Hoy por hoy



El alcalde de la ciudad capital, José Luis Fábrega, ha tenido la oportunidad de hacer una diferencia o, en el peor de los casos, de dar seguimiento a los proyectos que valían la pena en el Municipio de Panamá. Pero decidió inventar una rueda cuadrada, lo que ha terminado en un desastre: su rueda ni rueda ni es redonda ni es cuadrada. Su gestión –con más dinero que ningún otro alcalde– ha sido rica, pero en proyectos disparatados, defendidos con argumentos aún más absurdos. La ciudad está plagada de problemas, pero él parece que ni los ve ni los siente. Ahora, la insensatez del Consejo Municipal le concede nuevamente un astronómico presupuesto, con aumento incluido, por lo que nos preguntamos –una vez más– en qué se gasta, porque está claro que tenemos –y más graves– los mismos problemas de siempre. Si no hay un golpe de timón para la ciudad de Panamá y sus habitantes, el período de Fábrega será un lustro perdido en su totalidad. Ni siquiera ha podido ejecutar completamente los pasados presupuestos, pero su rebaño de representantes lo premia dándole más dinero, quién sabe para qué fines, pero para nada bueno será. Es difícil elegir quién es más inepto, si el Concejo o el alcalde.