Así como en 1956, año en que se celebró la Reunión de Panamá, que acogió a 19 jefes de Estado del continente, el país recibe a partir de mañana a delegaciones de 34 naciones a propósito de la VII Cumbre de las Américas.
En 1956, América y el mundo afrontaban cambios que marcarían el destino de sus habitantes, hoy, las miradas están puestas en las relaciones de Estados Unidos (EU) con Cuba y Venezuela, escenario que, según internacionalistas, aporta la cuota de tensión a la cita hemisférica.
Será la primera vez que los mandatarios de EU, Barack Obama, y Cuba, Raúl Castro, se verán las caras luego de que en diciembre pasado se anunciara el desbloqueo de sus vínculos. Con Venezuela, el escenario es más complejo, después de que en marzo pasado Obama declarara al país que gobierna Nicolás Maduro como una “amenaza extraordinaria” para la “seguridad nacional”.
Aliados de Venezuela, como Bolivia, calientan desde ya el tema. “Esperamos un debate franco, sincero y público y no como en algunas cumbres, [donde] los presidentes cómplices del capitalismo, del imperialismo, tratan de cuidar la imagen del presidente norteamericano”, dijo ayer a AFP el presidente de ese país, Evo Morales.
Organizaciones sociales de Bolivia incluso promoverán en Panamá la creación del Consejo Latinoamericano en Defensa de la Democracia y Soberanía, que rechazará las acciones contra Venezuela, entre otros aspectos.
Por su parte, Obama, que llegará al país el jueves 9 de abril a las 7:00 p.m., sostendrá una reunión bilateral con el presidente panameño, Juan Carlos Varela, pero expertos en política exterior no descartan un posible encuentro con Castro. En la delegación de EU vendrá además su secretario de Estado, John Kerry.