Los presidentes de Panamá y Costa Rica, Juan Carlos Varela y Luis Guillermo Solís, respectivamente, se reunirán para evaluar el tema de la crisis migratoria que afrontan ambos países.
Manuel Domínguez, secretario de Comunicación del Estado, informó que el encuentro se tiene previsto realizar entre el 15 y 20 de septiembre, en un área de la provincia de Chiriquí que estaría por definirse.
No obstante, en declaraciones anteriores Varela había planteado la posibilidad de que fuera en la zona de Boquete.
Según Domínguez, la reunión tendría como fin buscar soluciones a la situación actual que se reporta con la migración de cubanos, haitianos y africanos, la cual se ha acentuado durante los últimos meses en la región.
Panamá, junto a otros ochos países de América Latina, ha solicitado un encuentro de alto nivel con representantes del Gobierno de Estados Unidos (EU) para examinar la política migratoria de ese país. Sin embargo, hasta el momento no se ha recibido una respuesta, informaron fuentes de la Cancillería panameña. Mientras eso sucede, la llegada de migrantes ilegales al país no se ha detenido durante todo el año y se estima que semanalmente llegan a la provincia de Darién, provenientes de Colombia, entre 150 y 300 de estas personas.
Colombia había anunciado deportaciones masivas de migrantes, pero solo se ha reportado el caso de 13.
Javier Carrillo, director del Servicio Nacional de Migración, dijo que actualmente en esa región del país hay cerca de 3 mil indocumentados. Aportó que a todos se les está brindando la asistencia humanitaria debida.
Allí se les toman datos generales, como el nombre y la edad. Además se captan las huellas dactilares.
El funcionario reiteró que los migrantes están entrando “ilegalmente” porque no tienen documentos de viaje, lo que los obliga a abandonar el país en un término de 72 horas, o de lo contrario, se da inicio a los trámites para su deportación.
SITUACIÓN EN CÁRITAS
Por otro lado, en la ciudad capital, la Iglesia católica, a través de la Pastoral Social Cáritas de Panamá, ha dispuesto de otros cinco albergues en los que brinda asistencia a unas 400 personas.
De hecho, uno de ellos está ubicado en las instalaciones de la iglesia Santa Ana.
El sacerdote de la parroquia, Luis Núñez, explicó que en ese recinto ofrecen asistencia a unas 120 personas, entre adultos y niños.
“Ninguno se quiere quedar en el país. Solo están en espera de que el Gobierno de Panamá logre un acuerdo con los países de la región de tal forma que se les permita el paso y poder llegar a Estados Unidos”, dijo Núñez.
Damaris Ávila, cubana de 40 años y quien lleva 14 días refugiada en la iglesia de Santa Ana, cuenta que salió de Cuba en junio de 2015 con destino a Quito, en Ecuador. En ese país vivió casi un año, sin embargo asegura que “la xenofobia” y la falta de oportunidades laborales le obligaron a salir de allí y establecerse una nueva hoja de ruta con su vista puesta en los Estados Unidos.
“Solo pedimos que nos traten humanamente y nos ayuden a llegar a Norteamérica”, subrayó Ávila.
REALIDAD EN CHIRIQUÍ
Por otra parte, cerca de 20 cubanos permanecen en la frontera de Panamá con Costa Rica con la esperanza de que ese país les abra sus fronteras para seguir su paso hacia Estados Unidos.
Sietnel Candanedo, de la Pastoral Cáritas de Chiriquí, dijo que hasta el momento se les ha ofrecido ayuda a más de 100 cubanos, los cuales, han sido trasladados a Cáritas de Panamá, porque no tienen dinero.
Indica que Cáritas Panamá, Cáritas de Chiriquí, así como algunos colegios y la población en general les tratan de brindar la ayuda humanitaria que está en sus manos.
Menciona que algunos cubanos han cruzado la frontera por su propia cuenta o con coyotes, pero otros no se toman el riesgo.
Mientras, Costa Rica no ha bajado la guardia y sus agentes policiales permanecen en la frontera evitando que puedan cruzar tanto cubanos como africanos.