Marcos Poler: el médico istmeño que participó en el primer trasplante de corazón de Venezuela

Marcos Poler: el médico istmeño que participó en el primer trasplante de corazón de Venezuela


Para el doctor istmeño Marcos Poler, donar órganos es un acto de fe. Se trata de una acción generosa que encuentra su esencia en dar salud y ofrecer una segunda oportunidad de vida.

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Es ayudar. Un término que desde pequeño vio plasmado en la carrera médica de su hermano mayor y que lo alentó a encaminarse por la senda de la medicina.

El 5 de octubre de 1987, este cirujano cardiotoráxico y vascular periférico se encontraba en el culmen de su profesión médica.

En el hospital Doctor Miguel Pérez Carreño en Caracas (Venezuela), se realizaba el primer trasplante de corazón. Un grupo de seis especialistas formaba parte del equipo médico que esa noche logró completar con éxito la intervención en el paciente Víctor Bejarano, de 55 años, quien padecía de una miocardiopatía dilatada.

Poler participó en aquella cirugía encabezada por el médico venezolano Manuel Penso, en donde participaron otros especialistas.Desde entonces, Poler mira estos procedimientos, quizás con esa misma certeza que tenía el griego Aristóteles cuando afirmaba que “la naturaleza no hace nada en vano”.

DE PANAMÁ A VENEZUELA

Marcos Poler nació en Panamá. Sus primeros estudios médicos los culminó en la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, Colombia, en 1974.Al terminar el año rural o servicio social obligatorio, optó por trasladarse a Inglaterra, entusiasmado por el renombre de ese país en los anales de la medicina europea.

Poler asegura que su arribo a Inglaterra, en 1975, no fue fácil, pues no dominaba el idioma inglés. Así es que optó por la ciudad universitaria de Cambridge como primera parada, para aprender el idioma.

En su estadía por Inglaterra, Poler se especializó en cirugía cardiotoráxica y vascular periférica y hasta 1979 laboró en instituciones como The London Hospital Medical School, Saint Mary’s Hospital, The Middlesex Hospital, The London Chest Hospital y Killingbeck Hospital.

Tras la experiencia inglesa, decidió trasladarse a Estados Unidos, en donde laboró hasta 1982 en St. Vincent Hospital, en Portland; en el Charity Hospital, en Nueva Orleans, y en el St. Luke’s Medical Center de Milwaukee, conocido en ese entonces por sus continuos trasplantes de corazón. “Hacían de cuatro a cinco, cada semana”, según el cirujano.

Ese mismo año, Poler decidió establecerse en Caracas, donde se encontraba radicada su familia.

En ese país suramericano laboró primero en el Hospital de Niños J.M. de los Ríos y luego, en el Hospital Doctor Miguel Pérez Carreño, como cirujano cardiovascular y de trasplante.

En Venezuela, Poler tuvo oportunidad de conocer a Christiaan Barnard, quien realizó el primer trasplante de corazón humano en Sudáfrica, en 1967.

No obstante, su participación en el primer trasplante de corazón en Venezuela, figura como una de sus experiencias más valiosas.

DONAR COMO CULTURA

Un trasplante de corazón se realiza sobre pacientes que padecen de insuficiencia cardiaca o cardiopatía isquémica. El deterioro del órgano y, por consiguiente, de la calidad de salud del paciente se afecta.

Poler explica que el procedimiento toma poco tiempo, “de 35 a 40 minutos”, siendo lo más difícil preparar toda la infraestructura para la intervención.

Para el cirujano, se trata de un procedimiento que atañe a todo un equipo médico y que conlleva una responsabilidad muy grande.

“Un trasplante busca mejorar la calidad del vida del paciente”, asegura el médico, quien explica que se trata de darle una nueva oportunidad al individuo, de incorporarlo nuevamente a la sociedad, al trabajo y al ejercicio. “Es un nuevo proyecto de vida”, agrega.

Sin embargo, en América Latina la cultura de donación de órganos es, quizás, uno de los obstáculos más grandes en estos procesos, opina.

“Nos hace falta más sensibilidad”, afirma el galeno con la certeza de que es necesario realizar más campañas para sensibilizar a las personas sobre la utilidad de sus órganos.

“Se trata de dar vida”, dice Poler, quien remarca la necesidad de que se haga cumplir la ley de donación de órganos.

En Panamá, la Ley 3 del 8 de febrero de 2010 regula las actividades que incluyen donación de los componentes anatómicos.

Igualmente, la Organización Panameña de Trasplante (OPT) regula el Registro Nacional de Donantes, en donde los interesados en donar órganos pueden inscribirse.

En 2015, la OPT lanzó un nuevo portal web, desde donde los interesados en donar órganos pueden inscribirse vía internet.

Sin embargo, las tasas de donantes aún son muy bajas.

Un artículo publicado por este medio en noviembre de 2015, asegura que para la fecha se contaba con unos 500 donantes inscritos, que aún distan de satisfacer la demanda de donaciones que precisa el país.

Opina el cirujano que tanto Panamá como el resto de la región, precisan de mayor sensibilidad sobre el tema de la donación de órganos.



NUEVA VIDA, NUEVOS HÁBITOS

Tras participar en 14 trasplantes en Venezuela, en 2013 Poler retornó a su natal Panamá, donde continúa su labor médica desde los hospitales Punta Pacífica y Santo Tomás.

La noticia del primer trasplante de corazón en Panamá representa para el galeno la oportunidad para poner en sobremesa la importancia que ha cobrado el campo científico nacional.

“Demuestra mucho la calidad de médicos que tiene el país y de la calidad de trabajo en equipo con la que cuenta el istmo”, dice.

Igualmente, resulta un hito importante que, a su vez, ayuda a destacar la necesidad de mejores prácticas saludables entre los ciudadanos, agrega.

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo, siendo los países de ingresos bajos y medios, los que contabilizan más de tres cuartas partes de las defunciones.

Por su parte, el informe Logros y Desafíos en la Prevención y Control de Enfermedades No Transmisibles, publicado por el Ministerio de Salud en 2014, revela que cerca del 50% de los decesos en el país son causados por enfermedades no transmisibles, siendo las afecciones cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes tipo 2, los padecimientos de mayor registro.

En ese sentido, para Poler es vital que se asuman hábitos encaminados a la prevención y la buena salud.

“Nuestra cultura de dieta debe mejorar”, agrega el médico, quien asegura la necesidad de invertir más en prevención y en buenos hábitos de salud.

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