Joe Biden y el crepúsculo de los héroes

Joe Biden y el crepúsculo de los héroes
El presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden. EFE


El sorpresivo anuncio del pasado domingo 21 de julio, por el cual el actual presidente de los Estados Unidos Joseph Biden, de 81 años de edad, comunicó al mundo su decisión de abandonar su candidatura para reelegirse como presidente, fue una acción dramática que enmarca el inicio del capítulo final de la vida política de Biden.

El 46° presidente de los Estados Unidos nació el 20 de noviembre de 1942, en un hogar católico en la comunidad de Scranton, Pensilvania. Biden es el primero de cuatro hijos que tuvo la pareja conformada por sus padres quienes vivieron en apretadas condiciones económicas. Para complicar más su situación personal, Biden estuvo afectado durante su infancia de tartamudez, lo que le valió burlas y mucho acoso escolar.

Como pudo terminó sus estudios y alcanzó el grado de abogado por lo que formó un hogar con Neilia Hunter con quien tuvo sus primeros tres hijos, Joseph III, Hunter y Naomi. Biden era concejal de un municipio en el estado de Delaware, cuando cobró fama por su oposición a la guerra de Vietnam. A los 29 años se postuló al cargo de senador y sorpresivamente lo ganó, pero la celebración se convirtió en tragedia cuando su esposa y sus tres hijos iban en un auto que fue embestido por un vehículo conducido por un borracho. La esposa de Biden y su hija murieron y sus dos hijos varones estuvieron hospitalizados por varios meses, por lo que Biden se juramentó como senador en la sala del hospital en la que estaban sus hijos.

Un nuevo comienzo

En 1977, Biden se casó con Jill Tracy Jacobs, actual primera dama, profesora en Inglés, con quien tuvo una hija, Ashley. Ese mismo año Biden fue uno de los senadores que votó a favor de los Tratados del Canal de Panamá Torrijos Carter y en las siguientes elecciones, las de 1978, sobrevivió al descontento popular contra esa votación. En 1987 anunció su intención de correr a la presidencia de los Estados Unidos, pero en febrero de 1988, a semanas de que se iniciaran las primarias, fue hospitalizado por dos aneurismas cerebrales. Biden no volvería a correr para la presidencia hasta el año 2008, cuando se retiró después de un mediocre resultado en los cabildos de Iowa, pero fue seleccionado como candidato a la vicepresidencia por el senador Barack Obama. Esta nómina resultó la ganadora en esas elecciones, por lo que terminó la carrera senatorial de 36 años de Biden.

Durante su periodo como vicepresidente de los Estados Unidos, Biden debió enfrentar nuevas crisis familiares. Su hijo mayor Joseph, cuyo sobrenombre era (Beau), desarrolló un terrible cáncer cerebral, mientras su otro hijo Hunter, se perdía en la adicción a la cocaína. El tratamiento médico de Beau fue tan costoso que la familia no podía con el gasto. Biden pidió préstamos e hipotecó su casa, pero esto no alcanzaba para cubrir los gastos de los tratamientos. Cuando el entonces presidente Barack Obama se enteró de esta situación, le facilitó el dinero a Biden para recuperar su casa y para pagar los tratamientos que su hijo necesitaba. Beau Biden murió en el año 2015, por lo que su papá decidió no correr para la presidencia en el año 2016.

Durante lo que parecía el otoño de su vida como abuelo y exvicepresidente, Biden tomó nota de la polarización provocada por el que era el nuevo presidente Donald Trump. Una acción de Trump disparó el deseo de Biden de volver a la arena política. El 12 de agosto de 2017, una marcha del Ku Klux Klan y otros grupos racistas fue enfrentada por una protesta pacífica de jóvenes afroestadounidenses. Un automóvil conducido por un simpatizante de los grupos racistas embistió al grupo causando la muerte de una persona e hiriendo a otros 19 manifestantes. El presidente Trump condenó en principio la violencia del evento, pero reconoció que había “personas buenas en ambos lados”.

Una victoria

Para conformar la nómina presidencial de 2020, Biden sumó a su contrincante en las primarias y senadora por California Kamala Harris. La senadora Harris había hecho una carrera como una fiscal implacable, alcanzando a ser Procuradora General del estado de California, el más poblado de los Estados Unidos, y luego senadora por ese mismo estado. El domingo pasado, desde la casa que Obama le ayudó a salvar, Biden le entregó la antorcha a Harris para que continúe el principal objetivo del proyecto político del Partido Demócrata: evitar una segunda presidencia de Donald Trump.

El círculo cero de Biden y los altos dignatarios del Partido Demócrata lo sobreprotegieron para evitar que su deterioro físico y mental fueran demasiado evidentes. Biden es un ser extraordinario que se ha enfrentado a una trayectoria de vida sumamente difícil con carencias, traumas y pérdidas familiares extremadamente dolorosas y hasta a la ansiedad económica provocada por la enfermedad mortal de su hijo primogénito. Claro que todo esto y mucho más ha impactado su salud y su capacidad cognitiva. En contraste con Donald Trump, que nació y creció en un hogar lleno de lujos, con servidumbre doméstica a su servicio, resolviendo todos los problemas de su vida tirando dinero a manos llenas. No hay nada en común entre estos dos hombres, uno es un héroe dispuesto a sacrificarse por el bien de los demás y el otro es un megalómano que se alimenta del egoísmo y la codicia de una sociedad fracturada.

Kamala Harris, de 59 años, no es quizás la mejor opción, es la única opción que le queda al Partido Demócrata. Incluso si la nómina que ella va a encabezar perdiera las elecciones del 5 de noviembre de este año, muy posiblemente los márgenes de diferencia entre Trump y ella serán inferiores a los que se preveían iban a ser los de Biden. La exfiscal Kamala Harris tiene la oportunidad de salvar a senadores, congresistas, gobernadores, alcaldes, diputados estatales y cuanto cargo de elección popular tenga el Partido Demócrata. A Harris le toca completar la misión de Biden.


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