Abren un nuevo refugio para anfibios en Gamboa

Abren un nuevo refugio para anfibios en Gamboa


En el poblado de Gamboa hay un nuevo refugio para los anfibios en peligro de extinción, en un área aproximada de 400m2. Con un costo por el orden del 1.2 millón de dólares, el centro cuenta con un laboratorio, área de cuarentena y oficinas.

En Panamá hay más de 200 especies de ranas, salamandras y cecilias, pero se considera que un tercio de las especies de anfibios en el país está amenazado o en peligro de extinción, debido a un hongo que en las dos últimas décadas se ha extendido por América Latina y el Caribe y ha diezmado sus poblaciones, algunas incluso han desaparecido.

Para intentar frenar esta pérdida de biodiversidad, los científicos en el mundo están estableciendo poblaciones en cautiverio de las especies de anfibios más vulnerables, mientras se hacen estudios para tratar de salvarlas de la extinción. Se cree que 122 especies de anfibios se han extinguido en el mundo desde 1980. El objetivo del nuevo centro en Gamboa es capturar ranas silvestres para reproducirlas y, eventualmente, liberar algunas para repoblar zonas donde ya no estén.

ANTECEDENTES

Por el año 2005 nació el Centro de Conservación de Anfibios de El Valle (EVACC, por sus siglas en inglés). En 2009 comenzó el Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá (PARC) en el Parque Municipal Summit, que se mudó a Gamboa por asuntos de expansión.

El nuevo refugio fue inaugurado por científicos del Instituto de Biología de la Conservación del Smithsonian (SCBI) y del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), que colaboran en el proyecto PARC, que dirige el investigador Roberto Ibáñez, de Stri. Cinco personas trabajan con las ranas en el centro, además de Ibáñez. También hay un programa de voluntarios. (Los interesados pueden buscar información en el sitio www.amphibian rescue.org).

Ibáñez explica que se han habilitado siete contenedores para mantener y criar ranas. Por el momento se están usando dos para la cría de alimentos (grillos, moscas de la fruta, colémbolas). Los contenedores están bajo techo y unidos con el edificio, esto facilitará el trabajo cuando llueva. Las instalaciones estarán conectadas a la red de cómputo del Stri.

Los científicos recolectan individuos “fundadores” para establecer colonias. Por ahora los hay de cuatro especies, pero se aspira a tener colonias de siete, las cuales se van a reproducir para tener poblaciones estables de 400 o 500 individuos por cada especie. Por su naturaleza, el centro de anfibios de Gamboa no está abierto al público, pero hay una pequeña exhibición donde los visitantes podrán ver lo que se hace, y hay un contenedor que tiene una ventana donde se pueden ver las ranas.

ESTUDIOS

La investigación es una parte fundamental del centro de anfibios en Gamboa. No solo para lograr la reproducción de las ranas con éxito, sino también para tratar de buscar alguna cura contra el hongo quítrido.

Se han estado haciendo estudios sobre el potencial de las bacterias de la piel de las ranas para inhibir el crecimiento del hongo. Una colaboradora de Virginia Tech y sus estudiantes están investigando ese tema, primero para determinar las especies de bacterias que hay en la piel de ranas panameñas y luego para ver si algunas inhiben el hongo.

También, explica el doctor Ibáñez, se han hecho algunos experimentos con bacterias en la rana dorada (en Gamboa no hay de esta especie), pero no han resultado, pues el hongo no es inhibido, aunque sí se ha visto que aquellos individuos que sobreviven tienen cierta composición de bacterias características en su piel. “Es un inicio para entender mejor sobre qué grupos de bacterias pudiesen ayudar a una rana dorada a sobrevivir al hongo, pero todavía falta mucha investigación”.

Otro estudio en el que trabaja una estudiante panameña en Estados Unidos se enfoca en la criopreservación de gametos para poder reproducir a las ranas.

Un logro reciente fue que se pudo criar por primera vez en cautiverio una especie de ranita venenosa (A. geminisae), que fue descubierta y descrita por primera vez en Panamá en 2014.

“Queremos hacer las liberaciones de individuos al ambiente, pero antes las investigaciones deben seguir para ver si de alguna manera podemos darles alguna ventaja a las ranas, para que puedan subsistir ante la presencia del hongo. Para eso son los estudios con las bacterias. Vamos a tratar de inmunizar a individuos. Paralelamente a esto, tenemos que ir aumentando la población para tener un excedente que se pueda liberar, en un sitio apropiado y protegido”.

También habrá que darles seguimiento y estudiar esas especies para saber si se están reproduciendo, si aumenta la enfermedad en los individuos liberados o en otras especies del área.

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