Se ha reportado que el vicepresidente Mike Pence estará en Panamá el 17 de agosto, y que el tópico de conversaciones con el presidente panameño, Juan Carlos Varela, será sobre “seguridad”. Como miembros del Partido Democrático, hablando por nosotros mismos, no necesariamente por nuestro partido, a ningún nivel, nos gustaría decir estas cosas acerca del tópico:
1. Estados Unidos y Panamá tienen una relación de seguridad incluida en el Tratado Concerniente a la Neutralidad Permanente y Funcionamiento del Canal de Panamá. Este tratado fue firmado por un presidente demócrata, pero en Estados Unidos fue el producto de esfuerzos bipartidistas que se remontan a muchos años, hasta la administración de Eisenhower. A este punto parece que no hay enemigos en el horizonte haciendo existentes amenazas contra Panamá o al Canal de Panamá. Vigilancia y preparación han sido constantes y nosotros esperamos continuarán; aunque no leemos sobre esto en los periódicos.
2. Los gobiernos de Estados Unidos han usado algunas veces la palabra “seguridad” como cobertura para aventuras militares en Latinoamérica. Donald Trump, en problemas políticos luego de revelaciones acerca de su propia conducta desleal, y de su equipo de campaña y miembros de su familia, quienes solicitaron y escucharon propuestas de asistencia extranjera para su campaña presidencial, está ahora dedicado a conversaciones beligerantes de intervención militar en contra de Venezuela.
Una guerra de “cambio de régimen” no promovería la seguridad de Estados Unidos ni de Panamá.
3. Venezuela en los recientes años ha presenciado un profundo colapso económico, debido a su total dependencia de ingresos del petróleo y la profunda caída de precios del petróleo.
Venezolanos han visto sus ingresos reales bajar en más de la mitad. Muchos están buscando desesperadamente dejar su país por cualquier medio.
Los países de las Américas deberían extender sus manos de ayuda, pero otros países no pueden resolver el problema venezolano. En el largo plazo, el fin de la era del combustible fósil y la caída de economías de petróleo son procesos que EU no debería tratar de cambiar. El intento de Donald Trump de tratar de hacer esto, al abandonar los esfuerzos de detener y retroceder el cambio climático es ridículo.
La “solución” que el señor Trump ofrecería a Venezuela no es viable para el ambiente ni la economía.
4. Venezuela tiene un presidente impopular y torpe. Suficientes firmas válidas para un referéndum revocatorio fueron recogidas el año pasado, pero en lugar de darle a Venezuela la debida elección, Nicolás Maduro se embarcó en un proceso de reemplazar la Constitución que los votantes de este país adoptaron.
En una sociedad ya violenta, y en un país ya políticamente polarizado, esto ha inflamado pasiones letales. ¿Estáél confundiendo su propia carrera política con el destino de sus conciudadanos? Ese es un autoengaño, suficientemente común en política por todos lados, pero en la Venezuela de hoy es especialmente trágico.
5. En la misma forma que Donald Trump pidió asistencia de Rusia durante la campaña de elecciones de 2016, también la oposición venezolana ha buscado asistencia de EU y otros países por años.
Esta deslealtad que los estadounidenses con todo derecho encuentran sórdido en nuestra propia política, tampoco es bienvenida en otros países.
Esfuerzos colectivos internacionales para calmar a Venezuela, alimentar a los venezolanos y ayudar a ese país en un sendero a la democracia son buenas ideas. Una intervención militar liderada por EU es una idea muy mala.
La intervención militar producirá caos y violencia que posiblemente no será directamente sentida en Estados Unidos, sino que sería desestabilizadora en nuestra región.
Los autores son ciudadanos estadounidenses