Eran las 5:30 a.m. cuando las hermanas Licona, Mónica y Lianna, tomaron rumbo a Gamboa. Salieron de la casa de Mónica sobre la vía Israel. Siguieron por esa misma calle hasta el viaducto de avenida Balboa. Y 20 minutos después de comenzar una faena que les tomaría casi todo el domingo, llegó la tragedia.
Un Kia blanco embistió por detrás a Mónica. Las chicas iban una al lado de la otra en el paño izquierdo del viaducto, justo en la entrada del Hotel Miramar, cuando sucedió el accidente. Ni siquiera estaban en la calle, pues en ese tramo se añade un paño exclusivo para quienes entran y salen del hotel.
Lianna salió librada del accidente. Su único raspón fue por una pequeña caída cuando bordeaban Multiplaza. Acudió de inmediato en socorro de su hermana, lastimada sobre el pavimento. Después fue auxiliada por un canillita que repartía periódicos y varios miembros del personal hotelero, que le había tocado trabajar durante el turno de la madrugada.
También llegó otro grupo de ciclistas del equipo Stri Store, al que pertenecía Mónica, quienes iban unos 400 metros por detrás de las hermanas Licona.
La idea era seguir por el viaducto, luego la cinta costera, Amador, y las áreas revertidas hasta llegar a su destino final. Varios otros ciclistas del mismo equipo se les unirían en el trayecto.
Diez minutos después del accidente, Mónica ya había muerto. No fue suficiente la rapidez con la que actuó la ambulancia del SEMM, que permanece cerca del vestíbulo del Miramar, para llevarla al Hospital Nacional.
El conductor dejó a la ciclista a su suerte. Arrancó a toda velocidad por el viaducto. Se pasó la primera pestaña que le permitía salir hacia avenida Balboa, frente al parque Urracá, y no fue hasta pasado el Hospital del Niño cuando por fin pudo girar a la derecha. Tomó en sentido contrario la calle 32, y abandonó el vehículo unos metros antes de toparse con la avenida México.
Aún se desconoce su paradero (ver noticia relacionada).
“No era un paseo formal. Era solamente un entrenamiento”, cuenta Lianna con la voz serena, pero al borde del quiebre.
Mónica participaba en el Tour Femenino de Panamá, y el paseo servía para ganar condiciones de cara al Tour de Panamá de Ciclismo.
No era la primera vez que formaba parte de una competencia así. Su pasión por la bicicleta comenzó a los 9 años y la llevó a la Vuelta
Femenina de ciclismo a Venezuela, los Juegos Centroamericanos y del Caribe y a representar a Panamá en los Juegos Centroamericanos. Tenía 22 años.
También formó parte, junto con Georgette Cianca, Margie Real y Julissa Ríos, de la selección de Panamá que participó en los Juegos Panamericanos de 2007.
Su hermana Lianna, tres años mayor que ella, asegura que los triunfos deportivos de Mónica reflejaban su vida plena, pese a la corta edad. “Se casó a los 19 años, y a los 20 ya se había licenciado de mercadeo y publicidad en la Universidad Latina. Ella vivió plenamente y fue feliz”, dice.
El esposo de Mónica también es ciclista. Héctor Zepeda, quien se enteró del accidente mientras participaba en un torneo de este deporte en Colombia.
Los padres de las hermanas tampoco estaban en Panamá el domingo pasado. Habían viajado a Chicago para observar la final del Mundial de Triatlón, cuya asociación panameña es dirigida por ellos.
Durante años, los ciclistas panameños han advertido de la poca señalización existente para su tránsito. El Reglamento de Tránsito de Panamá les permite a los ciclistas circular en las calles, e incluso los protege, según lo estipula el artículo 124: “Los conductores deberán tener el debido cuidado para evitar accidentes y advertirán de peligro a los peatones, animales conducidos por personas o a los vehículos impulsados por el hombre...”.
Los Licona y los gremios ciclistas de Panamá han solicitado que en lugar de arreglos florales, donen dinero para mejorar la señalización en las calles.
"Queremos que la gente siga pedaleando sin miedo, pero con cuidado. Que esto no vuelva a ocurrir”, afirma Lianna.
$20 mil a cambio de información sobre sospechoso
La Policía Nacional ofrece una recompensa de $20 mil a las personas que brinden información sobre el paradero de Enrique Jaén Cherigo, quien había alquilado el Kia Blanco que atropelló a Mónica Licona, y se presume era el conductor al momento del accidente.
Jaén Cherigo laboró como trabajador manual en el Ministerio de Obras Públicas entre octubre de 2013 y febrero de 2014.
El domingo por la mañana, una mujer en un taxi se acercó al Kia Blanco y extrajo unas cajas. Según el ministro de Seguridad, Rodolfo Aguilera, estas dos personas (la mujer y el taxista) fueron detenidas y están bajo interrogatorios por las autoridades correspondientes.