“Feliz y contento”. Así se declaró el expresidente Ricardo Martinelli, cuando coincidió con varios periodistas deportivos panameños en el estadio Soldier Field, en Chicago, donde se enfrentan las selecciones de fútbol de Panamá y Argentina en la Copa América Centenario.
Martinelli dijo no tener preocupación alguna por la solicitud de extradición que pesa sobre él, que gestiona la Cancillería de Panamá, a requerimiento de la Corte Suprema de Justicia, dentro del proceso por la interceptación de comunicaciones no autorizadas desde el Consejo de Seguridad Nacional. Se le acusa por la presunta comisión de los delitos de inviolabilidad del secreto y el derecho a la intimidad, peculado y peculado de uso.
“Eso es puro bullshit”, dijo el exgobernante, cuando los comunicadores le preguntaron sobre ese tema.
Descartó cualquier posibilidad de regresar a Panamá, ya que –según él- no se respeta el debido proceso “y lo único que funciona es la Constitución varelista”.
“Mis casos son todos políticos, no hay ninguna sustancia”, agregó.
Martinelli salió de Panamá el 28 de enero de 2015 y –que se sepa- desde entonces no ha regresado al país. Según sus abogado, reside en Miami, en un apartamento frente al mar en la exclusiva zona de Brickell.
“A mi lo único que me importa y me preocupa es que el gobierno ha descuidado a la población. Por eso ahora tenemos una epidemia de H1N1”, indicó. Las autoridades sanitarias han descartado que se esté ante una epidemia.
También dijo estar preocupado por “la inseguridad creciente que hay”, el desempleo, el sistema educativo, “el desasosiego y la desesperanza”.
Con él estaba su esposa Marta Linares de Martinelli –excandidata a la vicepresidencia de la República en el año 2014- y exfuncionarios de su gobierno.