han creado un sistema económico de productores privados, pero no una economía de mercado. Se ha establecido un conjunto de restricciones y distorsiones, entre las que se puede citar: controles de precio, cuotas, permisos previos, barreras a las importaciones e intervención estatal”. El principal objetivo del Plan Ford fue el cierre de la Oficina de Regulación de Precios, lo que también incluyó tanto el precio de venta al público como el “precio sostén” a los productores.
Ernesto Pérez Balladares y Chapman plasman sus objetivos en Políticas Públicas para el desarrollo integral: Desarrollo Social con Eficiencia Económica 1994-1999. En lo que respecta al sector agropecuario, la principal medida adoptada fue la entrada a la Organización Mundial de Comercio (OMC), con la consecuente baja en los aranceles de importación en casi todos los productos agropecuarios al 15%, con lo que se enterró el modelo proteccionista de Torrijos.
El gobierno de Mireya Moscoso intentó revertir la apertura de mercado y el 13 de octubre de 1999, emitió un Decreto de Gabinete No. 25, que aumentaba los aranceles en una serie de productos. Pero el 2 de febrero del año 2000, adopta otro decreto que anula el anterior.
Martín Torrijos plasma el Plan Estratégico Agropecuario 2004-2009, Manos a la Obra. Desarticuló el Frente de Defensa del Sector Agropecuario, mediante la cooptación de varios de sus integrantes al equipo de trabajo del MIDA; elimina los CAT, que servían como incentivos a las exportaciones, y negocia con EU un tratado de libre comercio cuyo contenido llevaría al extremo todos los criterios de la OMC. La ratificación del TPC con EU, entre Torrijos y Martinelli, ha sido una sentencia de muerte para los productores nacionales, con un plazo fatal a 20 años. El documento explicativo señala: “A la entrada en vigencia del TPC, en materia agrícola, Panamá desgravará de manera inmediata cerca del 67% del universo arancelario; un 8.5% del universo arancelario se desgravará en cinco años; un 9.8% del universo arancelario se desgravará en plazos de hasta 10 años; y un 14.6% en plazos superiores a 10… Entre los productos con que EU se beneficia de una cuota de acceso a nuestro mercado tenemos: porotos, tomate procesado, maíz, papa fresca, papa troceada, cebolla, aceite de maíz, productos lácteos, cerdo, arroz, muslo y encuentro de pollo”.