Mosquitos y la migración asistida por humanos



El mosquito Aedes albopictus, al igual que el Aedes aegypti, es vector del dengue, pero también del virus de chikungunya, que causa fiebre, dolores articulares y fatiga, entre otros síntomas. Conocer más sobre la ecología de ambas especies y cómo interactúan entre sí es relevante para la salud pública.

En su edición del 8 de enero de 2015, el journal científico PLoS Neglected Tropical Diseases publicó el trabajo Geographic Expansion of the Invasive Mosquito Aedes albopictus across Panama - Implications for Control of Dengue and Chikungunya Viruses, realizado en Panamá por los investigadores Matthew Miller, del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, y José Loaiza, del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat), que detalla la expansión temporal del Aedes albopictus y, mediante modelos matemáticos, determina factores asociados con su expansión.

El doctor Loaiza explica que hay evidencia de que el Aedes albopictus, originario de Asia, ha invadido el 40% del planeta vía marítima. Pone sus huevos en recipientes secos y estos soportan la desecación por muchos meses e incluso años. Cuando son transportados por el ser humano, al momento de entrar en contacto con el agua, sus larvas emergen.

“Utilizamos información geográfica de los sitios donde se ha colectado el mosquito tigre desde su invasión en el país en 2002 (en Juan Díaz). El Ministerio de Salud desde entonces ha mantenido el récord de donde se ha encontrado. Con esos datos hicimos modelos predictivos que nos permiten incluir variables como densidad poblacional, las principales vías, carreteras y factores climáticos, que son determinantes en los patrones de vuelo de los mosquitos”.

Los investigadores encontraron que las carreteras están asociadas al desplazamiento de los mosquitos desde Juan Díaz a lo largo del país, a excepción de Bocas del Toro y Azuero.

Según Loaiza, los establecimientos dedicados a la compra y venta de llantas usadas favorecen la distribución de estos mosquitos, los cuales ponen sus huevos en las llantas secas y al entrar en contacto con agua emergen en otros sitios, colonizando nuevas áreas. Este argumento se había propuesto ya en Estados Unidos, pero no había información al respecto en los trópicos.

Además, el estudio expone que datos de Europa sugieren que si bien el transporte pasivo de larvas se da en objetos que acumulan agua, como las llantas usadas, los adultos pueden ser llevados en el interior de carros y camiones.

En ese sentido, los autores proponen usar los puestos de vigilancia del programa del gusano barrenador, que ya existen en algunas áreas del país, y tratar de crear una norma legal para que los vehículos que transportan llantas usadas sean revisados de alguna forma o fumigados.

Otro aspecto importante es ¿cómo compiten ambas especies? El Aedes aegypti se ha adaptado a vivir cerca de los humanos, se encuentra hasta en clósets y baños de las casas, usa el agua que se acumula y prefiere alimentarse de la sangre humana. En cambio, el Aedes albopictus prefiere estar un poco más afuera de las casas, en las plantas, huecos de árboles, y se cree que tiende a alimentarse más de sangre de animales domésticos, por lo que se piensa que es un vector menos eficiente para el dengue, pero en ausencia del Aedes aegypti podría ocupar su espacio.

“Panamá puede ser un laboratorio para estudiar cómo estas dos especies actúan y compiten entre ellas, porque a veces ponen los huevos en el mismo lugar. Se ha visto que el Aedes albopictus es más fuerte en lugares húmedos y el Aedes aegypti ecológicamente es más fuerte en áreas secas”.

Para Loaiza, se deben tomar medidas para atacar a ambas especies, porque eliminando una no se va a resolver el problema del chikungunya y el dengue a largo plazo. “Es muy probable que por la naturaleza de Panamá como país de tránsito, estos mosquitos continúen repoblando. La tecnología del mosquito transgénico para controlar poblaciones silvestres ha sido efectiva en islas, pero en Panamá puede ser más complicado”. Y añade que se deben tomar en cuenta los patrones de migración asistida por las actividades humanas que permiten que los mosquitos repoblen áreas que ya han sido tratadas.

“En el futuro haremos estudios de genética poblacional. Queremos comprobar si el Aedes aegypti, que es una especie muy similar al mosquito tigre, se mueve de la misma forma a lo largo del país”.

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