Santiago Paz: ‘En Panamá, la xenofobia es latente’

Santiago Paz: ‘En Panamá, la xenofobia es latente’


¿Qué es la xenofobia?

Perseguir a una persona solo por su origen o etnia.

¿Ve una xenofobia creciente o son solo el momento y ciertas unidades?

No es creciente, sino latente. Es cíclico: aparecen y desaparecen.

Tres frases con las que se detecta a un xenófobo.

Estereotiparlos. Determinada nacionalidad es mala, nos quitan los trabajos, son los responsables del aumento de la delincuencia, no pagan impuestos ni seguridad social…

¿Los migrantes nos quitan nuestro trabajo?

No. El que emplea escoge por lo que busca, no por la nacionalidad. Busca educación, experiencia, habilidades, no por la nacionalidad.

¿Qué le parece que haya tantas profesiones y ocupaciones limitadas para panameños?

Hay que respetar las leyes, pero estas deberían adaptarse a las realidades. ¿Qué hace una persona que necesita un médico que no hay acá, donde no pueden ejercer médicos extranjeros? Tiene que viajar. Y, ¿qué pasa? Automáticamente se convierte en migrante. Al final todos somos migrantes.

¿Con qué argumento convencería usted a un xenófobo de su error?

Con cifras, con hechos que describan los beneficios de estar en un entorno globalizado y los aportes que un migrante puede hacer a la sociedad.

¿Qué cifras?

Se cree que el migrante usa el país en el que está y todos sus ingresos los envía a su país. El migrante come, duerme, se viste, paga servicios públicos… contribuye a la sociedad. El año pasado salieron $800 millones en remesas, pero el país recibió más de $400 millones, así que no toda la plata se va.

Sigamos desgranando su respuesta. ¿Cuáles son los beneficios de estar en un entorno globalizado?

Para comerse una bandeja paisa no hay que ir a Colombia. Para ir a comprar productos chinos no hay que ir al otro lado del mundo. Es el acceso a los bienes y servicios que traen. Y además, activan la economía.

Las alarmas de un país cuando ya la xenofobia es un problema.

Cuando empiezan a verse incidentes de seguridad, como ataques a personas, u ofensas físicas o verbales. Los discursos de odio generan estigmas.

¿Ve una situación preocupante aquí en cuanto al discurso o estamos más preocupados de lo que deberíamos?

Tenemos que trabajar en la prevención de la xenofobia. No podemos ser reactivos. Habría que educar.

Sí, pero, ¿cómo lo hacemos en un país en el que el 75% de los niños viene de familias disfuncionales y en las escuelas los niños fracasan en las tres materias más importantes?

Tendría que hilarse con campañas de sensibilización y sobre los riesgos.

¿Qué hubiera pasado si la OIM hubiera lanzado ahora y no en diciembre, como lo hizo, la campaña de empatía ‘Somos lo mismo’?

Una herramienta de prevención se habría convertido en reactiva. No hubiera habido receptividad.

El exembajador holandés en Panamá Dirk Janssen decía que nosotros decidimos si queremos ver la migración como problema o bendición. Dos razones por las que debemos verla como bendición.

Es una realidad que hay que gestionar, y estudios demuestran que contribuye al desarrollo de las sociedades en diversidad, cultura y economía.

Y, ¿cuándo se vuelve un problema?

Cuando hay xenofobia, cuando se incurre en trata de personas, explotan laboralmente a los migrantes y cuando no es segura, ordenada y digna.

¿Ahora mismo es un problema?

Es una oportunidad. El tema está en la mesa y hay que abordarlo.

¿Qué diferencia a los migrantes de cada país?

La motivación que tiene cada migrante en salir, independientemente de su nacionalidad.

¿Qué caracteriza a los migrantes venezolanos, que hay tantos discursos dirigidos contra ellos?

El venezolano no sabía migrar, no tenía por qué salir: su país era de destino, era muy rico, crecían mucho. Solo salía para turismo, estudio, placer… Ahora le ha tocado hacerlo por fuerza, sin planificar muchas veces, y siempre quiere estar cerca de Venezuela. Y eso genera roces con los nacionales.

Usted lleva cinco años en Panamá. ¿Se ha sentido discriminado aquí?

Nunca. A mí me encanta la diversidad que se ve aquí. Musulmanes haciendo negocios con judíos, relaciones entre asiáticos y africanos… y es en todo el país. Esa es la riqueza de Panamá.

¿Qué no debe hacer un migrante?

Querer cambiar el contexto, la cultura o idiosincrasia del país que lo recibe.

Zulay Rodríguez habla de 1 millón de extranjeros y 146 mil refugiados. ¿Eso coincide con sus cifras?

De acuerdo con las cifras oficiales, son 422 mil migrantes. Ahí están incluidos los refugiados... son poco más de 2 mil.

El problema de la migración aquí.

Que no se ha abordado de una manera integral. Aquí están los ngäbe, que cruzan la frontera a trabajar en cosechas y vuelven. Esos son los migrantes de origen. Luego está el tránsito, que son los flujos de haitianos, cubanos, asiáticos y africanos. Y están los de destino, que son los que se quedan.

Y nuestro mayor problema está en…

Todo. Si no apoyamos a los ngäbe, los explotan. A los de tránsito por convenciones debemos protegerles sus derechos, y a los de destino integrarlos para favorecerlos a ellos y a la sociedad.

El pacto mundial sobre migración que Panamá firmó dice, entre otras cosas, que la retención debe ser el último recurso. Aquí los albergues están llenos. ¿Se cumple este acuerdo?

Panamá no asumió compromisos adicionales con ese acuerdo, solo fueron recomendaciones adicionales.

¿Y las cumple?

Salud, alojamiento y alimentación.

¿Y cuáles no cumple?

En que se tomen medidas alternas a la retención.

La OIM es ‘aliado estratégico del Gobierno para proteger los derechos de los migrantes’. ¿Y Darién?

El Gobierno hace el mejor esfuerzo.

Es vergonzoso. Ni seguro, ni digno ni ordenado, como dice usted que debería ser...

Hay que seguir trabajando…

¿En qué casos la OIM apoya las deportaciones?

En ninguno. Solo apoyamos los retornos voluntarios.

El riesgo de deportar a un foráneo si habla mal de un nacional es...

La imagen del país puede verse afectada y además, si dicen: “si no cargo la cédula me deportan”, afecta el turismo. Y la discrecionalidad y subjetividad. Además, puede generar desunificación familiar. Deportan a uno, queda el resto aquí. Otro riesgo: todo lo que construyeron queda de lado.

¿Qué país deporta extranjeros por hablar mal del nacional?

Bajo mi radar, ninguno.

¿Eso viola los derechos humanos?

Sí.

¿Y qué le parece la idea de tener una policía migratoria?

Tendría que facilitarles las cosas a los migrantes, no perseguirlos.

¿Qué pasaría si se fueran todos los irregulares?

No lo promuevo, pero eso generaría serios impactos en la economía.

Tres países que manejan bien sus migraciones.

Alemania, Costa Rica y Argentina.

Donde Estados Unidos cierre sus fronteras y sigamos pasando migrantes, esto se va a complicar. ¿La solución debe ser regional o cada país debe hacerlo solo?

Regional, sin duda. Y no solo a nivel de Centroamérica sino multilateral.

¿Por qué la migración incomoda a los Gobiernos?

Incomoda solo a los que tienen un discurso xenófobo o nacionalista para desviar atención de problemas importantes, o cuando el flujo sobrepasa la capacidad que tienen para afrontarlo.

En un país de 4.5 millones de personas, ¿cuánto es muchos migrantes? ¿Eso se calcula así?

No. Pero no es mucho o poco. Eso depende de lo que necesita el país y de sus prioridades. Si Panamá quiere seguir creciendo, debe pensar: ¿hay suficiente en sector servicios? Si sí, perfecto. Si no, traigan más migrantes para cubrir eso. ¿Necesitan guías para despegar el turismo, y que hablen distintos idiomas? ¿Los tienen ya? Se prevé que en unos años la población va a vivir más tiempo. Las nuevas generaciones van a mantener a los pensionados. Con los que viven aquí, ¿va a ser suficiente? Si sí, perfecto. Si no, hay que cubrir esa brecha. Y así con todo: ¿ya son fuertes o quieren seguir creciendo?

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