Ser reina en Panamá

Ser reina en Panamá


La intención de Ana Endara Mislov con su documental Reinas es que el espectador “acepte la invitación y se deje guiar por una colección de viñetas armadas a modo de collage, con algunos momentos intensos, otros confusos, como los que se viven en un reinado. Ojalá se impresione con algunos y que se quede con ellos, igual que con las postales de un viaje”.

Luego de estar en el Festival de Cine de Panamá, lo que le da nervios y emoción al mismo tiempo es que “ahora se viene todo el proceso de aplicación a festivales. También me encantaría ver Reinas en la televisión local”, dice en exclusiva para este diario.

-¿Qué tiempo requeriste para hacer posible este documental?

En 2008 comenzamos a desarrollar la idea y la búsqueda de fondos. El rodaje se realizó entre septiembre de 2011 y febrero de 2012. La edición tomó 6 meses, hasta llegar al corte final. Luego vino el trabajo de diseño de sonido, color y una animación inicial armada con collage por Pilar Moreno, que va a situar al espectador en Panamá y a darle algunas herramientas clave para que interprete el resto del documental.

-¿El fenómeno de las reinas es más intenso en Panamá que en otras partes?

Tengo la intuición de que en Panamá son más intensos. Muchas veces me preguntan si estamos haciendo una película sobre reinas de belleza, yo creo que los reinados aquí pasan por otro lado. La belleza juega un papel, pero no es el definitivo. Por ejemplo, el dinero que puedas invertir en un reinado muchas veces es más decisivo que la belleza o que la simpatía que tengas. Además, tienen una estética propia, particular y panameña, que los aleja de los concursos de belleza.

-¿Te agradan los Carnavales?

Me cuentan mis padres que de pequeña me llevaron al de Las Tablas; yo no lo recuerdo. Pero con los que me hice filmando Reinas creo que llené mi cuota.

-¿Cuáles fueron las primeras escenas rodadas y cuáles fueron las últimas?

Lo primero que rodamos fue el reinado en el supermercado y el de la escuela Naciones Unidas en La Chorrera. Filmábamos a la vez que llevábamos adelante la campaña para recaudar fondos en Kickstarter. Simbólicamente, las últimas rodadas fueron las del topón en Las Tablas, amaneciendo Miércoles de Ceniza. Muchas veces es difícil saber cuándo parar. Lo que vivimos esa madrugada fue lo suficientemente intenso como para darnos la sensación de final a todo el equipo.

¿Quedó algo por fuera?

Hace unas semanas vi una noticia sobre unos reinados celebrados por la Policía Nacional. Y pensé “qué lástima... me los perdí”. Halas y halas y salen más historias.

-¿Cómo lograste ganar la confianza de las fuentes?

Me gusta hablar con la gente. Yo les contaba lo que quería hacer; una película sobre el fenómeno de los reinados en nuestro país, y les pedía que me dejaran asomarme a su día a día. Hemos tenido la suerte de encontrarnos con personajes muy pacientes y colaboradores.

-¿Cómo te enteraste del reinado entre personas de la tercera edad y los de la escuela primaria?

En el Hogar Bolívar habíamos trabajado en la etapa de investigación y cuando estábamos filmando el documental decidimos volver. Pilar Moreno, productora de Reinas, hizo la investigación y encontró la escuela en La Chorrera.

-¿Cuán complicado fue obtener los fondos necesarios para hacer el proyecto?

La campaña de Kickstarter involucró mucho trabajo, pero mereció la pena, porque además de los fondos logrados –una base importante del financiamiento–, creamos expectativa y un potencial público, el cual me dio un gran impulso para hacer la película. Además de los 236 backers que tenemos a través de Kickstarter; Reinas fue premiado con un fondo para producción de Cinergia (Fondo de fomento al audiovisual de Centroamérica y El Caribe) y recibió apoyo de la Fundación TEOR/ética de Costa Rica y de la Comisión Nacional de Cine de Panamá, para su finalización.

¿Para qué sirve ser reina en Panamá?

El fenómeno está tan inmerso en nuestra vida cotidiana, en nuestro folclore, que no nos lo cuestionamos. Miles de personas participan de estas actividades, algunas veces con esmero para mantener una tradición, algunas veces de manera más automática. Se dice que ser reina es el sueño de toda panameña; mi opinión es que nos educan en este sueño. Una reina mueve dinero, mueve masas, una reina da la excusa para la fiesta. Pero si ser reina es todo lo que está en el panorama de las niñas y mujeres panameñas, entonces hay un problema. Esa no puede ser la única opción, el sueño oficial.

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