Beneficios de los niños en la cocina

Beneficios de los niños en la cocina


La cocina pareciera ser un campo minado para los pequeños, aunque es un espacio propicio a la exploración y el descubrimiento, los adultos a lo mejor están aterrados en los cuchillos y el fuego como potenciales peligros.Es quizás ese mismo temor el que ha distanciado a los más pequeños de conocer cómo se prepara lo que se llevan a la boca todos los días en el desayuno, el almuerzo o la cena.Como no saben de dónde han salido esos alimentos puestos en su plato, pueden crear especial resistencia a comerlos.Expertos coinciden en que hacer partícipes a los chicos de actividades sencillas en la preparación de la comida (dependiendo de su edad) podría cambiar su percepción de negatividad hacia la ingesta.

Los niños se entusiasman al preparar sus alimentos, le toman interés a la cocina y por ende, comen mejor".


Eufemia ‘Chemy’ Taylor
Chef-magíster de la Universidad del arte Ganexa.

La cocina para pequeños ha vivido un boom en los últimos años, con el afloramiento de programas televisivos de competencias en arte culinario ideadas para quienes apenas aprenden el abecedario. Estos shows en la pantalla chica han logrado internarse en el consciente de los adultos hasta darles la oportunidad a los párvulos de meter sus manitos en la masa.

Esta apertura ha dejado también el camino libre a los chefs, quienes permiten convertir sus cocinas en laboratorios para infantes interesados en aprender conceptos básicos de la sazón. Desde este punto de vista lo percibe, la chef Federica González, encargada de los cursos para niños en el Atelier Madrigal en Costa del Este.

“Los niños son como esponjas. Ellos tienen la capacidad de asimilar información y aprendizajes con mucha facilidad”, afirma la chef y añade que “además de esto las experiencias que tiene una persona durante la niñez, influyen en el comportamiento y las decisiones vocacionales que pueden tomar en un futuro”.

Con este planteamiento coincide un estudio de 2014, realizado por la Universidad de Minnesota (Estados Unidos), que arrojó que los niños involucrados en la cocina son propensos a ingerir comidas más saludables.



Para González no hay edad en que los niños no puedan meter sus narices en la cocina, pero advierte la necesidad de “una adecuada supervisión adulta”. Se pone de ejemplo a sí misma, cuyos recuerdos de infancia los atribuye a cuando ayudaba a su madre en la preparación de los postres.

El psicólogo Ezequiel Meilij indica que la actividad culinaria en los pequeños va más allá de la buena alimentación y enumera más ventajas. “Les ayuda a construir sus habilidades motoras y cognitivas, aumenta su autoestima y confianza en sí mismos, les hace sentirse capaces y orgullosos de sus logros, les enseña a ser responsables, les ayuda en desarrollar habilidades matemáticas (hay que saber medir los ingredientes y las porciones), ayuda también a socializar y especialmente a cuidarse, una capacidad que les será invaluable en la etapa adulta”.

Insiste en que si los padres intervienen en la cocina con sus hijos, estos lo verán como “un juego o algo divertido”, entonces “es más probable que coman más y sanamente”.

Cuestión de hábitos

La preparación en el hogar de los alimentos supone la abolición de comidas prefabricadas, cuya saturación de azúcares es dañina para el organismo.

La nutricionista-dietista Mabel Rivera plantea que mediante “el juego culinario” el niño puede desarrollar el gusto por una dieta rica en verduras, vegetales y frutas. “Un niño que es desintoxicado de azúcares refinados y grasas saturadas se siente más ágil y dinámico para realizar diversas actividades”, concluye la experta.

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