El arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, recibió con “esperanza” la decisión del sistema judicial de reabrir la investigación por la desaparición del sacerdote Héctor Gallego, ocurrido en 1971, tras ser detenido por miembros de la Guardia Nacional en Santa Fe, provincia de Veraguas.
Indicó que esta decisión representa una oportunidad para reafirmar el compromiso con la verdad, la justicia y la memoria histórica.
Ulloa sostuvo que la localización de los restos del cura permitirá avanzar en su proceso de beatificación. “Los documentos para su beatificación ya reposan en el Vaticano, pero su desaparición forzada ha impedido que se le reconozca formalmente como testigo de la fe”, añadió el arzobispo.
Insistió en que con la reapertura de este caso se abre una oportunidad para combatir la impunidad y garantizar que los crímenes de lesa humanidad no queden en el olvido. “Este proceso representa una deuda de la justicia con su memoria y con todas las víctimas de desaparición forzada”, sostuvo.
Dijo que la Iglesia no ha parado de buscar a Gallego y aseguró que el sacerdote representa un símbolo de resistencia, justicia social y amor al prójimo.
El Ministerio Público informó que la Fiscalía Regional de Veraguas dispuso la reapertura de la investigación tras la decisión del Tribunal Superior del Segundo Distrito Judicial, que acogió la solicitud de la CIDH.
En un juicio realizado el 26 de octubre de 1993, un jurado de conciencia condenó a los militares Melbourne Walker, Eugenio Magallón y Nivaldo Madriñán por el secuestro y asesinato de Gallego, cuyo cuerpo nunca fue recuperado.
En 1999, se solicitó la revisión de unos restos humanos encontrados en el antiguo Cuartel de Los Pumas de Tocumen, ante la posibilidad de que fueran los del sacerdote.